Parte 3

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_***matame***_

Estaba en un cementerio, enganchado en una estatua de un ángel de la muerte, con un cadáver al lado, un caldero al frente, un hombre gordo y miedoso haciendo en ritual, y luego...

Donde estaba el caldero había un hombre bastante guapo, sus ojos eran rojos, su piel pálida y su cabello negro azabache.

Se puso una túnica negra, tapando todo su cuerpo, lo examino extrañado pero satisfecho, feliz de volver a ser así de hermoso. Levanto su mano y su pulgar roso sus gruesos y apetitosos labios, sonrió con satisfacción, y miro a su seguidor quien a pesar de que el ya no tenía la anterior apariencia de serpiente, se retorcía de miedo.

Pedio su varita, el pequeño hombre se la dio, la examino, feliz de volver a sentir aquella energía y poder de aquel objeto tan apreciado para sí.

Harry lo miraba, a decir verdad quedo encantado con el señor oscuro desde un principio, pero verlo en esta apariencia le excitaba de cierta manera.

Sentía algo indescriptible por aquel hombre, algo que no sabía que nombre ponerle, y eso lo molestaba de sobre manera, ya que para él, alguien quien se consideraba más inteligente que el promedio, era horrible no saber algo, a veces creía que debería haber ido a Ravenclaw.

Suspiro frustrado y hecho la cabeza hacia atrás, haciendo que la atención del renacido señor oscuro fuera hacia él. Honestamente no sabía porque tanto show, se sentía en una película muggle de terror, todo sucedía tan lento que le hacía querer silbar y llamar la atención para que lo mirara y acabara con toda aquella mierda.

– ¡Harry! –dice fingiendo asombro y se acerca –por poco olvido que estabas hay, parado sobre los huesos de mi padre –sonríe macabramente y se para enfrente suyo –te presentaría... pero sé que ya eres casi tan famoso como yo –Harry solo lo mira, intentando buscar aquellas palabras que siempre ha querido decir.

Aquel hombre era terriblemente dramático ¿no podría ir al punto y ya? Pero no, para él era preferible darle suspenso, y no le solía molestar, el también a veces lo hacía, pero llegaba a molestar en algún punto.

–...mátame –susurro bajo, con la esperanza de que no preguntara y cumpliera con el deseo que él era tan cobarde como para cumplir el mismo.

– ¿Qué dices, muchacho? –pregunto frunciendo el ceño, confundido.

Aquello no era lo que esperaba, se imaginó más un "¡suéltame!" que un "mátame" pero no lo sorprendió tanto, porque lo poco que conoció a Harry cuando el muchacho tenia once se dio cuenta que era una sorprendente caja de sorpresas.

–mátame... por favor... acaba con mi miserable vida... –volvió a susurrar con el increíble deseo de acabar ya con todo, sacando aquel dolor que tanto le carcomía.

– ¿Miserable vida?... –sonrió burlón –pero si eres el niño que vivió, por fuentes muy confiables, sé que eres muy extrovertido, y feliz... viviste como un rey toda tu vida –dijo molesto.

¿Acaso el muchacho quería jugar con él? ¿Le estaba tomando el pelo? No lo sabía, pero por más que quisiera ignorarlo, el dolor brillaba fuertemente en los ojos esmeraldas.

– ¿un rey? –Soltó una carcajada seca – ¿Quién es esa fuente? ¿Snape, Moody... o debería decir Barty Crounch Jr? – dijo mirando fijamente los ojos rubíes.

Estaba harto de que supongan cosas que realmente no sabían, que por estar feliz y coqueto todo el tiempo su vida era perfecta, cuando era al contrario, su vida era un pesadilla viviente, tenía un dolor impregnado en el pecho que jamás acaba, una herida tan grande que ni siquiera el mejor medimago y cirujano muggle podrían sanar, la herida estaba tan abierta, que ni con los años se curaba, solo seguía perdiendo sangre y voluntad de vivir.

Arrogantemente RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora