¿Fantasía?

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Narrador omnisciente;

La luz ingresó a través de las persianas causando que el pelinegro se removiera bajo un cálido cuerpo, el muchacho apretó sus labios soltando un quejido desde lo más profundo de su garganta ante la pereza que lo consumía; se removió por un par de segundos más siendo consciente como una cálida mano se deslizaba por el interior de su camiseta acariciando la piel de su espalda, sus músculos se contrajeron ante la costumbre de incomodidad que solía sentir cuando Sehun le tocaba, pero este tacto era diferente; más cálido, más suave, quizás con más cariño del que había sido tratado con anterioridad. Leo se quedó quieto en el instante que unos húmedos labios tocaron la piel de su frente, tenso y angustiado intentó aparentar estar en dormido por temor que la persona que estuviese acompañándolo fuese su ex novio.

—Buenos días—susurró una voz rasposa completamente diferente al tono que el pelinegro poseía, logrando identificar a la dueña; Jennie Kim.

Avergonzado Leo escondió su rostro en el cuello de Jennie sintiendo como la chica se removía ante las cosquillas que causaban el cabello negro contra su piel. Pero el tailandés no quería salir de esa zona sintiendo sus mejillas tomando un bonito tono carmesí al recordar la noche anterior; había permitido que la coreana conociera sus temores y frustraciones, que fuese consciente de lo que pensaba y sentía ante su propia persona, así que ahora no tenía ni la menor idea de como iba a ser tratado.

La castaña comenzó a deslizar sus dedos hacia las costillas del menor queriendo alejarlo mediante cosquillas. Con el calor envolviendo las mejillas y orejas del pelinegro, este de un solo movimiento se alejó de la contraria sintiendo como sus muslos se deslizaban entre las caderas ajenas quedando sobre el cuerpo de la castaña. Leo dejó de reír al percatarse en la posición que habían quedado sintiendo las palmas de la coreana aferradas en sus delgados muslos esperando con ansias alguna reacción por parte del contrario.

Jennie tomó el control de la situación alejando su palmas del cuerpo del pelinegro para apoyar sus codos sobre su almohada logrando inclinarse quedando peligrosamente cerca del rostro de Leo. La chica sonrió notando como el menor mordisqueaba su labio inferior completamente avergonzado.

—Eres perfecto a tu manera—aclaró como si fuese necesario que el tailandés fuese consciente de que ella tenía aquel pensamiento, logrando que el contrario simplemente negara con su cabeza avergonzado de que ella hubiese soltado semejante palabras.

La coreana se inclinó lo suficiente para presionar de manera vaga sus labios sobre los ajenos sintiendo como el castaño con timidez deslizaba sus palmas hasta su quijada envolviendo gran parte de su cuello y mentón. Jennie intentó abrazarlo pero el muchacho se había removido incómodo ante su tacto teniendo que volver a colocar sus manos sobre sus muslos; ella realmente no quería incomodarlo. Se quedaron en esa posición, Jennie ligeramente sentada mientras que Leo acariciaba la piel de su rostro con sus labios quietos pero completamente unidos.

La puerta de repente se abrió causando que el sonido de la madera volviendo a colisionar contra el umbral separara a la coreana con el tailandés.

—¡No he visto nada, lo juro!—alzó la voz Mino desde el pasillo causando que Jennie simplemente bufara irritada por la interrupción del muchacho.

Leo mordió su labio inferior sonriendo ante lo que había sucedido; para su propia sorpresa no había sentido vergüenza al ser descubierto por el menor de los Kim, hasta había encontrado adorable la reaccionar del muchacho, porque era consciente que, si hubiese sido al revés, donde BamBam los hubiese atrapado en el acto, su hermano hubiese sido capaz de quedarse solo para humillarlo con preguntas que, claramente no tenía intenciones de responder.

El tailandés se levantó sin antes armarse de valor para volver a presionar sus labios contra los de Jennie consiguiendo la sorpresa por parte de la muchacha.

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