🌑capitulo 4🌑

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Tragó con fuerza saliva antes de cruzar aquella puerta que separaba su mundo y el suyo, tecnicamente Satan dirigía y mandaba en ambos mundos, aunque en el paraiso cuando estaba ausente mandaban los siguientes dioses más fuertes.

Otra vez las miradas se posarón en el haciendole sentir incomodo y haciendole querer llegar cada vez más rapido hacía su destino, y a la vez más lento por tener que ver a aquel ser tan atractivo.

Pero allí estaba, caminando denuevo acercandose hacía el semi moreno quien le miraba atentamente en cada paso que daba con aquella caja en sus manos. Se detuvó porfin y este extendió sus brazos con la caja, la cual tomarón los sirvientes de estos marchandose y dejandolos solos.

Lamento... Por marcharme tan descortesmente ayer.—Bajo su mirada sonrojado, sintió como se levantaba y se acercaba hasta el, pero era incapaz de poder mirarle, se moría de la verguenza y los nervios. La mano del pelinegro agarró sus cachetes obligandole a mirarle.

Increíble, hasta tus sonrojos brillan aquí.—Frunció el ceño olvidandose de su verguenza, temor, nervios y cualquier otro sentimiento que estuviera sintiendo, sintiendose ofendido, se estaba disculpando y este solamente le miraba como si fuera una especie de otro mundo.

Oíga eso es grosero, soy como todos los angeles, me trata indiferentemente, y no mi sonrojo no brilla por ser un angel brilla por que brilla para todos.—Terminó de decir inflando sus cachetes pero se dió cuenta tarde de con quien estaba hablando, era hombre muerto.—E-este losiento y-yo...—La risa del más alto saco aquellos temores de ser aplastado.

Lo siento, casi nunca puedo ver a los de la parte de tu mundo.—¿Satan se había disculpado con el? ¿UN SIMPLE INSECTO A COMPARACIÓN DE EL? por alguna razón sonrió contento, menos nervioso de lo que había estado cuando llegó a aquel lugar.—Dime... Pequeño angel...—Aunque el cambio de tonó repentinamente alertandole ligeramente.—¿Acaso no te gusto liberar esa energía?—Se tornó completamente de rojo mientras este hablaba en su oído.

E-este.... Y-yo no... ¡Digo s-si pero...! Es que... No...—Mordió su oreja y cerró completamente sus alas del susto.—No haga eso tan repentinamente...—

Dime angelito, ¿No quieres que yo sea el responsable de liberar tu energía?¿No quieres que nos ayudemos mutuamente?—El color rojo de su rostro empeoro aún más, no esperaba aquello de ese mismisimo ser.

Pero Satan yo...—

—Dime Kageyama.—Tomó su cintura pegandole contra el.

Kageyama no creo poder ayudarle...No creo que sea de utilidad para lo que necesita—Trataba de despegarse de aquel cuerpo enorme, pero era completamente inutil sin una respuesta sensata no iba a soltar aquella pequeña criatura.

Creeme me sirves de mucho.—Acarició sus alas y su piel se erizó del susto, eran suaves como la seda, juraría que aún más suaves.—¿Quieres servirme? Puedo ayudarte, aunque estas en todo tu derecho de negarte si no quiere—Le miró a los ojos sin poder dejarle pensar claramente, y la verdad que si estaba cayendo totalmente hipnotizado en aquellos ojos y su rostro, y no era porque le estuviese mandando algún hechizo o algo por el estilo, era increíble como lo atractivo que era le hacía casi perder los sentidos.

Apretó sus labios sin saber que decir y sabiendo que el contrario esperaba una repuesta, su cabeza le decía un rotundo no, debido a quien se trataba, era el mismisimo Diablo como iba a hacer eso.

Pero era jodidamente atractivo el Diablo, se mordió el labio luchando por esos instintos que le decían que acepte por tener algo de diversión. Que le jodan a todo, estaba jodidamente bueno.

Asintió timidamente.—¿Eso es un si?—volvió a asentir.—No escuchó ningún si de esa Boquita.—

Que si...—Se alejó por fin dejandole respirar, aquella situación juraría que lo haría explotar.

Que bien. Por un momento pasaste a ser de naranja a rojo y pensé que moririas—Bromeó y Hinata la verdad que se comenzaba a dar cuenta que todo lo que se decía de aquel hombre era totalmente mentira, no era ningún ser que transmitía odio en cada una de sus palabras. Parecía ser algo egocentrico y engreido por todo su poder, y provocaba con facilidad. Tal vez le relajaba algo sacandole casi todos los miedos que tenía hacía este.—¿Prefieres que haga que Sugawara te mande aquí o prefieres venir por tu cuenta?—Preguntó con un tono serio.

Le confundía y le ponía nervioso aquellos cambios de actitud y tonos que usaba con el en tan poco tiempo.

Vendre por mi parte creo...—No quería molestar a su dios, y menos con esta inutil decisión que acababa de tomar la cual todavía no había terminaba de procesar lo que estaba haciendo.

¿te espero mañana entonces?—Hinata se tensó ante la pregunta y por el hecho del que Kageyama intentaba acariciar sus alas.

Oiga no haga eso.—Se quejó.

¿Porque? Son suaves.—Se sonrojó con un puchero enojado en su rostro.

Es de mala educación.—

Porque nadie lo hace.—

—¿Y porque no lo hace nadie significa que yo tampoco puedo?—El contrario no quería responder, solamente quería tratar de decifrar a aquel ser con el cual había aceptado tener alguna especie de trato. Le confundía el hecho de no parecer un ser totalmente peligroso, parecía ser alguien extrovertido.

Mañana vendre.—Este sonrió simplemente y caminó denuevo hacía el lugar donde se encontraba antes, extendiendole la mano y agitandola en modo de saludo. Hinata solamente aleteó lo más rapido fuera del lugar.

Y una vez fuera se reemplanteó y pensó con claridad en la situación que se acababa de meter, y definitivamente era un puto suicida.

Cupido y Satan [kagehina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora