Capitulo 8

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Te traje una rosa

Pero no es tan hermosa

Como tus ojos

Que iluminan mi cielo

Mis rimas celosas

Te notaron preciosa Quieren que te diga

Si ¿serias mi Esposa?

Estoy recostada en una banqueta del parque donde quedé de encontrarme con Ethan mientras escucho esta canción que me encanta. A mi alrededor tengo el inmenso parque de recreación de mi ciudad, a estas horas no hay muchas personas vagando por aquí ya que es martes en la mañana, los niños siempre están en clases a estas horas, las personas trabajando y el resto de mortales, bueno, nosotros sí estamos sin nada que hacer; cerca de mi hay unos chicos universitarios haciendo tareas, me recuerdan a mí hace unos años, solía reunirme en este parque con mis compañeros a estudiar, el ambiente en la mañana aquí es relajante y te permite concentrarte con facilidad. Más alejado hay un grupo de personas mayores sentados hablando y más allá un grupo de adolescentes haciendo no sé qué cosa, desde mi posición no logro identificar.

— Hoy te confieso que Te llevo muy dentro, Dentro de mi pecho, Eres mi universo — doy un respingo y Me quedo helada cuando escucho alguien cantar desde atrás de la banqueta muy cerca de mi oído este verso, en ese momento aparece delante de mí una rosa roja solitaria y mi asombro es tan grande que permanezco en la misma posición por varios segundos, mi corazón se desboca a palpitar sin control queriendo Salir de mi pecho mientras que siento mi mente volar de tantas cosas que está suponiendo.

Al girarme lentamente noto que quien está detrás de todo esto es la persona que estoy esperando, viene con una sonrisa de esas que te desarman hasta el alma y en la mano todavía sostiene la rosa.

— ¿Qué crees que haces? — sin proponérmelo mi voz sale en un tono de reproche y noto que su rostro se muestra confundido tras mi pregunta.

— Te traje una rosa, pero no es tan hermosa como tus ojos que iluminan mi cielo. — vuelve a citar otra frase de la canción que aún sigue reproduciéndose pero que ya no le presto atención

— No pensé que fueras esa clase de hombre Ethan, te tenía en otro concepto — la cara que pone es de total confusión y me sorprende su astucia de querer mentirme. — piensas que voy a seguirte el juego cuando tú mismo me has confesado que estás orando por otra mujer?

— No, te estás confundiendo, deja que te explique por fav

—No quiero escuchar tus explicaciones — interrumpí su explicación — podría esperar esto de cualquiera, pero no de ti, adiós, no me escribas ni me llames más por favor, olvídame.

Empecé a caminar hacia mi carro que había dejado estacionado a no mucha distancia de donde estaba sentada, sabía que esto no podía terminar muy bien, no quiero juzgarlo, pero esto no es lo que una persona cristiana hace, pero lamentablemente hay muchos lobos disfrazados de ovejas dentro de la congregación.

Todavía falta muchísimo tiempo para mi turno en el hospital, así que me dirijo a mi casa; nada mejor que limpieza profunda para olvidar los problemas.

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— Doctora, tiene un paciente — Mary, la enfermera asignada a mi consultorio entra a mi oficina y deja encima del escritorio la ficha de datos del sujeto, yo estoy dando terminación a un historial médico de otro paciente por lo que no le presto mucha atención a la hoja.

El esposo que pedí - ROMANCE CRISTIANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora