El esposo que pedí - ROMANCE CRISTIANO

Capítulo 6

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La semana pasa relativamente rápido, normalmente cuando estoy muy envuelta en el trabajo no tengo tiempo de aburrirme ni de pensar en cosas que no son necesarias, pero, aunque no he tenido tiempo de casi nada, mi mente se encarga de traerme a memoria a Ethan, de recordarme su rostro e imaginarlo como si fuera mi pareja, de verdad que intento quitarme estos pensamientos de la mente, porque él ya tiene a una persona a la que él quiere, pero mientras más trato de sacarlo de mi cabeza, más difícil se me hace alejarlo de mis pensamientos.

Ya han pasado once días desde que fuimos a ver el terreno, él me ha estado enviando Email con información relevante de la venta, los papeles y demás. Yo solo le respondo lo necesario, trato de no mantener conversaciones personales con él para no involucrar mi corazón más de lo que está.

Ahora mismo estoy llegando a casa de mi madre para hablar seriamente con ella, no debo permitir que esta situación avance más de lo debido, porque puede afectar los planes que Dios tiene para mí con mi futuro esposo, porque no quiero conocerlo y que mi mente solo esté pensando en otro hombre, sería algo nefasto.

Abro la puerta principal confiadamente y me adentro a la sala de estar donde está mi madre hablando con una hermana de la iglesia; saludo y voy a mi antigua habitación a esperar que ellas terminen de platicar.

Me recuesto en la cama con las manos enlazadas debajo de mi cabeza y pienso en una cosa totalmente estúpida, pero que mi mente entiende que es totalmente necesaria para seguir en su tarea de hacer que me enamore de este hombre, hace un tiempo Ethan durmió en este mismo lugar, me vio desnuda y yo lo vi a él, que tiene buen cuerpo cabe destacar y ahora que lo pienso, sus brazos al desnudo se veían totalmente cautivadores. Mi mente sigue traicionándome, y me encuentro yo fantaseando con su cuerpo, imaginando cosas que no debo, por mi bienestar espiritual. Me obligo a salir de ese trance fantasioso y no debido, me repito una y otra vez que no debo pensar de esta forma de ese hombre. Me siento en la cama y es el momento preciso cuando empiezo a frustrarme.

"señor, por favor saca a este hombre de mi mente, por favor, ya no aguanto más, me está gustando demasiado y esto no debe pasar padre, este hombre tiene a su chica y no soy yo, además de que me estoy enamorando y no quiero salir herida, sabes que nunca antes me había enamorado y todo esto se me está haciendo muy frustrante y extraño a la vez, pero también me siento culpable, porque pienso en ese hombre en situaciones que no debo imaginar señor, y no puedo controlarlo, me siento culpable por pensar así de él, pero a la vez también me siento en paz por una pequeña parte, Dios, ay, estoy que ni yo me entiendo, ojalá puedas hacerlo tú, porque siento que voy a enloquecer"

Mientras hablaba con Dios no tenía la vista enfocada en nada, por eso no me fijé que mi mamá ya había llegado a la habitación y me estaba mirando con una sonrisa en los labios que no supe a que se debía, porque no creo que mi rostro exprese felicidad en estos momentos, todo lo contrario, mi rostro expresa lo fustada que estoy en estos tanto por dentro como por fuera, o eso creo yo al menos.

— Hija, tienes cara de loca — su risa confirma lo que yo sospechaba, esto de "amor no debido" me está sacando de línea, y, oh Cristo, no está bien.

— Creo que me estoy volviendo loca Má — ella viene y se sienta en la silla de mi pequeño escritorio, frente a donde estoy yo sentada en el borde de la cama.

— Estás enamorada hija, el amor es de locos.

Yo me quedo mirándola con cara de sorprendida, no sé cómo se enteró, pero me descoloca, o sea, ¿tan notorio es, o eso también Dios se lo reveló como lo de mi "esposo"? mi mirada no se aparta de ella hasta que me dejo caer de espalda nuevamente en la cama.