#Especial

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Me comía las uñas, es un hábito que jamás había sido parte de mi, sólo que en este preciso momento no sabía cómo suprimir los nervios que tenía. Mi corazón golpeaba con tanta fuerza que casi lo sentía subir por mi garganta y acomodarse en mi boca para asfixiarme.

Sólo habían pasado unos días, nada más que eso y ya quería que estuviéramos juntos nuevamente. Me abrumaba pensar que quizás me precipité, que quizás debí hablarle primero y consultar si tendría trabajo, aunque no me importaba esperar fuera de la puerta de su apartamento hasta que llegara, pero ya estaba aquí y no hay vuelta atrás.

Con mi mano izquierda sujetaba la manilla de mi maleta y con la derecha veía por última vez la hora en mi celular, marcando las ocho de la noche, hora francesa. Golpeé dos veces con mi puño, bajé mi cabeza un poco, mis mejillas estaban completamente acaloradas, rogaba ver sus ojos lo antes posible y abrazarlo como si no hubiera un mañana, ya no soportaba mirar por la ventana de mi estudio sin poder comparar el verde de los árboles con su ojos.

—Oh, vaya~ —una voz sensualmente femenina llegó a mis oídos y enseguida levanté mi vista. —creo que esta es la señal de salida. —pude reconocerla. Lila Rossi, aquella que fue novia de Adrien en el instituto. —Años sin verte, creo que te sentaron bien. —sonrió con cortesía y yo quise que la tierra me tragara. ¿Por qué está aquí? ¿Me equivoqué de dirección? No, imposible. Alya me dio esta dirección, así que es imposible que esta no sea la casa de Adrien.

—Hola. —me atreví a hablar, de paso me pasé a morder la lengua. Estúpido tartamudeo, pensé que ya lo tenía todo controlado. —e-este es...

—Adrien acaba de llegar del trabajo y se está duchando. Adelante. —abrió la puerta por completo. Por un momento sentí un ligero tic en mi ojo derecho y ganas de ahorcarla, pero eso está mal. Marinette, recuerda lo que dijo el psiquiatra. —Supongo que sigues sin ser de muchas palabras.

—Depende de la situación. —entré más segura de mi. Lila cerró la puerta y tomó lo que parecía ser su bolso del mesón de la cocina.

—Bien, supongo que me iré. Te dejo como sorpresa de Adrien, por favor dile que no se preocupe porque me vendrá a buscar Chloe y que no te maté.

—¿No hay problema en que yo esté aquí? —alzó una ceja algo confundida.

—¿Tendría que haberlo? —mantuve silencio y peinó su largo cabello hacia atrás, mostrando más su sensual vestido negro a la perfección. —Ya veo... —rió un poco y volvió a ponerse seria. —Escucha, Adrien y yo somos amigos desde hace mucho, hicimos las pases hace años. No sé qué tanto sabes sobre mi o qué tanto hablaron cuando se fue a New York sobre lo que fue su vida, pero quiero que sepas de mi boca que no estaba de acuerdo en que se reconciliaran. —iba a hablar, pero levantó su mano callandome. —no tiene que ver contigo, y mucho menos es porque tenga otro tipo de interés en él. Todos estos años ha estado deprimido y pienso que tú eres un recuerdo demasiado doloroso como para revivirlo. Adrien merece que lo amen en todos los sentidos, y si tu no estás dispuesta a devolver todo el amor que él tiene para dar, creo que no es bueno que estén juntos.

—Entiendo lo que quieres decir. —asintió y acomodó el bolso en su hombro. —Adrien es importante para ti y te preocupas por él. —suspiró cruzando ambos brazos bajo su busto. —gracias por eso. —sus ojos se abrieron un poco más por mis palabras y no dudé en seguir hablando. —gracias por estar para él y gracias por cuidarlo todo este tiempo. Creo que me perdí muchas cosas, pero estoy dispuesta a saberlas con el tiempo y ser el pilar que en su momento Adrien fue para mi, así que ten por seguro que esto es... Adrien es mi vida, Lila. —sentí mis ojos humedecerse un poco y mi garganta comenzó a picar también. —Él siempre ha sido la única persona que he amado, y creo que así será hasta que muera. Entonces sólo puedo decirte que si estoy aquí es porque realmente quiero que sea feliz.

Say It FirstDonde viven las historias. Descúbrelo ahora