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*POV: Yuzuru.*

Todo había ocurrido más rápido de lo que me hubiera podido imaginar

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Todo había ocurrido más rápido de lo que me hubiera podido imaginar. Había conseguido conquistar a Javier con un simple beso, pobre... Ya lo tenía desesperado por querer acostarse conmigo. La semilla que había plantado tiempo atrás, seduciéndole con pequeños e imperceptibles detalles y gestos, había germinado hasta tal punto que pocos días después de aquello la confesión de que se había masturbado pensando en mí expuso las cartas sobre la mesa. La jugada que yo mismo había empezado la había ganado sin apenas esfuerzo. ¿Me había hecho esperar más de lo que hubiera deseado? Sí. ¿Me había hecho sufrir? Un poco. ¿Estaba feliz por cómo habían acabado las cosas? Bastante.

Yo normalmente me masturbaba sólo usando mi pene pero aquel miércoles no pude evitar en medio de la silenciosa madrugada introducirme hasta dos dedos por mi entrada. La simple idea de saber que aquello por fin ocurriría no me dejaba otra opción que complacerme de esa forma. No podía esperar a notarle dentro de mí, llenando mi interior hasta sentirme reventar. Me había convertido en una fuente inagotable de lujuria. 

Javier no esperó mucho y el mismísimo Jueves por la tarde me envió un mensaje, tan conciso y breve como lleno de ansia.

-Hotel The Westin Sendai mañana a las 7 de la tarde.

El Hotel The Westin Sendai era uno de los más lujosos de la ciudad. Javier podía tener muchas cosas buenas pero el hecho de tener dinero para gastárselo en darme caprichos de esa magnitud me hacía sentir realmente agasajado. Las clases del viernes se me hicieron eternas, nunca había estado tan impaciente por algo, ni siquiera cuando iba a algún torneo local de patinaje. Pero allí estaba yo, mirando el reloj, donde cada minuto se convertía para mí en una hora. En cuanto llegué a mi casa olvidé todas las tareas y ni siquiera presté atención a la cena que me había hecho mi madre. Apenas tenía hambre de puros nervios. Daba igual si la semana que viene tenía los exámenes trimestrales y apenas había estudiado porque Javier ocupaba el 90% de mi cerebro. Esa noche tenía que ser única y exclusivamente para los dos. Ya tendría tiempo para todo lo demás...

Llegué hasta el gran recibidor del hotel y mi asombro no podía ni ocultarlo. Me sentía como en una película, en una ensoñación tal que apenas llegaba a creerme que aquello era real.

-Buenas noches, disculpe, ¿la reserva a nombre de Javier Fernández?.-

-Sí, el señor Fernández ya le espera, ¿me da su documento de identidad, por favor?.-

Cuando la recepcionista miró mi carnet frunció levemente el ceño pero me no me importó nada en absoluto lo que tuviera que opinar al respecto.

-Habitación 713, planta 7. Al fondo a la izquierda tiene los ascensores, disfrute de la estancia.-

Tenía la puerta con el número 713 en ella delante de mis ojos pero antes de entrar con la llave magnética respiré hondo y me ordené el pelo con los dedos. Allá vamos.

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