~Todo es mi culpa~(Catradora)

Capítulo 5

[Narra Adora]

Catra calló dormida de nuevo, parecía estar muy cansada, pero la expresión de su rostro era tan tranquila y apacible.

~Se ve muy linda~ ¡Espera! ¡Cielos, ¿por qué pensé eso?! Me puse roja como un tomate.

*Toc* *Toc*

Unos golpes me sacaron de mi mente y de mis locos pensamientos, estaban llamando a la puerta.

Me levanté de la silla y estiré los brazos mientras me dirigía a la puerta.

Giré la manija para abrir y puede ver a Glimmer y Bow del otro lado del umbral.

-Hola- Ambos susurraron al unísono, Bow traía un frasco en la mano, parecían pastillas.

-Le trajimos unos medicamentos a Catra... para el dolor- Comentó, elevando el frasco y moviéndolo un poco para hacer chocar las pastillas unas con otras.

Les sonreí, estaba muy agradecida de que se preocuparan por ella a pesar de sus acciones pasadas contra la Rebelión.

Me aparté de la puerta y les dejé entrar -¿Cómo está?- Me preguntó Glimmer en un susurro.

-Está bien.....creo- Dije lo último algo desanimada, me preocupaba mucho por Catra.

-Oye, le pregunté a los curanderos y Susete dijo que aún no puede comer sólido, ¿pero qué te parece si vamos a traerle un batido? Se lo comenté a Susete y dijo que eso sí podía- Glimmer trataba de animarme y se lo agradezco profundamente, asentí con una pequeña sonrisa, no podía esperar para ver la cara de Catra cuando probara algo de comida real en vez de las barras que nos daban en la Horda, esas cosas saben orrible.

Glimmer y yo fuimos a por unos batidos y Bow se quedó con Catra por si despertaba y necesitaba algo.

{Días atrás}

[Narra el pequeño demonio de Hordak]

El amo estaba en su trono, revisaba un montón de papeles, parecía enfadado por algo. Bueno, el siempre está enfadado, pero ahora lo estaba más de lo habitual.

Yo estaba acercándome al trono, era como un gran asiento de metal duro, cuando la puerta se abrió con un desagradable chirrido -¿D-Da su permiso, Lord Hordak?- Un soldado quería entrar, era uno de los informantes. Su voz era temblorosa. Normal, la mera presencia o simple mención del amo hacía quebrar las paredes.

-Pasa de una vez- Ordenó con su voz ronca y muy molesta, parecía que le estaba esperando.

El soldado entró y las puertas se cerraron detrás de él con un gran golpe, el joven no gritó de milagro, estaba exactamente nervioso.

Se acercó un poco titubeante bajo la fría y atenta mirada del amo, que le juzgaba sin necesidad de palabras.

Se detuvo al final de las escaleras que conducían al trono, el cual se elevaba en la sala.

-Ya sé de la derrota en Salineas, traigan a la Capitan de las Fuerzas Catra para....."conversar" sobre su plan fallido,... otra vez.- El amo apartó el brazo de su lugar, lo que indicaba que me subiera, y así lo hice, me coloqué junto a él de un salto.

El amo comenzó a acariciar mi cabeza mientras el informante continuaba -Es precisamente por ella que vine, Señor. Ella.....murió.....durante la batalla- Sin apartar la mano de mi, el amo detuvo sus caricias -Los soldados aseguran haberla visto luchando contra She-ra y luego caer herida, algunos dicen haber estado lo suficientemente cerca como para ver la sangre.- El amo reanudó sus caricias y con la otra mano le hizo un gesto al joven para que se fuera, este obedeció y se fue corriendo, todos se asustaban del amo, incluso yo...a veces.