Cupido y Satan [kagehina]

🌔capitulo 18🌔

El silencio inundaba el lugar y el pecho de Shoyo se llenó por completo de aire y lo soltó poco a poco, dispuesto a decir unas pocas palabras.

—Iré a la tierra.—Kageyama apretó los labios sin saber que decir, sin saber si es era la mejor opción o no, si saber si lo hubiera sabido antes tal vez algo hubiera sido completamente diferente.

—Valiente, entonces la tierra así será.—Hinata volteó a ver al pelinegro que se encontraba helado y sonrió mientras sus lágrimas no paraban de salir.

—Señor Kageyama, te amo.—Dijo por último como despidiéndose de aquel ser quien amo por primera vez, no quería irse. Pero tal vez en cientos, miles o millones de años, tal vez solo tal vez lo volvería a encontrar.

[...]

Esas palabras habían quedado plasmadas en la cabeza de Satan por días, días en los cuales el paraíso se encontraba casi vacío, donde nuevos seres entraban poco a poco, y trataba de controlar lo más posible todo el mundo. Y por suerte lo manejo lo mas rápido, correcto y tranquilamente posible.

Pero todo se notaba vacío, desde que Hinata se había ido, nada era lo mismo, todo era como su vida antes, aburrida sin cariño, sin esa sonriente cara visitandole inesperadamente cada día.

Poco a poco fueron pasando los días, meses y algunos años, hubo dioses nuevos porfin y las cosas se tornaron mejores, llenando los lugares que faltaban, completando el nuevo mundo, mucho mejor, con más paz y más bien a su al rededor. Completando todo su labor por fin, ahora siguiendo con la rutina de antes.

Aún así, cada día, cada mes, cada año, cada momento, ese vacío seguía ahí, algunos comenzaron a tratarle sin miedo y con amabilidad, pero nadie era como aquel cupido que lo llenó una vez, nadie tenía una sonrisa tan brillante como la de el. Y en tanto tiempo, cada día, se dio cuenta, que lo había amado completamente. Solo que se dio cuenta muy tarde.

Y nunca se lo pudo decir, nunca pudo decírselo, no pudo decírselo aquella vez que de la boca de Shoyo salieron las palabras "te amo"

—No queda nada, solo pequeños detalles. Desde aquella corte, no tiene que preocuparse, creo que puede continuar con cualquier plan que tenga ahora con tranquilidad.—Kageyama asintió.—¿necesita algo más?—Por suerte su nuevo súbdito actuaba ante el con normalidad y cero miedo, algo que consiguió para tener más la confianza de los de su alrededor.

—Si quisiera abandonar mi cargo... ¿Seria eso posible?—El contrario se sorprendió ante aquella pregunta.

—Fue uno de los mejores diablos de todos los siglos, dudo que lo quieran dejar ir. Pero si lo pide como un favor, posiblemente pueda dejar su cargó.—Se quedó minutos pensativo, pero estaba completamente decididó de lo que quería hacer. Ya no soportaba vivir en un mundo sin Hinata.

Después de haber conocido lo que era convivir, reír, sentir con aquel Ángel, ya sabía que ya no le importaba nada en ese mundo si no era pasar al menos cinco minutos con Shoyo. Por eso ahora solo queria intentar meterse al mundo de los mortales.

Y al principio no entendía en absoluto a Sugawara, pero ahora se encontraba en la misma situación que el, apunto de tomar la misma situación que el. Comprendiendo completamente.

¿Esto era el amor?¿esto era lo que te hacía hacer el amor?

Sonrió ridículamente, el era el que no creía desde un principio en las ridiculeces del amor, el que se negaba a creer en esas cosas, y ahora estaba frente a todos los jueces, dispuesto a dejar todo lo que había creado en aquel lugar, para ser un mortal normal por amor, solamente para cruzarse unos cinco minutos con el.

Y aunque le costase millones de años, aunque no le recordase cuando vaya allí, su alma lo recordaría y conectaría con el en un instante.

—¿Esta dispuesto a dejar todo lo que construyó aquí? Necesito que lo diga en palabras exactas, esto es un cambio y decisión muy importante.—

—Si, estoy dispuesto a dejar todo lo que construí aquí para transportar mi alma al mundo de los mortales, para reencarnar.—Y así concretó, totalmente decididó sin ninguna duda, sin arrepentirse en ningún momento.

Y eso era el amor, sin amor no se podría vivir, el no podía vivir sin Hinata, y por más que le cueste, estaba seguro que lograría volver a encontrarlo.

A pesar de que sean millones de años.

Fin

Tranquilas hay prologo.