4. ¿Y qué si lo soy?

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Tuve una noche muy dura.
Lidiar con el despecho de mi pelirroja fue más agotador de lo que me hubiera gustado. Definitivamente, estar al lado de una persona, apoyándola, cuidándola, aconsejandola, amándola y brindandole honestidad desde el primer momento con la mínima esperanza de obtener un lugar en su corazón de una manera que no sea fraternal y que al final pasen de tí, duele. Por tanto, lo único que pude hacer por mi amiga fue acompañarla en su duelo romántico.

Son las siete de la mañana, y el día mañana esta horrible.
Y que conste que amo los días lluviosos, las gotas que caen sobre el techo ocupando todo el sonido del lugar, con una brisa refrescante que te rosa el cuerpo. Esos momentos son los que más adoro. Pero hoy NO, el día está HORRIBLE, el cielo está completamente gris y el aire está helado. No me gusta.
Además, para colmo de mis males, ¡Me duelen los ojos! Lo cual no ayuda al dolor de cabeza que está tomando lugar en mi sistema. Soy del tipo de persona, (aunque no se si hayan más) que el no dormir bien te pasa factura y no, no es por floja. Lo juro.
Cuando no descanso como debería me duelen los ojos e instantáneamente siento el dolor en mi cabeza, es un asco. Y como si fuera poco ¡Es tarde! Y la roja sigue tirada en la cama como la marmota que es.

La sacudo con la suficiente fuerza para despertar a una persona normal, entonces recuerdo que ella no es normal. Podría ocurrir un desastre y ella seguiría durmiendo ya sea cómodamente en la cama o debajo de escombros. Es imposible. (en honor a Yuno, si no saben quién es solo ignóralo) Por tanto, tomo todo el aire que mis pulmones se pueden permitir y grito.
—¡MARGARETH!

—¿QUÉ... QUÉ? —queda sentada de un brinco. —¿Nos atacan? ¿Finalmente los patitos de hule han comenzado su venganza por hacerlos ver ridículamente tiernos? —La miro mal. —¿Ah, no? Es una lastima.

Se los dije, ella no es normal.

— El día que los patitos de hule cobren vida para tomar venganza por hacerlos ver ridículamente tiernos, tendré alas y un unicornio. —Le tiro una toalla. —Ve a bañarte, no tenemos mucho tiempo y hoy no podemos llegar tarde. No quiero la cantaleta de nuestra amada jefa.

Hoy es uno de esos días de descuentos algo así como el "BLACK FRIDAY". Lo detesto, pese a que es bueno para el negocio pues trabajamos por comisión. Pero, tal parece que la mayoría de familias evitan comprar en otro momento que no sea en día de descuento y no tengo nada contra ello, yo también lo hago. No obstante, es diferente para ellos, gran parte de esos seres tediosos disfrutan el ver a otros por encima del hombro. Se creen de dedito parado ¡Y compran en ofertas! Como ya dije, yo lo hago pero no desprecio a nadie.

Sí, lo sé, disculpa. —Sonríe pero no es genuino.

No puedo enojarme con ella, sí yo me siento como la mierda, ella debe estar peor. Lo sucedido con Thomas fue un golpe muy duro para ella, no puedo juzgarla.

Llegamos faltando cinco miserables minutos del tiempo límite. Es un asco, estoy agotada y sudorosa pese a que no está haciendo sol, sude como caballo. Este día es un asco, por si no quedo claro.

Y como la vida me ama, me trae la cereza del postre, no me gustan las cerezas.

—Hola bonita.

—Marco, das repelús. —Mi pelirroja favorita sale al rescate.

—Oh, roja, no te vi. Tú aspecto es terrible.

Gari soltó una risa cansada.
—Claro, ya es un milagro que notes a Mel, ¿Cómo podría esperar que tú egocéntrico ser pueda notar mi pequeña e insignificante presencia? Dios no permita tal desgracia y te quite protagonismo. ¿Por qué no vas, le das una vuelta al lugar y vuelves a ver si me importa una mierda?

Uff, alguien tiene los ánimos como fosforito.

Marco en lugar de lucir afectado por las palabras de mi amiga, sigue con su estúpida sonrisa.
—Oh. —Hace un puchero.
Pero claro, Dios no permita que eso suceda. Pero hoy estoy demasiado gentil y me apetece fijarme en otros como ya sabes, la rubia que llegó con Thomas, debo admitir que al final el bebé de los Wester se superó.

Oh, oh, es un hijo de...

Es natural que Marco sepa sobre la visitante, cuyo nombre honestamente olvide. Es un pueblo relativamente pequeño así que por consiguiente todos están enterados del amorío de mi mejor amiga por mi mejor amigo.

Marco. —Lo llame e inmediatamente su atención cayó sobre mi. —Creí que tenías más clase. ¿Tan aburrido estás? Digo, debe ser difícil no tener una vida aunque sea un poco interesante y genuina, para que tengas que recurrir a los infortunios de otros para sentirte menos miserable.

Su rostro paso de diversión a seriedad total. Tocar un nervio de alguien egocéntrico, es muy sencillo.
Pero no me importo, —Cuando dejes de ser un idiota, vienes. Somos buenas chicas, no discriminamos a nadie.

Dicho esto, di la vuelta con Gari de la mano, mientras ella susurraba un leve gracias.

Ya son las tres de la tarde y estoy que no puedo más, me siento supremamente agotada. Duerman bien chicos, es muy importante.

Estaba apunto de aplastar me en un rincón cuando ingresaron dos chicos al lugar. Me levantó y pongo mi mejor expresión.

—Muy buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarlos?

Uno de ellos se quedó viéndome directamente por un par de segundos hasta que el otro hace sonar su garganta.

—Oh, disculpa. Solo estamos pasando por el lugar. No se si haya algo de mi gusto. —Hablo el primero al que mencioné.

—Claro, entiendo. Si necesitan algo no duden en hacérmelo saber. —Di media vuelta para retirarme pero su voz me detuvo.

—¡Disculpa! ¿Cómo te llamas? —En su rostro tenía una sonrisa genuina.

—Es una cortesía decir tu nombre antes de preguntar el de alguien más.
—No quiero ser grosera, pero nunca había visto a estos chicos. Pueden ser unos psicópatas, no le daré mi nombre así como así. —¿Eres nuevo por aquí, cierto?

—¿Cómo lo sabes?

—Bueno, es un pueblo chico, todos conocen a todos y a ustedes nunca los había visto, es natural pensar que no son de aquí.

—Eres lista y linda. Me agradas. —Dio unos cuantos pasos para quedar enfrente de mí, subí la vista a sus ojos increíblemente azules. —Y supongo que tienes razón en que yo no soy de aquí, no obstante, no ocurre lo mismo con él. —Señala a su amigo ¿Qué?
—Mi nombre es Alan y el es Trevor. Un gusto, señorita.

Trevor... Trevor... ¿En don...?
¡Oh, carajo, Trevor!
Que torpe soy, salí de mi pequeño retraso mental.

—¿Trevor Wester? —podría decir que con eso el puso su atención en mi pero lo cierto es que ya lo estaba haciendo. Para ser más concreta tenía sus ojos sobre su amigo y ¡Vaya! Que mirada más fría, tuve un escalofrío. El joven frente a mi parece sentir su penetrante mirada y se voltea. En cuanto sus ojos se encuentran parece caer en cuenta de algo y se aleja de mí.

Y yo, aun sigo esperando la confirmación de su nombre. Iba a dejarlo estar pero entonces abre su boca.

—¿Y que si lo soy? —Dice levantando una ceja.

Ah, es tan horrible como lo supuse.

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Hellooo, paso algo de tiempo pero al fin pude actualizar. Y, ¡Al finnnnn apareció el chico de esta historia! Espero les haya gustado. Nos leemos luego, bye.♥️♥️

Meet Me Now.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora