Parte 1

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_***digno de Griffindor***_

Él no era lo que todos esperaban. Ellos creían que verían a un niño, con un aire de inocencia, dulzura, e infantil. Pero no, él no era así

El caminaba hacia el taburete, con una sonrisa de suficiencia, igual a la de su padre, solo que la de él se formó de mucho más mayor. Su porte era recto y aristocrático, con el mentón arriba, sus manos en su espalda, y sus ojos que destilaban picardía.

Él tenía un aire extrovertido, mandón, y engañoso.

Una vez el destartalado y desgastado sombrero le cubrió los ojos, el salón quedo en repentino silencio.

Todos los estudiantes sabían, ese chico iba a ser un Griffindor. Era igual a su padre, tenía que ser uno.

Los profesores pensaban igual

<<Un Griffindor, igual que su padre y su madre>> pensaba Minerva McGonagall orgullosa.

<<Igual que el zoquete de su padre, un Griffindor>> pensaba Severus Snape

<<ugh, sabía que el niño no valía la pena, será igual de lo que pensé, un Griffindor, con aire de suficiencia, e imprudente>> pensaba Quirius Quinrell,

<<por fin estas aquí. Espero que la vida te trate bien, muchacho... eres igual a ellos... serás muy fuerte>> pensó orgulloso como un abuelo el director Albus Dumbledore.

Siete minutos después, en el que el salón se estaba cansando, el sombrero se movió un poco, indicando que la casa iba a ser mencionada, y justo cuando empezó a gritar, la mesa de escarlata y oro estalló en aplausos.

-SLYTHERIN- un súbdito silencio relleno el salón, todos quedaron estupefacto, más que nada los leones, quienes, todos se quedaron en sus posiciones anteriores, viendo fijamente al muchacho, quien tuvo que sacarse el sombrero él solo, ya que la profesora no pudo, por el Shock.

El cuanto el sombrero ya no estaba en su cabeza, todos lo vieron, la sonrisa del chico seguía siendo de suficiencia, y su mirada era afilada, escaneando todo y a todos alrededor.

Se paró del taburete, haciendo reaccionar a la mayoría.

La mesa Verde y Plata, por primera vez, dejaron caer sus máscaras sangre puras, y comenzaron a aplaudir y victoriar. Mas por la humillación de Griffindor, que por el nuevo Slyhterin.

El muchacho se dirigió a la mesa que ahora pertenecía, se sentó, al lado de un rubio, quien lo miraba fijamente.

El de ojos tormentosos le estiro la mano, y se presentó, con el mismo aire de mucho, que tenía el pelinegro.

-soy Draco, Draco Malfoy- se miraron fijamente, el rubio porque si, y el otro porque lo analizaba.

-Harry Potter, un gusto, Malfoy- su voz era melodiosa, dulce, pero confiada, y que hacia hacer estremecer al más valiente.

Arrogantemente RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora