Capitulo Ocho.

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El siguió pintándome, se hizo de noche e hizo una fogata para mantenernos calientes, aunque el ambiente entre nosotros ya lo estaba.

—¿Y a que hora regresamos?—pregunte viendo las estrellas en el cielo, la luna se veía a la mitad.

—¿Quieres regresar? Planeaba quedarnos a ver el amanecer, traje un colchón inflable. —dijo el y lo mire.

—¿Lo dices en serio? ¿Pero no será raro? Dormir sin carpa...

—Tranquila, es propiedad privada nadie entrará. —dijo el y lo mire confundida— Es una propiedad de mi padre.

—Está bien, será divertido. —dije emocionada. Mi celular estaba quedándose sin batería así que decidí apagarlo.

—Puedes conectarlo en el auto. —dijo el y asentí.

Busque en el baúl el colchón inflable y vi algunas cosas cubiertas con tela. Decidí no husmear, no quería arruinar nada.

Recordé un hechizo que me enseñó Nix de aire y lo inflé en cuestión de un minuto. Pierre me miró con sorpresa.

—Ah si, puedo manipular las cuatro naturalezas. —le dije y el sonrió.

—Digno de ti. —habló mientras guardaba sus pinturas y se quitaba el delantal. Su cabello estaba algo desordenado.

Junte las cosas de la manta y las fui guardando en las cajas que vinieron. Me recosté en el colchón y sacudí la manta para usarla y taparme, estaba algo fría la noche.

El guardo el Atril en el baúl y el cuadro lo dejo en el asiento trasero.

Se recostó a mi lado.

—¿Estás cómoda o quieres que regresemos?

—Estoy cómoda, o te preocupes es un buen plan, solo que debiste mencionarlo así me traía al menos un pijama. —dije sonriendo.

—Oh, en ese caso toma. —el se sentó y se quitó su camiseta.

Ay universo líbrame de todo pensamiento obsceno.

Tenía un abdomen marcado (no tanto como para ser un súper musculoso pero tampoco tan poco) sus brazos eran musculosos también. Me entrego su camiseta.

Intenté mirarlo solo a los ojos.

—Pero tu te vas a congelar. Hace frío. —le dije y el se levantó y saco una manta enorme que se veía super calentita. Era azul.

Me quite el suéter desabrochando los botones, el no sacaba su mirada de mi. Me di la vuelta y me quite el top. Me puse su camiseta que me quedaba enorme. Me levante y quite mis botas. Lo mire.

—Oh vamos, ya te vi en ropa interior. —se quejó y lo mire de nuevo el levantó sus manos en señal de rendición y se dio vuelta. Me quite rápidamente el pantalón y por suerte la camiseta me cubría hasta abajo del trasero.

—Ya puedes ver. —dije cuando estaba acostada y tapada con la manta. Con mi ropa me hice una almohada.

El se quitó sus jeans y mire hacia otro lado.

—Tengo unos shorts, tranquila. —dijo y era cierto.

El se hizo una almohada con su Jean y chaqueta y se acostó a mi lado debajo de la manta me di vuelta de costado mirándolo.

—¿Como te vez en diez años? —pregunto pasando su brazo por debajo de mi cabeza. Me acomode mirando al cielo estrellado.

Tome aire y exhale.

—Reinando, casada, tal vez haciendo obras de caridad para todo el país, haber conocido este mundo... no se, ¿y tú?

—Nunca lo he pensado en realidad, pero me gustaría ser amado, tener una buena familia y ser un gran hechicero reconocido. —dijo el mirando las estrellas también.

PRINCESA POR SORPRESA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora