¿Estás bien?

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Narrador omnisciente;

Leo se mantuvo en silencio intentando asimilar la pregunta del mayor, ¿Soy feliz? se cuestionó siendo más que consciente que, claramente no lo era, ni siquiera conocía la definición de aquella palabra, pero a pesar que, dentro de su cuerpo, en lo más puro de su alma estaba suplicando para que su hermano osara en salvarlo del calvario en que él mismo se sometió ante el silencio más angustiante que había sido capaz de vivir, de todas formas no fue lo suficientemente valiente para decirlo a viva voz, así que simplemente actuó como lo llevaba haciendo durante tanto años; primero sonrió, intentando que el color de su mirada se perdiera en sus bonitas pestañas, arrugó el puente de su nariz a la vez que sus dientes se exhibían a la perfección, estaba colocando todo de él para mostrar algo falsamente sincero, y para su suerte al parecer BamBam comenzaba a creerle.

—Claro que soy feliz, ¿Por qué no lo sería?—cuestionó Leo empuñando sus manos sobre el borde de la falda mientras que observaba aquella seria mirada que el castaño había estado manteniendo en todo momento, como si no estuviese creyendo en sus palabras—deja de mirarme así.

—Pues deja de mentirme—contraatacó BamBam causando que el aliento quedara atrapado en la garganta de Leo, ¿Qué sabe él? cuestionó el chico completamente angustiado sintiendo como los latidos de su corazón rebotaban contra su caja torácica.

—si fueras feliz se te notaría en la mirada, pero cada vez que te veo, lo único que soy capaz de notar es ese brillo de tristeza que tus ojos han reflejado desde que tengo memoria—confesó soltando un suave suspiro a la vez que alzaba una de sus manos para deslizar sus dedos por su aun, empolvado cabello demostrando lo frustrado que se encontraba por oír la negación en el menor.

—Tu no sabes nada—contestó Leo cruzándose de brazos sintiendo el sudor deslizándose sobre la piel de su espalda.

El chico se negaba a pensar en una posibilidad donde el mayor hubiese sido consciente de su pequeño secreto, porque le aterraba la forma en que él fuese capaz de reaccionar ante aquella verdad—quiero volver a casa, quiero ver a Sehun—mintió con tanta facilidad intentando dejar un evidente malestar por el rumbo que había tomado repentinamente la conversación.

—¿Quieres ver a Sehun? ¡Ni siquiera eres capaz de mirarlo a la cara, o de dar tu opinión!—aclaró BamBam con su rostro tomando un tono carmesí ante la ira que comenzaba a recorrer por todo su cuerpo.

Al joven le preocupaba el hecho de que su "hermana" no tuviese ningún indicio de amor propio, y realmente no podía evitar el cuestionarse que cosas le obligaba hacer Sehun cuando nadie estaba observando.

—¡Cállate, no hables, no lo entiendes!—alzó la voz Leo llevando sus manos hacia su rostro sintiendo las cálidas lágrimas recorriendo su piel, mientras que esa agonizante sensación de estar estrujando su corazón no le dejaba descansar.

—¡Quiero entenderte Lisa!—admitió BamBam inclinando su torso en dirección del mencionado sosteniendo con cuidado los hombros ajenos, escuchando como su suave llanto lograba estrujar su corazón llegando a causar que, hasta sus propios ojos comenzaran a humedecerse de la angustia—Lisa... déjame ayudarte.

—¡DEJA DE LLAMARME LISA!—Leo explotó empujando con todas sus fuerzas el pecho del contrario causando que la espalda del castaño se estampara contra la puerta del conductor.

BamBam jadeó adolorido, pero realmente, en aquellos instantes a Leo no le importó si lastimó al mayor, o si llegó a confundirlo por sus propias palabras, él quería escapar, él no quería estar ahí.

El pelinegro limpió con fuerzas sus mejillas observando como el mas alto deslizaba su palma por la zona de su nuca donde había recibido mayor impacto a la vez que observaba sin ningún tipo de emoción sus facciones, le doy asco, pensó completamente aterrado sintiendo su mentón temblar ante la forma en que BamBam había girado su torso para encender el vehículo, a pesar de que era ilegal el pasar hacia el otro carril en aquella carretera, al joven realmente no le importó el hacerlo así que, de un solo movimiento su auto ya se encontraba en el carril contrario dirigiéndose en un completo silencio hacia su hogar.

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