¿Despedida?

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Edades de los chicos:

Leo: 16 años.
Jennie: 19 años.
BamBam: 18 años.
Mino: 17 años.
Sehun: 18 años.
Baekhyun: 17 años.
Leah (hermana de Sehun): 14 años.
Sana: 17 años.

Narrador Omnisciente:

Leo se recostó al lado de Jennie con sus pensamientos aun fijos en la forma en que la señora Kim había palidecido ante lo que había leído, el muchacho no pudo evitar el sentirse responsable por lo sucedido, creyendo que había sido su culpa el hecho de la manera en que su ex novio le había amenazado, el muchacho mordisqueó su labio inferior al percatarse que, se hubiese guardado aquella conversación sino fuera porque aquellas palabras también eran dirigías para su hermano o Jennie. El pelinegro llevó sus dos manos por debajo de la almohada manteniendo sus ojos fijos en el blanquecino techo de la habitación.

La castaña giró sobre el colchón colocando su palma por sobre su mejilla mientras que sus ojos se hallaban fijos en el perfil del menor. Lo observó en silencio sintiendo como su pulso se disparaba ante la forma instintiva en que Leo humedecía sus labios.

—Eres perfecto—soltó Jennie de la nada causando que los músculos del muchacho se tensaran por completo y el calor de sus mejillas lograran tomar ese característico tono rojizo. Ella no tardó en utilizar aquello en su favor subiéndose sobre el torso del menor manteniendo sus ojos fijos en él—¿Qué le mostraste a mi madre?

El muchacho apretó sus labios llevando por instintos sus palmas alrededor de los muslos de la contraria hundiendo sus dedos en sus suaves carnes intentando que ella olvidara aquella pregunta y se centrara plenamente en su tacto. La castaña entreabrió sus labios sorprendida alzando ambas cejas con cierta incertidumbre por la osadía del tailandés; él no era así, y ella lo tenía más que claro, pero de todas formas no pudo evitar el jadear sorprendida al ver como el pelinegro se acomodaba apoyando su espalda contra el respaldo, Leo la observó, se tomó un par de minutos para analizar su rostro.

—Tengo que protegerte—admitió Leo inclinando su torso para besar el cuello de la contraria escuchando como la coreana jadeaba sin poder creer que él había tomado la decisión de atrapar entre sus labios su fría piel—¿Lo entiendes verdad?—cuestionó alejando su rostro de su escondite para ver como la sorpresa se había apoderado por completo las facciones de Jennie—¿Ahora te quedas callada? ¿A caso no te gusta que mantenga el control?

Jennie mantuvo sus cejas alzadas deslizando sus palmas por las mejillas del menor, la chica continuó en un completo silencio analizando la forma en que los ojos del tailandés brillaban ante el reflejo de la luna que se adentraba desde la ventana, y realmente no pudo evitar el admirarlo en silencio viendo tal obra de arte que tenía bajo de su cuerpo.

La coreana no fue capaz de decir absolutamente nada, aquella nueva actitud de Leo le gustaba más de lo que debería, así que simplemente estaba disfrutando el momento; aunque, no podía dejar de lado que su actitud iba de la mano con el hecho de que Leo quería desviar el tema que ella intentaba indagar.

El pelinegro sonrió volviendo a inclinarse besando con suavidad el cuello de la contraria deslizando sus húmedos labios hasta llegar a las clavículas de la joven, se quedó quieto en aquella zona despegando su piel de la ajena, permitiendo que su cálido aliento chocara contra el cuerpo de Jennie causando un escalofrío en la contraria. La castaña tragó saliva sintiendo como los vellos de su brazo se erizaban ante los fríos dedos que ingresaban por debajo de su camiseta; ella personalmente no tenía la menor idea de que estaba tramando Leo, pero de todas formas permitió que él tocase su piel como si fuese de su propiedad.

Leo alzó su mentón atrapando con rapidez sus labios con los ajenos, el muchacho besó con suavidad a la chica sintiendo como Jennie tocaba su quijada arañando su piel sin llegar a lastimarlo. El tailandés acarició la piel desnuda del torso de la castaña sintiendo como sus juguetones dedos llegaron a tocar el borde de los senos de la contraria.

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