—Debo irme. — dijo Bridgette cuando volvió a la mesa. Su expresión era algo apenada.
Alya la miró hacia arriba, haciendo una mueca a la vez tomaba su mano.
—¿No puedes quedarte un poco más? — apretó su mano mientras ella guardaba su celular en aquel pequeño bolso cruzado.
—Sabes como son mis padres. — rodó los ojos. — quieren que esté en casa temprano.— sonrió amable y luego cambió su expresión a una alegre nuevamente. — pero me encantó mucho conocerlos. — sus ojos azules viajaron de Nino a mi en segundos. — ahora estaré más tranquila de que cuidarán de mi Aly muy bien.
—Eso no lo dudes. — dijo Nino posando una de sus manos sobre el hombro de su novia.
—Bueno, ya me voy. — soltó la mano de Alya y arregló su largo cabello, poniendo un mechón tras su oreja. — espero nos juntemos otra vez y conocernos mejor.
—Amiga, cuando quieras. — Nino le extendió el puño y ella lo chocó haciendo una pose graciosa.
Hizo el ademán de irse, pero arrastré la silla poniéndome de pie.
—Te acompaño afuera. — ladeó el rostro y me sonrió sin decir nada.
Nino y Alya me vieron entrecerrando sus ojos a la par, yo los ignoré. Sabía que estaban pensando mal de mi, pero solo quería acompañarla afuera para ser cortés.
Salimos del local caminando uno al lado del otro y nos dirigimos a la parada de autobús. Bridgette miraba en todo momento al frente. Nos detuvimos.
—¿Estarás así de callado hasta que me vaya? —preguntó sin previo aviso y casi me atraganté con mi saliva. Ella soltó una risa al ver mi reacción. — perdón... ¿Estás bien?
—Si. — también reí. — solo me tomaste volando bajo. — aclaré mi garganta y comencé a jugar con mis manos.
—Lo que dije fue cierto... — alcé mi cabeza y pude encontrarme con su mirada fijamente en mi. — la música siempre logra volver a ti. — dejé escapar el aire suavemente.
—Brid... No quiero sonar como un gruñón decepcionado de la música, pero dudo que eso suceda.
—Lo sé. — su voz bajó de intensidad, como si recordara algo. — un día crees que lo tienes todo y al día siguiente no te sientes capaz de ver una partitura. Tiempo es lo que necesitas.
—Creo que ha pasado mucho desde la última vez que toqué algo.
—No dije que sería un tiempo corto. — soltó una risita. — solo el necesario. Un día aparecerá un motivo por el cual volver, y así más adelante saldrá otro y otro... No te presiones.
—¿Por qué lo dejaste tú? — me miró extrañada. — dijiste que habías dejado el violín antes.
—Oh... Estaba algo deprimida.— musitó algo ida en sus pensamientos. — pero me aferré a algo muy importante para mi y aquí me tienes. — abrió sus brazos sonriendo con sus ojos. — siempre que doy un consejo, lo hago a partir de una experiencia. Si quieres seguir la vida de un músico, debes tener claro que no es sencillo en ningún sentido.
—Soy consciente de eso, pero ahora mismo no estoy pensando a futuro.
—Eso es bueno. Centrarse en el presente me ayudó a volver a pisar tierra. — asentí. — el pasado es parte de nuestra historia, pero no define quienes podemos ser, y el futuro es muy incierto como para prestarle demasiada atención. Así que solo queda vivir y disfrutar lo que somos ahora.
—Eres mas sabia de lo que pareces. — me miró ofendida y la risa me ganó por su expresión.
—También golpeo muy bien por cierto. — se cruzó de brazos viendo hacia su costado, pero rápidamente se sumo a reír conmigo.
Bridgette sacó de su bolso una pequeña libreta y escribió en ella, para luego arrancar la hoja y extendermela.
—Es mi número. Háblame si tienes dudas sobre algún tema musical o si solo necesitas charlar con alguien. — lo tomé y lo observé en silencio. — me gustó conocerte, Adrien Agreste. — abrí mis ojos al oírla decir mi apellido, yo jamás lo mencioné.
—Me conoces. — alcé mi cabeza para poder mirarla a los ojos, pero ella ya se estaba subiendo a un autobús. — ¡Bridgette! —llamé y volteó a verme.
Sus ojos se quedaron quietos y lo único que pude hacer fue quedarme ahí en silencio. Ella alzó su mano, despidiéndose brevemente con una sonrisa suave.
El aire abandonó mi cuerpo por los segundos en que el autobús se perdía de mi campo de visión. Miré el papel nuevamente con su número y lo agendé en mi celular, sin poder quitarme una extraña sensación en mi pecho.
Definitivamente tendría en que pensar por la noche.
Volví hacia el local en un estado ausente, pero eso cambió al momento de percatarme como Marinette estaba parada frente a la puerta. Veía hacia adentro y parecía discutir consigo misma, ya que el extraño temblor en sus manos la delataba.
Estaba nerviosa, lo sabía.
Me quedé observándola a una distancia prudente para que no me viera y saqué mi celular para enviarle un mensaje.
—¿Ya vienes?
Ella saltó en su lugar y rápidamente sacó su teléfono. Estuvo unos segundos viendo la pantalla, hasta que se decidió en contestar.
Princesa:
Llegaré en unos minutos (:Dejé que guardara su móvil y decidí acercarme por completo.
—¿Por qué no ahora mismo? — ella se giró con rapidez. Sus expresión pasó del miedo a la paz en segundos.
—Me diste un susto de muerte. — puso una mano en su pecho y tomó aire. Por mi lado solo reí con su reacción.
—¿Por qué no entras? — miró el suelo con tristeza y enseguida levanté su rostro con mi mano.— ¿sucedió algo? — negó con la cabeza, pero aún no me veía.
—Es solo que... Nunca me he llevado bien con chicas. — susurró. — si le caigo mal a la novia de Nino, él ya no me hablará otra vez y...
—Hey, no, no... No pienses eso. — quité mi mano. — ¿podrías mirarme? — obedeció y conectó sus ojos con los míos. — Puedes hacerlo cuando creas estar lista. — formó una fina línea en sus labios.
—Pero... —tomó su frente con rudeza. — es que si ella...
—Marinette. — la miré más firme. — no asumas por los demás. Te lo dije hace un tiempo atrás... No todos se llevarán bien contigo o viceversa, pero el punto es que lo descubras tú. No puedes ocultarte toda la vida.
—Es que me da miedo. —Tragó con dificultad y un quejido leve traspasó su garganta.
—¿Miedo a qué?
No me dijo nada, así que la rodeé abriendo la puerta a sus espaldas.
—Si quieres venir, adelante. Pero no puedo quedarme a tomar una decisión por ti. — caminé dentro del local y volví a la mesa donde estaban Nino y Alya.
Tomé asiento frente a ellos, los cuales me miraron con pillería en seguida, pero los ignoré. Estaba pendiente de la puerta, por si Marinette seguiría o no mis pasos, cosa que jamás pasó... Ella no entró.
ESTÁS LEYENDO
Say It First
Fiksi PenggemarEllos no encajan entre sí, pero él quería descubrir cada misterio que mostraba aquella chica. Eran opuestos en todo sentido, pero a la vez tenían más en común de lo que podían imaginar. "-Dilo tú primero... -No... -Yo sé que quieres decirlo. -No po...