-Te dije desde un inicio que mi prima te caería bien, Sasuke teme.
ATENCIÓN. LOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA NO ME PERTENECEN (menos la ___). SON OBRA Y CREACIÓN DE KISHIMOTO. Créditos a él.
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____.
Suspiré deslizando un mechón de cabello tras mi oreja. Frente a mi, en la isla de la cocina, estaban diversos papeles a rebosar de notas con respecto a mis estudios universitarios.
—Está muy estresada— escuché a Deidara murmurar a mis espaldas.
—Lo sé, haz algo Barbie, temo que le de depresión— respondió Naruto. Sonreí levemente, antes de girarme a verlos.
—No tienen que hablar como si no estuviera aquí— afirmé, con cansancio —. Estoy bien, no deben preocuparse— la puerta de entrada se abrió, una mata de cabello negro y otra de pelo rosa se hicieron presentes.
— ¿Qué es todo este desastre? — cuestionó Sakura, señalando mi material.
—Información, conocimiento. Pero esas son cosas con las cuales tú no estás familiarizada, así que puedes pedirle a tu malcriado que te lo explique— Sasuke gruñó, yo simplemente me di la vuelta, sin querer verlo.
Las cosas con el Uchiha menor. . . eran un desastre. Cada día lo odiaba más, y nos llevábamos como el agua y el aceite.
Ni un poco.
Toda complicidad se había perdido, en el caso de que existiera alguna, y para rematar, él se empeñaba en traer diario a su fresita, aún teniendo el conocimiento de que ella me estresa hasta el último cabello. Creo que lo hace a propósito.
—Mejor vete a tu habitación, a nadie le place tenerte aquí— llevé ambas manos a la cabeza, tratando de relajarme, los últimos días habían sido un estrés total.
En la empresa estaban cancelando personas dada la situación con la pandemia, para recortar gastos, y yo era una de las empleadas que estaba en alerta roja, ya una colega me lo había advertido.
Por si fuera poco, la universidad se alocó y en cuestión de dos días tenía tantas cosas que hacer, que simplemente me preguntaba a veces si de verdad me quedaba tiempo para respirar.
—Sakura, mi prima no está en su mejor momento— me defendió Naruto —, está muy estresada y lo que menos necesita es que la molesten— declaró.
—Gracias Naru— murmuré.
—Bien, creo que todos deberíamos dejarla en su espacio, para que pueda concentrarse— añadió Deidara, escuché pasos y luego una puerta abriéndose.
—Yo me voy a quedar aquí— expresó Sakura, no me molesté en mirarla siquiera.
Pero cuánto me arrepentí de estar ahí. La chica parecía haber hecho su misión de vida el hacerme la mía imposible, ni siquiera era capaz de escuchar mis propios pensamientos con su risa falsa, a cualquier comentario que hiciera Sasuke.
La puerta se abrió una segunda vez, Itachi y Kisame acababan de llegar del trabajo.