Narrador omnisciente:Jennie estaba observando como Irene correteaba con sus primos y sobrinos; la chica le había invitado a una cena familiar, al principio se sintió cohibió por las miradas de los presentes, pero estos no tardaron en recibirla con un cálido abrazo causando que se sintiese más cómoda ante el buen ambiente que se creó. La coreana estaba sentada sobre el corto césped acariciando con sus dedos el cabello anaranjado del sobrino de Irene, el pequeño revoltoso se había adherido a ella como si fuese su segunda mamá, y no es que a ella le molestase, en realidad le encantaban los niños, y ese pequeño en particular lograba sacar lo mejor de ella.
—Tía Baechu no te deja de mirar—comentó el muchacho alzando su mentón para observar el bonito rostro de la coreana, por instinto el chico estiró su mano tomando la punta de los cabellos castaños de la muchacha logrando tener toda su atención—siempre habla de ti.
Jennie mordió su labio inferior sintiendo sus mejillas ardiendo de la vergüenza, rapidamente la chica posó su mirada en su pareja notando como esta al ser pillada no tardaba en sentir su rostro calentarse, de manera torpe pateó la pelota queriendo centrarse en sus sobrinos, pero la pobre uso fuerza más de la necesaria impactando aquel balón contra el rostro del mayor de los chicos.
El seco sonido de la pelota dando de lleno sobre las facciones del castaño causaron que este quedara desplomado sobre el césped comenzando a llorar ante el dolor que se propagaba. Irene aterrada escuchó el grito de reproche por parte de su hermana mayor causando que, realmente no tardara en acercarse al pequeño golpeado queriendo que dejase de llorar.
La pelinegra miraba hacía todos los lados en busca de ayuda mientras que presionaba sus palmas sobre los hombros de su sobrino moviendo su delgado cuerpo con intenciones de detener su llanto.
La coreana rió por lo bajo divertida de notar como su cuñada no tardaba en salir con la cuchara de madera que anteriormente había estado en el interior de la hoya indicando que no dudaba en golpear con ese objeto a su hermana menor por lo que había hecho en su hijo. Irene aterrada se levantó del césped dejando a la deriva a su sobrino que continuaba quejándose por el golpe recibido.
—¡Cómo se te ocurre golpearlo!—gruñó Taeyeon mientras que observaba como la pelinegra comenzaba a correr en dirección de su pareja—¡Bae Joohyun, ven aquí!
—¡Fue un accidente!—aclaró la mencionada colocándose detrás de Jennie para utilizarla de escudo. La chica encogió sus hombros moviendo a su pareja mientras que su hermana sostenía en sus brazos el lloroso castaño—si me golpeas, Jennie y el pequeño Mark lo recibirán —advirtió observando como su hermana mayor simplemente suspiraba meciendo a Jay en sus brazos con intenciones de querer calmarlo.
—No se que le ves para estar con ella—comentó la mayor en dirección de Jennie escuchando como Irene simplemente se quejaba ante sus palabras—vamos Mark, tus primos están por llegar—la mujer tomó la pequeña mano del menor arrastrándolo hacía el interior del hogar de sus padres brindando la oportunidad al Jenrene de poder estar a solas.
La pelinegra apoyó su mejilla sobre el hombro derecho de su pareja, teniendo el instinto de envolver sus brazos alrededor de su pequeña cintura. Jennie sonrió emocionada por el tacto de su pareja, sin dudar la chica giró sobre sus talones sintiendo como las extremidades ajenas aún seguían firmemente adheridas a sus caderas, la castaña estiró sus brazos presionando sus palmas sobre las mejillas de la pelinegra observando con devoción lo bonita que está era. Se quedaron en silencio, observándose a los ojos mientras que los pensamientos viajaban entre si, sin llegar a atormentarlas, Jennie deslizó sus pulgares por debajo del mentón de su pareja sintiendo sus piernas flaquear al notar la manera en que Irene le observaba, las yemas de sus dedos tocaron de manera inocente sus llamativos cerezos intentando que no se notara el hecho de que moría por besarla.
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Lost Boy
FanfictionLalisa Manoban tenía una belleza espléndida, algo completamente fuera de este mundo, quienes tenían la oportunidad de ver su perfección quedaban completamente anonadados por tal deslumbre creyendo ingenuamente que ella era una obra de arte, pero el...