21. La alegría nace de la tristeza.

7 0 0
                                    


A causa de los altibajos de mi día, el cansancio fue mayor que mi voluntad por quedarme despierta y termine cayendo en el mundo de los sueño.

—Amelia, despierta, linda. —Escucho la dulce voz de mi mama y abro mis parpados lentamente.

Y ahí esta. La maravillosa mujer que me trajo al mundo. El recuerdo de porque estoy aquí sentada vuelve y me digo a mi misma que necesito hablar con ella. —Hola. —Le sonrío. —¿Cómo estuvo el trabajo? —Indago dulcemente. Nunca, de los nunca le hablaría mal a mi madre aunque este enojada. 

—Bien, cariño. Los turnos están mas pesados últimamente, pero estoy feliz con ser útil a los demás. Y tu ¿Cómo estuvo tu día? Te ves un poco cansada. 

Hago una leve mueca. —Algo... Diverso. De hecho, ocurrió algo y necesito hablarlo contigo. Pero si estas muy cansada puedo esperar a mañana, no importa. —Me urgen respuestas. No obstante, no la privaría de su merecido descanso. 

—Nunca tan cansada como para no darte un espacio, linda. Cuéntame ¿Qué te esta causando problemas? Últimamente pasas por muchos cambios de humor. 

—Si, es... —Oh, Dios. Cómo cuesta preguntarle esto. —Y-yo, yo quería saber si tu sabes porque Dante se fue.

Por supuesto, mi pregunta la tomo por sorpresa. En estos cinco años, jamás he sacado la conversación. —¿Dante? ¿Desde cuando lo llamas por su nombre?

—Eso no es lo importante. Solo quiero que me digas la razón por la que se fue. Estoy segura que debes saberla. —No quiero presionarla, se que tampoco es fácil para ella.

—V-Vaya, no creí que llegaría este día tan pronto. En el fondo esperaba que decidieras ignorar sus motivos por el resto de tu vida. Supongo que es egoísta pensar que lo hagas. Tienes todo el derecho de saberlo todo, pero... —Es como  si voz se atascara en su garganta y se negara a salir.

En ese momento entendí lo mezquina y desconsiderada que estaba siendo. Lo sucedido con él debe ser su mayor remordimiento y culpa. La egoísta soy yo por pedirle revivir aquel tormento solo para brindarme respuestas que ya conozco. Ya se lo que sucedió, no necesito mas. 

—Está bien, no necesitas contármelo. —Me acerco a ella y la abrazo con todas la fuerzas que puedo. —Creo en tí, eres una mujer maravillosa, sincera, trabajadora, responsable y leal. Estoy segura que no tuviste nada que ver en su decisión. Él se fue por decisión propia, él es quien se equivoco y no tiene nada que ver con nosotras ¿no es así? —Para cuando termino de hablar, estoy hecha un mar de lagrimas. —Te amo y jamás te culparía por eso. 

—¿Estás segura? —Asiento. 
—Gracias, cariño. He vivido todos estos años presa de todo ello y con el temor de que sintieras odio por mi o creyeras que yo había causado su partida. 
Te amo preciosa ¿lo sabes, cierto? 

—Lo sé, mamá. Por supuesto que lo sé. —Me pego al cuerpo de mi madre para sentir la calidez y protección que solo ella me transmite. —Deberíamos ir con un psicólogo. Siempre es mejor tener ayuda profesional para tratar eso. Necesitamos sanar. —Propongo.

—Tienes toda la razón. Ya le hemos dedicado muchos años de dolor a él. Debemos recuperarnos. —Me motiva con su característico y familiar tono. 

Asiento dándole toda la razón. —Por cierto, conocí a un chico.  
—Trevor fue una pieza fundamental en todo esto, gracias a él, he ido enterándome de hechos de mi pasado que desconocía. Siento que le debo mucho.

—¿Eh? No tenia ni la mas mínima idea. Lo siento, cielo. He estado muy desconectada de tu entorno. 

Niego con la cabeza dándole a entender que no importa. No es su culpa realmente. —Es un buen chico, está algo... Loco, diría yo, pero no en el mal sentido. Quiero que lo conozcas. 

Meet Me Now.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora