Capítulo 7

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El cansancio que llevo en mi cuerpo es tan fuerte que tan pronto regreso de la casa de mis padres me vuelvo a dormir hasta entrada la noche.

En la iglesia pude mantenerme en pies porque tomé una pequeña dosis de café para poder aparentar fuerzas; hacía mucho tiempo ya desde que no salía hasta tan tarde y la pasara tan bien a la vez, anoche fue uno de esos días que no quieres que termine, me divertí muchísimo, y reí como hace mucho no lo hacía, pero no pasé por alto admirar una que otra vez disimuladamente a mi hermosa pesadilla, sí, he decidido ponerle un nombre: hermosa porque vamos, él es guapo, y pesadilla porque sé que me estoy haciendo daño cada vez que lo pienso, pero en fin, me era imposible no notar cada vez que reía a carcajadas o cada ocasión en que hacía monería o chistes para hacer reír al grupo, también pude notar que es una persona que le gusta divertirse con amigos y hacer bromas a los demás; realmente si me presentaran a este Ethan y luego me dijeran que era un excelente predicador te diría que te equivocas de persona, porque noche conocí al Ethan divertido.

Ahora justo estoy terminando de hacer mi devocional diario y estoy meditando en una cosa que me está haciendo pensar mucho, es sobre una cita de Santiago 1:6

"Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra"

Muchas veces he pedido con "fe", pero en el fondo de mi corazón hay un poquito de duda en cuanto a lo que he pedido, igual que muchas personas cuando son ciegas por el pecado y piden a Dios que los saque del lodo en el que están, pero lo dicen dudando del poder de Dios para quitarle eso que ellos consideran tan grande, normalmente ese tipo de gente termina alejándose de Dios porque no fueron atendidos, sin embargo no es culpa de Dios, sino de ellos que no han pedido con Fe, sino que dudaron y por eso se endurecieron más y dejaron de confiar en su poder, le pido a Dios que no permita que mi corazón me lleve a tal extremo, puesto que en ese momento perdería lo más valioso para mí, la salvación.

Empiezo a preparar algo para cenar cuando me entra un mensaje al móvil, reviso y veo que es Ethan, me debato en abrirlo o no, no sé para qué me necesita, pero no sé si responder o no, opto por dejar el celular en la encimera y me pongo a preparar mis arepas de yuca. Mientras voy con la preparación escucho música romántica, porque me dejé dominar por el deseo de escucharlas y aquí estoy, mi gusto musical de música romántica es muy variado e interesante, mejor ni te cuento.

Al momento que me siento en el sofá con las piernas cruzada a lo indio y mi plato con mis arepas en la perna de debato mentalmente por tomar el celular, mi corazón dice que lo tome y le conteste a Ethan, pero por otra parte mi lado consiente me dice que no lo haga, puesto que me voy a seguir hiriendo; es tan fuerte mi debate interno que ni siquiera he probado un bocado de mi comida que bastante apetitosa se ve.

Me inclino por hacerle caso a mi corazón y abro el mensaje para encontrarme con un simple "¿Estás disponible?" que hace que mi corazón se acelere y sonría como si fuera una adolescente de 16 años con el chavo que le gusta.

Como psicóloga sé que no hago bien en contestar y hacerme más daño engañándome en esta vil ilusión por este hombre, pero vuelvo a llevarme de mi corazón y le respondo afirmativamente.

Suelto el móvil en espera de un mensaje suyo y me dispongo a cenar mi rica y suculenta inspiración culinaria, unas arepas de yuca rellenas de tomate, queso, aguacate, lechuga y mayonesa, quizás suene raro, pero es súper delicioso esto.

Hace unos días dejé de responderle los mensajes diarios que nos enviábamos simplemente porque entendí que eso no es algo que deba hacer con él, eso compromete más mi corazón, de igual manera siguen llegando todos los días de parte de el a mi celular, pero solo los leo y decido ignorar, muy difícilmente cabe destacar.

Ya hubo terminado mi cena cuando entra una llamada a mi celular, cuando leí de quien se trataba no pude evitar cubrirme el rostro con ambas manos. "Señor, por favor ayúdame" elevé mi clamor interior. Tomo el celular y descuelgo la llamada.

- Hola - escuchar su voz hace que en mi pecho se formara una extraña sensación, nada dolorosa, pero bastante desconocida.

- Hola tu - fue lo único que se me ocurrió decir

- ¿Anoche llegaron bien? - "Dios, que voz tiene este hombre", solo me queda respirar profundo y responder

- Sí, todo sin percance

- Me alegro, de paso te informo que con el terreno todo va bien, hasta ahora nada se ha presentado

- Está bien, ¿ya has pensado en un diseño?

- Sí tengo algo en mente, pero el terreno es tuyo, es tu cabaña la que se construirá, así que tienes la decisión en tus manos.

- Sí pronto no reuniremos para eso, todo a su debido tiempo.

- perfecto, ¿cómo ha ido tu culto esta mañana?

Esa pregunta causó que dejara de pensar por un momento y me pusiera a reflexionar sobre un poco de todo esto; este hombre está yendo más lejos de lo que ningún otro hombre ha llegado, no es que me sienta mal con sus atenciones, pero no son debidas, no debo permitir que este hombre me siga afectando de esta manera, quizás me equivoco, pero creo que esas atenciones que él me brinda no son de amigos precisamente y esto puede terminar mal si no se detiene ahora mismo. Lo pienso un segundo puesto que ya no hay tiempo para detenerme a pensar en cómo hacerlo de otra manera.

- Em, una pregunta, y disculpa si no soy lo bastante discreta, pero... ¿Cuáles son tus intenciones conmigo? Esas atenciones que me estás brindando.

Su línea se queda en silencio un momento y no imagino lo que debe estar pasando por su mente en estos momentos porque por la mía están pasando bastantes cosas. Como por ejemplo que me diga que estoy demente por pensar que él quiere algo más conmigo que una amistad, tantas cosas que me nublan el pensamiento.

- Me gustaría que hablemos en persona de un tema que nos incluye a ambos, cuando te venga bien - es lo que responde a lo que asumo que él prefiere no responder a la cuestionarte que me hago.

- Si te parece el martes estoy disponible en la mañana

- Me parece perfecto, nos vemos allá en dos días entonces - en su voz siento que está sonriendo y eso me hace a mi sonreír olvidando casi por completo lo segura que estaba minutos antes de ponerle un stop a todo esto.

- Bien, nos veremos, pasa linda noche - dicho esto cuelgo la llamada, sí, un poco brusco de mi parte, pero no quería seguir extendiendo esto más de lo debido para mi corazón.

Pensando en esto me dispongo a ver una película en la soledad de mi habitación y sufro en silencio por el deseo y la añoranza de compartir cositas así de simples con una persona que sí me quiera a mí y poder tenerla aquí abrazándome.

"Señor, que se cumpla pronto eso que le dijiste a mi madre"

Dicho esto, me dispongo a dormir, mañana será otro día y tengo mucho que hacer en el consultorio.

El esposo que pedí - ROMANCE CRISTIANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora