Al estar dentro del carruaje, enseguida abrazo a mi alfa, cumpliendo el capricho que nuestros lobos, intento no llorar de la alegría y preocupación que toda esta situación me causa. Tengo miedo de lo que mi madre puede llegar hacer, la conozco demasiado bien.
Miro el rostro de Kookie, tomándolo con delicadeza, comenzado un tan esperando beso por parte de ambos, ¿felicidad? Es lo que siento cada vez que lo veo, ¿calma? Me la brinda al estar a mi lado, es claro, Jeon, tiene lo que me falta para ser feliz, por eso mismo, me niego abandonarlo ahora que podemos estar juntos.
Como príncipes tenemos un deber desde pequeños, ¿pero a qué precio? Se pierde la felicidad si no estas con quien amas realmente, es mentira cuando dicen que con el tiempo podrás amar al que te es asignado como tu esposo, de igual forma, me siento idiota, ya que casi lo pierdo todo. Casi nos mató.
—Te amo, mi precioso alfa —muerdo mi labio inferior y reprimo las lágrimas—. Gracias por siempre sacrificar cosas por mí y demostrar lo mucho que me amas.
—Amor, soy capaz de esto y más por ti, eres mi destino, cariño —toma aire y me sonríe—, puedo hasta morir para ver tu hermosa sonrisa y sé que tú harías lo mismo.
Deja un beso sobre mis labios y se acurruca en mi cuerpo, me sorprende que sea alfa, mucha veces se comporta como un niño pequeño, aunque no me quejo, amo sentir como huele mi cuello y deja besos.
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Llegamos al palacio y enseguida Kookie, me ayuda a bajar del carruaje. Al ingresar, algunos guardias me miran con asco, tomo aire, intentado reprimir mi molestia, no voy a mentir, me sorprende que la reina me mire con ternura y no con odio.
—Madre, no iremos a dormir, si nos permites —escucho a mi Kookie hablar.
—Claro hijo, descansen —toma aire— recuerden que mañana comienza un difícil día.
Nos despedimos y mi novio me guía hasta unas hermosas escaleras, me sorprende que todo en el palacio sea hermoso, tiene un toque de azul, pero todo queda tan bien y con vida. Me alegra saber que nació aquí.
—Cariño, todo aquí es precioso, lo adoro —le hablo con emoción.
—TaeTae, nada es más hermoso que tú —al oír esas palabras me sonrojo, pero eso no me detiene a mirar sus rosados labios.
—Llegamos, mi vida —abre la puerta e ingresamos.
Al entrar enseguida nos cambiamos para luego recostarnos en la cama mientras no abrazamos:
—Amor, mañana comenzara lo más difícil y deseo pedirte algo — besa mi cabello para luego continuar— pase lo que pase, no me dejes, no soportaría perderte de nuevo.
—Kookie, ya te dejé una vez, pensado que era lo mejor para ambos, pero sólo nos dañe —muerdo mi labio y oculto mi rostro—, por eso mismo, no cometeré los mismos errores. Te amo y por eso peleare por nuestro amor.
Me regala un hermosa sonrisa, para luego tomar mi rostro y juntar nuestros labios de una forma lenta. Lo repite por muchas veces, provocando que la temperatura de nuestros cuerpos subiera, nos terminamos por desnudar, mientras murmuramos suaves palabras entre jodeos y gemidos, recordándonos los lo muchos que nos amamos y deseamos.
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Los rumores del Príncipe Kim TaeHyung, comenzaron a ser muy fuertes, arruinando completamente la imagen de la familia real; la reina, a pesar de todo, no da conocer lo que está ocurriendo dentro del palacio. La mujer en realidad se encuentra histérica y cegada de venganza.
Se siente avergonzada, sin contar que comenzaran los problemas con el reino del norte por incumplir el tratado, debe comenzar el juego lo antes posible o todo se arruinará.
