🌑capitulo 7🌑

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El pelinegro miraba confundido al pelinaranja que se le notaba completamente nervioso parado frente a el, ademas de que la manera en la que brillaba el en el inframundo delataba todos sus sonrojos.

No recuerdo haberte citado.—No sabía si estaba enojado o algo por el estilo, su tono de voz era completamente serio como si estuviera enojado, pero en su rostro había una sonrisa ladina. Apretó los bordes de su capa que solía usar todo el tiempo y se dignó a dejar de mirar sus pies y mirarle directamente.

No sabía cuando venir, ademas de que no me ha dicho nada.—Habló seguro, y era cierto hace una semana que no veía a este, y no sabía que hacer, ademas de que estaba completamente aburrido y lo unico entretenido que le había llegado a su vida era la propuesta de Kageyama. Este asintió y palmeó su regasó a que viniese a sentarse.

El cual temerosamente ascedió y rapidamente se sentó en el, pero la atención de Satan estaba centrada en una muy larga hoja. Suponía que era su trabajo, ¿Pero porque a esas horas lo hacía?

—¿Que es lo que hace?—Se atrevió a preguntar curioso viendo como ciertos nombres de la tinta derrepente se tornaban de negro, rojo y solamente uno de blanco al instante desapareciendo de aquel trozo de papel.

Decidó que hacer con cada alma.—El angel se quedó esperando alguna explicación o información más.—Las que se tornó de negro deshecho sus almas, dejan de existir o aveces son robadas en el viaje a la elimación y se crean los seres malignos, las rojas reencarnan, y las blancas vienen al paraíso o al inframundo.—Dijo sin ganas de elaborar una explicación muy larga.

¿Como sabe que almas deben ir a lo que corresponden?—Le miró con una ceja alzada intentando ver si trataba de distraerle o algo, pero no, al parecer aquella criatura estaba interesada en saber que era lo que hacía.

Pues... Apenas veo su nombre veo toda sus vidas en una fracción de segundo, depende de tales pecados y de que tan maligna o pura se haya tornado esa alma se decidó donde debe ir.—Hinata soltó un "Wow" mientras veía los nombres que quedaban de aquella lista.

Es realmente increíble, debe ser un trabajo realmente importante, es asombroso.—Kageyama se sorprendió ante las palabras del menor, nunca nadie había alagado su trabajo, normalmente le criticaban por muchas cosas que según el resto no estaban bien.

Y si que esperabas del trabajo del Diablo.—Hinata carcajeó negando con la cabeza si que se notaba como no sabía recibir un simple cumplido. Este solamente esperó entretenido a que continuara con su trabajo pero observó como el objeto se incendió desapareciendo en un instante. Miró confundido, pero esa confunción se desvanecíó al sentir dos enormes manos introducirse por dentro de su camisa.

¿Porque no utilizas tunica como el resto de los angeles?—Lamió el cuello blanco de este.—Estas prendas son complicadas de sacartelas.—Mordió su cuello mientras se hartó de intentar desabotonar su camisa e la arrancó de un tiron. Gimió ante el tacto en sus pesones luego de tener el pecho al descubierto.

Oigaah no le da el derecho a romperlas.—Dejó una mano jugueteando con uno de sus pesones y la otra mano bajo adetrandose por delante del short que tambíen contenía botones. No se molestó en atender su miembro y simplemente paso directamente en acariciar la entrada del pequeño.—Llevame a la cama...—Lloriqueó incomodó.

Kageyama respondió rapidamente tomandolo en brazos y aleteando no con tanta prisa hacía su habitación, para dejarle ensima de aquella tan pedida cama. Dirigió su boca directamente hacía aquel botón rosa y lo succionó y justo cuando lo mordió introducció un dedo de golpee. Acarició con su cola su muslo el cual se tensaba como todo su cuerpo ante la repentina interrupción.

¿Que dices? ¿Hoy crees que podramos introduccir lo mio?—Mordió su oreja a la vez que introducía otros dos dedos, provocando que la espalda del contrario se encurve y apretara las sabanas con sus manos. Continuó introduciendolos y sacandolos unos minutos y a su vez tambien introdució su lengua.

¡Kageyamaah!—Acabó volviendose casi loco ante tanta estimulación y acabo manchando su propio pecho. El pelinegro simplemente sonrió y besó sus labios y sacó su miembro intentando alinearlo en su entrada, trató de meterlo pero aún se encontraba muy estrecho y no le permitía el paso.—No,no porfavor, hoy no, duele mucho.—Le miró directo a los ojos con pequeñas lagrimas que se escurrían por sus mejillas.

Chasqueó la lengua molestó, pero decidió tenerle piedad, asi que simplemente sacó la punta de su miembro del interior del chico y besó su cachete tratando de tranquilizarle.—Cierra las piernas.—Hinata obedeció y cerró sus piernas una pegadita a la otra, el Diablo introdució su miembro entre ellas y con una mano solamente introdució dos dedos.

Tomó un ultimo respiró y comenzó a penetrar aquellas piernas del angel mientras a su vez comenzó a mover ambos dedos dentro del menor. Comenzó a poner su pesó ensima de este provocando que sus  rodillas tocasen casi totalmente su pecho, este seguía penetrandolo como si del interior de el mismo se tratara. Hinata se sentía totalmente atraido por los gemidos roncos que salían de la boca del contrario, tanto que se animo a subir un poco su rostro para poder besarlo.

Bastaron no más de diez estocadas para que ambos terminasen acabando. Hinata se encontraba totalmente sucio de semen proveniente de ambos. Sacó sus dedos del interior de este y se recostó a su lado apoyando su cabeza en el hueco del cuello de Shoyo.

Besó sus labios y limpió sus lagrimas, se sentía tan calido aquellos tactos, quería quedarse allí para siempre.—Eres un angel muy travieso...—Le volvió a besar pero esta vez su mejilla y Hinata sonrió con un pequeño calorsito en su corazón que le hacía palpitar algo rapido.

Era una sensación completamente distinta la cual nunca había experimentado nunca. ¿Que era esa sensación?

Cerró sus ojos con una sonrisita y otras lagrimas en su rostro y se durmió completamente cansado.

Cupido y Satan [kagehina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora