Fell as love - Uraraka x Bakugo [Mari & Eiji]

16 | Dulce placer II

⚠️ Advertencia ⚠️

Este capítulo tiene lemmon, es decir, contenido de carácter sexual y subido de tono. Si no te gusta este tipo de contenido o si sientes que no es correcto que lo leas, simplemente salta este capítulo.

III. Estudios en profundidad.

     — ¡E-Espera, no tan rápido! — exclamó Uraraka, cubriéndose la boca con las manos en un inútil intento por evitar que el rubio escuchara sus gemidos —. ¡K-Katsuki!

     Él solamente apartó sus manos y le cerró la boca con un profundo beso, sin tener sus dedos en lo más mínimo. Hacía ya varios segundos que había descubierto un punto que hacía estremecer a la castaña y eso, aparte de darle una sensación de satisfacción al saber que estaba haciendo las cosas bien, le excitaba aún más de lo que ya estaba. Era toda una mezcla de sensaciones para ambos, sobre todo para el chico, que era el que momentáneamente había tomado el control de la situación.

     Y aunque Uraraka quisiera hacer algo para invertir los papeles, Bakugo estaba decidido a cumplir con su cometido: llevar al éxtasis a la novia de su mejor amigo. El movimiento incesante de sus dedos entrando y saliendo de la zona más íntima de la chica, el sonido que esto provocaba, las reacciones de la castaña y, por sobre todo, lo húmeda que se había puesto en menos de un minuto, solo le provocaban más y más ganas de llevar eso un paso más allá, habiéndose ya olvidado del sentimiento de culpa por lo que hacía.

     — ¡Hmmm! — las mejillas de la chica estaban completamente rojas y su boca estaba siendo lentamente devorada por los besos y las mordidas del rubio —. ¡A-Ahhh!

     Consiguió separar el rostro del chico haciendo un poco de presión en los hombros del mismo, y luego lo miró con una expresión que, de no ser porque quería escuchar lo que ella diría, seguramente habría iniciado un beso muchísimo más largo que el anterior.

     — ¡P-Para, e-estoy por...! ¡Ahhh!

     Él sonrió y luego le dió un corto beso en los labios, para finalmente bajar hasta su cuello y darle una suave pero intensa mordida en la piel, provocando que ella se sonrojara más aún. En un fallido e insípido intento de detener al rubio, Uraraka le clavó las uñas en la espalda, al mismo tiempo que lo abrazaba con las piernas y los brazos. A Katsuki esto le pareció un gesto de lo más tierno y dulce, casi tan dulce como esa fragancia que hace ya rato le había nublado por completo la mente. En respuesta, él intensificó más el movimiento de sus gruesos dedos y, aprovechándose de lo débil que estaba la joven, presionó un poco hacia arriba mientras deslizaba los dedos a gusto por las paredes internas de Uraraka, y luego, sin detener la mano, subió hasta su oído y después de darle una pequeña mordida sonrió con sorna.

     — No hay necesidad de contenerse — musitó lenta y profundamente, en un tono que desquició a la chica —. Ese ha sido mi plan desde el inicio.

     — ¡T-Tonto! — ella le mordió el hombro y le volvió a clavar las uñas —. ¡Ya no puedo...!

     En el instante en que Bakugo retiró sus dedos y los volvió a meter con firmeza, los fluidos comenzaron a liberarse paulatinamente de la vagina de la castaña, haciéndola — literalmente — volar. El chico volvió entonces a sus labios y los besó con calma y con poca delicadeza, sin darle tiempo siquiera a Uraraka para reponerse del orgasmo, el cual todavía estaba dándose el tiempo de recorrer cada rincón de su ser, inundando de placer su cuerpo desde la cabeza hasta la punta de los pies.

     — Ah... E-Eres terrible... — susurró a escasos centímetros de la boca del chico en cuanto este se separó —. T-Te dije que no fueras tan rápido...