🌒capitulo 13🌒

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Hinata movía sus alas nerviosamente viendo como el diablo le miraba con los brazos cruzados y el ceño fruncido, tal vez no fue un muy buen momento de venir, o quien sabe, ni siquiera sabía del porqué le miraba de aquella forma.

¿que haces aquí?—Pregunto con aquel tono serio que le daba a entender que algo no andaba del todo bien. Aunque se relajó al verle suspirar más tranquilo.

Quería venir y ya sabe... No tengo que hacer, lo siento si molestó.—Miro al piso sabiendo que tal vez estaba siendo algo insoportable al volver y volver a presentarse en aquel lugar sin aviso alguno.

Esta bien. Tengo que trabajar algo pero puedes quedarte, y no tendremos sexo por un tiempo.—Shoyo miro confundido, con una evidente mueca que decía exactamente "¿porque?" En signo de queja.—Estas demasiado débil, descansa y cuídate, luego lo podremos hacer.—Hinata se sentó a su lado con una expresión algo triste.—Acumula mucha energía para la próxima.—Susurró en su oído y un gran sonrojo se tornó en su rostro, demasiado notorio por el entorno donde estaba, pero una sonrisita también se presentó sacando ese rostro deprimido. Kageyama suspiro cansado de tanto pensar, volvió a mirar al pelinaranja que siempre parecía interesado en todo lo que hacía.

¿No se cansaba? Lo único que hacía era verle escribir y analizar, pero parecía disfrutar verle.—¿Te cuento algo?—Hinata le miró con aún más atención.—Creo que a estas alturas, eres el ser en el que más confío.—Y sinceramente era simplemente porque nadie interactuaba del todo con el, era como el único vínculo normal que tenía, después de todo tener ese poder te aislaba de todo ser a tu alrededor.

¿Enserio? ¿Y qué hay de todos tus súbditos que trabajan para ti?—

Nunca se sabe cuando pueden traicionarte por el bien de si mismos, tu... Por alguna razón eres diferente.—Y lo confirmo cuando a pesar de su mal estado prefería venir a verle.—Dime algo... ¿Como está el mundo de los mortales?¿Que males y vienes perduran?¿los dioses hacen algo?—Preguntaba en busca de información, ya que no prestaba mucha atención en aquel mundo.

Pues... Son tiempos difíciles, hay guerras por diferentes opiniones, desigualdad, violencia de genero, maltrato, enfermedades incurables demasiadas cosas que decaen en el mundo. Pero es bueno que a pesar de todo, los mortales encuentren el amor... amistad y felicidad a pesar de todo, algunos logran vivir mejor que otros, pueden embarazar a alguien, tener una Bonita familia, o aveces en lamentables casos una desafortunada familia. Y con los dioses... Es algo confuso, el único dios que parecía activo era Sugawara, pero... Hace un par de meses cesaron todas las ordenes, se paró de distribuir energía, dejaron de conectarse con aquel mundo. Pero tal vez se están organizando, solo se eso...—

Kageyama sonrió, por fin obtuvo algo de información del otro lado, una muy valiosa. Si no fuera por Hinata, tal vez le sería imposible descifrar que trataban en las puertas del paraíso.

Gracias, me ayudaste de mucho.—Besó y sacudió su cabello provocando un sonrojo en el cupido.—Y dime ¿qué es lo que más te gusta de allí?—

Pues... Como surge el amor, el ciclo de la vida... Como surge el embarazo y luego se crea una vida cuando es amor.—Hablaba con total sinceridad pensando en todas aquellas situaciones bonitas que pudo visualizar a lo largo de su vida.—Me gustaría poder crear algún hijo mío, saldría alguien como yo, un mini yo, y lo llenaría de amor.—Kageyama carcajeó.

Por razones muy obvias, el embarazo y el procrear un ser a partir de uno mismo solamente está permitido en el mundo de los mortales. Aquí solamente el único que puede crear un ser soy yo, y apartir de almas perdidas, es mi trabajo.—

Tienes razón.—Hinata temblorosamente, por miedo a la reacción del diablo, y por quien era, se atrevió a recostarse y abrazar el brazo del moreno, el cual no pareció incomodarle, y alegremente Hinata se relajó un poco.¿No me tocara ni nada?

—No, estás débil.Respondió sin mirarle, continuando analizando la situación y de algunas hojas de las cual Hinata no entendía la escritura.

¿Le molestó?

—Para nada, eres como un respiro de aire fresco de toda mi vida.Shoyo puso cierta expresión algo indescriptible para el demonio, pero por alguna razón sintió como si debería tocar al menor, no sexualmente, si no tocarlo, un simple tacto, tal vez algo tierno. O solo como sabia dar algo de contacto, se acercó hasta su cuello depositando un beso y un chupeton.—Un respiro de aire fresco, que sabe dulce...—Depósito un último beso un poco más arriba de su cuello y volvió a alejarse.

Mirando como Hinata apretaba sus labios nervioso y ruborizado de pies a cabeza, río al notar que era como un tomatito.

Y luego se dio cuenta que no sabía en qué momento había tomado su mano cariñosamente, tan pequeña y suave. Perfecta a la de un Ángel como el. Conscientemente esta vez acarició esta con el pulgar de su mano, le generaba tanta paz aquel pequeño.

Le sorprendía el hecho de que no le haya corrompido por ser quien era.

Vuelve a casa y recuperate, cuando te sientas mejor, podramos hacer lo que quieres.—Aunque lo que no sabía Kageyama era que Hinata no quería solo sexo de el.

Mmm, esta bien.—El diablo revolvió sus cabellos y porfin se marchó.

Y si tal vez, un cupido estaba teniendo un poco a sus pies al mismisimo diablo, el ser más poderoso.

Cupido y Satan [kagehina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora