24.

370 24 15
                                    

*POV: Javier

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

*POV: Javier.*

Ese saludo no había sido como esperaba. A pesar de intentar lucir más confiado que adolorido, aquel muchacho pelinegro en frente de mí seguía en un estado casi catatónico. Tenía un aire tan familiar la presencia de aquel chico que mi cabeza seguía sufriendo punzadas de dolor, un dolor similar al que había tenido cuando empecé a recordar poco a poco todos los acontecimientos de mi vida en Sendai. Mi sonrisa se fue desvaneciendo segundo a segundo mientras Yumi medio obligaba a su hijo a sentarse en una silla, quizá por el posible peligro de que se desmayara en esa misma cocina. Un Yuzuru boquiabierto seguía observándome tan intensamente que me formó un nudo en la garganta volviéndome mudo, al igual que él.

Por suerte Yumi rompió aquel peligroso silencio.

-¿Te acuerdas de Yuzu, Javier-san?.- me preguntó con tono calmado.

Fijé mi vista en ella y luego otra vez en Yuzuru. Volví a sonreír, pero esta vez con una sonrisa triste, derrotada.

-Me temo que no, lo siento.- La cara de Yuzuru se distorsionó y pasó de estupefacción a abatido, como si no recordarle fuera un arma de doble filo, con un significado oculto que todavía no era capaz de entender. Algo en mí no toleraba verle así, así que continué hablando. -Pero me alegro mucho de haberte visto, me encantaría retomar nuestra relación.-

-¿Nu-nuestra... relación?- Tartamudeó Yuzuru.

-Sí, me ha contado tu madre que éramos amigos y la verdad es que echo de menos la compañía de un amigo... si no fuera por mi novia, estaría completamente solo aquí.-

Los dedos de Yuzuru apretaron con fuerza la tabla de la mesa de la cocina, intentando sostener sus ganas de salir corriendo de allí, incapaz de asimilar tanto en tan poco tiempo. Parecía que mi ausencia durante estos años había hecho demasiada mella en él.

-Me encantaría Habi.- Dijo al fin.

Habi.

Mi nombre en su voz. En sus labios.

Los pelos de mi nuca se erizaron de repente mientras el eco de mi nombre pronunciado así, de esa forma, rebotó en mi mente. Tragué saliva. ¿Qué me estaba pasando?

 ¿Qué me estaba pasando?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Match!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora