◆Parte⒌◆

1.7K 189 7
                                    

*∞Ruego∞*

Voldemort suspiro mientras miraba a la nada. Se sentía mal por el chico que tenía encerrado en una habitación en la mansión.

Él pensó... creyó estúpidamente que lo que le dijeron era cierto, que el niño era un arrogante y estúpido niño en busca de atención, un niño que no merecía estar en la casa de las serpientes.

Él lo había visto, el chico a los once años ERA arrogante, no estúpido, pero si arrogante y presumido. Era una copia a carbón de su padre, solo que más astuto, inteligente, y venia de la casa de las "serpientes rastreras".

Él lo había visto insultar al Weasley más joven cuando este le decía que debía ser un Griffindor. O decirle sangre sucia a la sabelotodo de cabello tupido de la casa de los leones. Lo había visto reír con los hijos de sus mortifagos, y sonreír divertido cuando el hijo de Lucius Malfoy peleaba a los leones.

Lo había oído hablar con arrogancia de sus hermosos ojos esmeraldas, o hablar frustrado de su indomable cabello potter.

Lo había oído insultar a Quinrrel por ser un profesor incompetente. Insultar a Snape por tener favoritismo, o murmurar para sí mismo preguntándose si existía alguna poción alisadora de cabello.

El niño no parecía roto en absoluto, solo arrogante, como su padre. E inteligente como su madre.

Suspiro por segunda vez y pego su frente a la madera del escritorio de su oficina.

Necesitaba saber si el niño mentía o no. Él sabía que no lo hacía, pero necesitaba estar seguro... aunque sea para sentirse mejor por matar a sus padres y mandarlo a vivir un infierno casi igual que él. Rogaba que no fuera verdad.

◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈

Albus Dumbledore estaba sentado en su oficina, con Sirius Black, Remus Lupin, Molly y Arthur Weasley, Severus Snape y Minerva MgGonagall.

Todos discutiendo la desaparición de Harry Potter en la última prueba del torneo de los tres magos.

El adolecente había ganado, lo sabían porque la copa tampoco estaba, y los concursantes de las escuelas extranjeras no la habían agarrado, mientras que su concursante de Hufflepuff Cedric Diggory había sido encontrado muerto por una acromantula. Su padre había llorado todo el día.

–Silencio–ordeno y todos obedecieron automáticamente. –Encontraremos a Harry...– no pudo terminar de hablar ya que la puerta fue abierta de golpe por dos niños que se veían demacrados. Eran Draco Malfoy y Pansy Parkinson.

– ¡esto es tu culpa! –grito Draco señalando al anciano que tenía grandes ojeras en los ojos por no haber dormido en semanas tratando de buscar a su estudiante

–Draco– advirtió Snape, pero fue ignorado

– ¡es su culpa! ¡Él no está aquí por participar en ese tonto torneo del que no tenía ganas de participar! ¡Probablemente esté muerto ahora y es por tu culpa anciano! –seguía gritando el rubio, nada digno de su apellido y tirando acusaciones como un tonto Griffindor.

–Joven Malfoy– murmuro Albus tratando de calmar al muchacho, algo que no funciono porque siguió

– ¡es su maldita culpa! ¡Harry no está aquí! ¡Mi mejor amiga puede estar muerto, y ustedes no hacen nada! ¡Absolutamente nada! ¡Y si Harry no está vivo ahora, es probable que se suicide en el momento en que tenga la oportuni...–Pansy le puso una mano en su boca para que el niño se calle, y no lo siga arruinando

Sirius miro al adolecente que lloraba sin pudor alguno, ya sea de rabia o de tristeza, tal vez ambos.

Todos quedaron el shock por lo último que dijo, y Black fue el primero que hablo

Arrogantemente RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora