◆Parte ⒋◆

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*∞No podrás morir∞*

Los días en la mansión de Slytherin pasaron. Solo había tres ocupantes humanos en la mansión, un niño de 14 años con depresión, un señor oscuro que quería conquistar Gran Bretaña Mágica, y un traidor que era, actualmente, tratado como un sirviente y objeto de tortura para el lord oscuro cuando estaba enojado. Y luego estaban los elfos domésticos que se encargaban de diferentes cosas.

El niño y Voldemort no se volvieron a ver desde la mañana en la que Harry se despertó por primera vez en la mansión.

Harry pensaba que era algún método de tortura, ya que no podía salir de cuarto para absolutamente nada. Los elfos le llevaban la comida y un libro semanal de lo que sea. Tenía un gran baño en la habitación y un pequeño balcón que estaba configurado con magia para no poder escapar. Y no tenía su varita, algo que lo frustraba enormemente.

Tom no iba al cuarto por dos razones. La primera era que como recién volvía de estar atrapado como un fantasma, o peor que uno, y tenía demasiado trabajo. La segunda, era que quería ver si el adolecente se frustraba y le decía la razón por la que quiere que lo mate.

Habían pasado dos semanas, literalmente, y Harry ya no aguantaba el encierro de aquella habitación de cuatro paredes. Lo único en lo que pensaba era en Draco y Pansy, sus mejores amigos, quienes deben estar volviéndose locos por encontrarlo.

Suspiro y salió del agua, ya que se estaba dando un lindo baño de espuma. Una vez fuera se dio cuenta de que olvido la toalla en la otra habitación. Con indiferencia se paró frente al gran espejo y vio su escuálido cuerpo. Era lindo, él lo sabía, si buscabas bien encontrarías más rasgos de su madre que los de su padre, pero el decidió esconderlos con un glamour. Su cabello, negro como la noche y algo desordenado. Sus rasgos afeminados, sus ojos color esmeraldas brillantes, pero en el fondo si vida, y una piel pálida, algo bronceada por el torneo. Ahora que estaba sin él se fijó en las cicatrices que había en su espalda, torso, estómago y pecho. Tenía una marca de dientes en su hombro, cortesía de Vernon de cuando tuvo su tercera vez.

Cerro los ojos intentando que las imágenes no vinieran a su cabeza, pero lo hicieron tan vividas como si hubiera sido ayer. Lagrimas corrieron de sus pálidas mejillas.

Abrió los ojos y salió del baño a por una toalla, y para cambiarse, pero en cambio se encontró al señor oscuro sentado en el mismo sillón de la vez anterior con un libro diferente.

Los ojos rojos levantaron la vista de las páginas para mirar al adolecente desnudo frente suyo.

– ¿Es una invitación?– sonrió coqueto. Pero su sonrisa no duro mucho al ver sus cicatrices en todo el cuerpo – ¿Qué te sucedió?– pregunto, demando.

Harry se tapó sus partes íntimas y enrojeció desde las orejas hasta el cuello por la intensa mirada del hombre

–Nada– dijo, agradeciendo no tartamudear –podrías... ¿podrías irte o taparte así me cambio? –se maldijo a si mismo por el maldito tartamudeo

El mayor puso los ojos en blanco pero obedeció. Se paró y salió por la puerta, esperando afuera.

¿Qué clase de señor oscuro espera afuera? Al parecer él.

Harry se secó rápidamente y se vistió con la ropa que había en el armario. Un jersey negro y una camisa verde oscuro, con unas convers negras.

Se acercó a la puerta y la abrió, mostrando tras de ella al señor oscuro de brazos cruzados apoyado en la pared.

– ¿Terminaste?–pregunto con fastidio

El solo asintió y lo dejo pasar.

El lord se sentó en el sofá y miro de arriba abajo al adolecente, notando nuevamente su sonrojo.

Sonrió para sus adentros, y decido guardar esa información para más tarde.

El chico se veía precioso a decir verdad, su cabello húmedo caía por su cara, que ahora notaba, se veía más afeminada, con rasgos que no tenía antes... se veía más delicado.

Harry se aclaró la garganta y hablo.

– ¿Qué es lo que quieres?–pregunto fastidiado por la mirada del mayor.

– ¿De qué eran tus cicatrices?–cambio de tema, más interesado en las heridas pasadas, y ya olvidando a que venía.

– ¿Por qué te importa?–pregunto bruscamente

–de hecho, mucho. Ya que esa puede ser la razón de que me pidas morir

–Déjame volver a Hogwarts –exigió mientras se paraba frente al hombre

–No –sonrió

– ¿Por qué no?– pregunto en un grito –si no me vas a matar, y me vas a dejar encerrado en un cuarto ¡¿Qué carajo de sentido tiene tenerme aquí?! ¡Ni siquiera me has torturado!

El señor oscuro se paró de golpe y de un movimiento brusco tenia al niño bajo suyo en la cama, totalmente acorralado. Sus piernas estaban abiertas, y el lord tenía una pierna entre medio de las suyas, y la otra fuera. Sus manos tenían agarradas las más pequeñas sobre el niño.

Harry se puso tenso, cerró los labios en una fina línea y no dijo absolutamente nada. Solo se cayó y se puso sumiso al hombre arriba suyo, como Vernon le había enseñado.

–te voy a tener aquí, porque quiero tenerte aquí. Hasta no saber porque quieres morir, no vas a morir. Y no te torture porque no me has dado razón para ello –respondió con su voz baja y mortal

Harry tembló bajo suyo y bajo los ojos sumisamente. Algo que el lord oscuro noto.

El mayor abrió ligeramente sus ojos y se acercó al oído del ojiesmeralda. Suspiro, y le provoco un escalofrió, para luego hablar.

–dime... Harry... ¿te han violado?–pregunto con la voz rota

El menor soltó un sollozo y suplico.

–aléjate... por favor... aléjate–su voz era baja y rota.

–Respóndeme–ordeno

El no dijo nada pero asintió

– ¿Desde cuándo?–pregunto, aun en su oído

–desde... desde que t-tenia o-ocho–respondió

– ¿ocho años? Eras apenas un niño –dijo mientras se alejaba para mirarlo a la cara.

Sus ojos esmeraldas estaban llenos de lágrimas, que caían por su rostro sin restricción alguna. Sus mejillas estaban sonrosadas al igual que su nariz, y su cuerpo temblaba incontrolablemente.

– ¿Quién?–le pregunto, pero Harry no respondió –responde– ordeno con la voz un poco más alta

–m-mi t-tío –respondió entre tartamudeos

Voldemort lo soltó, se paró de la cama, y miro al pequeño adolecente de 14 años, quien lloraba por tener que recordad nuevamente aquello tan doloroso. El niño estaba roto. Merlín... estaba muy roto, mas roto que el mismo a esa edad. Sin saber qué hacer, salió de la habitación, sin una palabra más.

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Lo se. tarde mucho en actualizar, se preguntaran ¿por que? bueno, la respuesta es que e estado a full con la escuela y no e tenido tiempo, pero aquí les e traído un nuevo capitulo. espero que les guste.

1045 palabras

Atte: Alaisha_Grindelwald

Arrogantemente RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora