Capítulo Once.

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Al entrar al pueblo pude notar como se distribuía un chakra en especial hasta un lugar en el centro del pueblo. El pueblo lucia abandonado, solitario.

No hicimos ruido y buscamos por todas partes. Llegamos a una pasadizo secreto que conocía Pierre, bajamos con otros hechiceros a su nivel y llegamos a un pequeño lago donde en medio del lado había un gran árbol.

—La fuente. —susurró Pierre.

—Sal de ahi, mi amor. —dijo una voz y quien salió detrás del árbol me dejó perpleja.

Era... era yo.

Cuando salí detrás de Pierre ella me miró y retrocedió.

—¿Que haz hecho? —gritó aterrada ella mirándome.

—Se que tú no le temes a nadie más que a ti misma y yo personalmente la entrene para destruirte. —habló Pierre poniéndose a mi lado.

Lo mire. —Nunca me mencionaste que yo era a quien debía matar. —le dije perpleja.

—Pues así es.

—¡No me mates! Debes escuchar mi versión, no creas en el. —hable yo pero la otra yo, mierda me confundo.

—No necesito oírte. Para volver a mi mundo debo matarte. —dije centrándome en mi regreso a mi mundo.

—¡Colabora conmigo yo puedo regresarte allí ahora mismo! —dijo ella acercándose, me veía completamente distinta.

Mi cabello estaba ondulado y negro oscuro, mis ojos celestes coritos eran azules oscuros, tenía un vestido negro suelto y algo roto, unas ojeras que mejor ni mencionar y lo peor de todo es que sentía como el sentía, sentía su enojo, su hambre de poder, sus anchas de ser más joven, sus ganas de matarnos, sentía su desesperanza y maldad.

Esa no era yo.

Empecé a acercarme con firmeza.

—Dime porque y consideraré no matarte. —le dije y ella me miró.

—¿Por que que?

—Por que abandonaste tus principios, tu bondad, ¿por que perdiste la esperanza?

Ella desaprecio y tomo a una niña cortándole el cuello en mis ojos, reaccioné tarde ella la había matado y la tiro al lago. Ella cantó una canción y lamió la sangre que tenía en sus manos de La Niña, podía ver cómo rejuvenecía y cada vez se parecía más y más a mi yo actual, o sea a mi misma.

—¿Por que tienes esperanza? El mundo es una mierda, tu solo eres una pieza en el juego, no vales nada. Todos te quitarán tu pureza, mírate, me arrepiento de haber sido igual a ti hace diez años.

Eso llegó a mi corazón.

—Tengo amigas, amigos, mi madre, ella me apoya y me ama. Ellos son todo lo que tengo y daría lo que fuera por ellos.

—No gastes palabras con ella, ya no es la misma.

—Pequeña yo recuerda bien mis palabras... —dijo ella acercándose a mi, me preparé para matarla si llega a hacerme daño— Las personas te usan, te exprimen la bondad y paciencia infinita que tienes, no están para ti y te juzgan, allá afuera no todo es color de rosas, el odio siempre va a existir, mientras alguien ame el odio seguirá existiendo, porque lo quieras o no el amor y el odio son sentimientos con mucha fuerza y energía, casi la misma intensidad, el amor y el odio son opuestos iguales. No te dejes engañar por las palabras bonitas, tu nunca conseguirás la paz entre naciones como prometiste.

¿Como sabía ella de eso?

—Tienes razón, el odio y el amor son lo mismo solo que uno es bueno y el otro no. Pero si el odio existirá será en mi, yo cargare con ese odio si el resto está feliz y vive en paz por que eso es quien soy y quien quiero ser. Yo cargaré con el dolor y sufrimiento para que haya amor entre todos. Y lamento verte así pero si tú representas la maldad y el odio me encargaré de ti yo misma.

PRINCESA POR SORPRESA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora