Sentimientos

640 84 5
                                    


Narrador omnisciente:

BamBam estaba sobre Leo con su brazo derecho rodeando el hombro del pelinegro, el alto muchacho se había manteniendo completamente parlanchín cuestionando más de una ocasión aquellas llamativas marcas rojizas que cubrían gran parte de su cuello. El tailandés enrojeció escuchando la risa rasposa de su padre al notar por el espejo interior su rostro reflejando incomodidad. Leo se sentía asustado por todo ese ambiente; tan acogedor, tan irreal, que simplemente su mente no podía aceptar que, realmente estuviesen haciendo un esfuerzo para tratarlo como él se sentía.

—No me dirás quien te hizo eso—cuestionó BamBam con un toque de picardía, siendo inconsciente que lo enrojecido debajo de los chupones habían sido causada por una mano áspera, una palma masculina buscando la oportunidad para acabar con su vida.

El pelinegrl se quedó en silencio con sus labios apretados a la vez que sus oscuros ojos observaban como los transeúntes quedaban atrás ante la velocidad del vehículo de su progenitor. El mayor deslizó su dedo índice presionando la yema de este sobre el hombro del más bajo queriendo llamar su atención.

—¿Leo?—le llamó nuevamente observando con preocupación como el contrario simplemente entreabria sus labios viendo la nada misma.

Los pensamientos de Leo viajaban hacia las acciones de Sehun, recordó el calor de sus palabras, la furia con la que solía dirigirse hacia su persona, la manera en que aquellos orbes frías se posaban en su rostro transmitiéndole un odio y posesión que lograba erizar por completo su piel.

Leo tragó saliva sintiendo las fantasmas manos de su novio enrollándose en su cuello, intentó respirar, se sofocaba sin darse cuenta mientras que las palabras del joven coreano repitiendo una y otra vez que le pertenecía lograban hacerlo llorar.

Marco detuvo el vehículo con la mayor rapidez que pudo frenando muy cerca del asfalto. El hombre se estacionó dejando todo lo mas seguro posible a la vez que oía a la perfección las palabras de BamBam y el llanto desgarrador de su hijo menor.

El castaño deslizó sus palmas por el húmedo rostro del pelinegro observando con pánico como Leo simplemente se dedicaba a llorar repitiendo una y otra vez; no lo lastimes.

—Leo—lo llamó con preocupación su progenitor.

—Hey, hermano, ¿Qué sucede?—cuestionó BamBam intentando abrazar al más bajo sintiendo como su corazón se estrujaba ante la forma en que el pelinegro simplemente se aferraba a su camiseta.

Leo cerró sus ojos recordando la forma en que Sehun lo había empujado contra la pared, recordó sus golpes, sintió cada bofetada en su mejilla y mentón mientras que las palabras "Puta y barata" no dejaban de deslizarse por los labios del más alto.

BamBam agarró con fuerza los hombros del pelinegro logrando silenciar al muchacho lo suficientemente rápido para asustarlo.

—¿Qué pasa?—preguntó el castaño con la respiración agitada, completamente asustado ante la actitud que había tenido el más bajo.

Leo jadeó por un par de minutos sintiendo la palma de su padre deslizándose por su delgada espalda. Su frágil cuerpo se inclinó sintiendo la tela de la camiseta de su hermano acariciando su húmedas mejillas, guardó silencio asustado por las reacciones que podrían tener sus familiares; BamBam enloquecería si se llegará a enterar todo lo que él vivió, y para que pensar en su padre, Marco no podría vivir con la vergüenza de permitir que hubiesen lastimado al pequeño tailandés.

El menor pensó en que debía hacer, tardó un par de minutos más hasta lograr tomar la decisión que encontró correcta.

—S-Sehun me golpeó... siempre lo ha hecho—confesó el pelinegro sintiendo como el cuerpo del castaño se tensaba por completo y el tacto que anteriormente había estado en su espalda se perdía ante la magnitud de sus palabras—todos los días... soy una basura, él siempre lo ha dicho.

Lost Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora