Parte 9 El principio de todo lo bueno

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El peor episodio de su vida quedaba ya muy atrás o al menos así lo sentía ella y lo que no sabía era que lo que venía a continuación iba a ser el principio de todo lo bueno que le quedaba por vivir, todo junto a Lexa, la mujer de su vida por la que mataría, apunto había estado de comprobar que no mentía. Lo habría hecho, no habría parado hasta que hubiera exhalado su último aliento, si Lexa no llega a seguirla y pedir ayuda, la cosa habría acabado mucho peor. El infierno del instituto acababa y estaban apunto de empezar la universidad.

Lo único malo de todo aquello, es que por primera vez en la vida, no iban a compartir clase, ni si quiera edifico y lo peor de todo, tampoco compartirían cuidad. Afortunadamente tan solo iban a estar a dos horas cuarenta minutos de camino. Ella estudiaría Fisioterapia en Austin y Lexa derecho en Houston. Aunque no se habían ido demasiado lejos, iba a ser imposible verse entre semana, pero prometieron que se turnarían los fines de semana y cada uno de ellos la otra se desplazaría, y de vez en cuando, solo de vez en cuando ambas irían a su pueblo solo para que sus padres no sintieran que ya no tenían hijas. A Lexa le habían regalado un coche de segunda mano al terminar el instituto y a ella sus padres habían puesto a su nombre el viejo coche familiar, así que por esa parte todo era perfecto. Le angustiaba mucho pensar que no iba a verla cada día, no se habían separado ni uno solo, la iba a echar increíblemente de menos, pero lo mejor era no darle demasiadas vueltas, Lexa iba seguir estado ahí y si se agobiaba demasiado, en menos de tres horas podría volver a estar con ella. Hubo una cosa en la que estuvieron completamente de acuerdo, jamás, nunca, en la vida, le contarían nadie su condición, ya habían salido demasiado escaldadas de aquello. A nadie le interesaba saberlo y mucho menos para utilizarlo en su contra. Si le volvía a pasar algo parecido con Lexa lejos... o si por estar lejos ella no podía defenderla... era mejor mantener aquel secreto a toda costa.

Hacía meses que había instalado un pestillo en la puerta de su habitación, en cuanto la morena llego a su casa aquel día, lo cerró. Por la mañana cada una viajaría a sus respectivas nuevas ciudades, y por lo menos iban a pasar un jodido mes entero sin verse, no les salían los cálculos para poder hacerlo y se tenían que resignar a que pasara deprisa y poder empezar con la rutina de los fines de semana. Ella solo sabía que compartiría habitación con otra chica en una residencia, sus padres no podían permitirse pagarle otra cosa y ella estaba más que agradecida por todos los esfuerzos que hacían siempre por ella, Los Woods se ofrecieron a pagarle un pequeño apartamento para que estuviera sola, también habían sufrido con ella y por ella todos aquellos años, pero no podía aceptar algo así por mucho que Lexa insistiera, simplemente no podía. Lexa en cambio compartiría una casa entera con una desconocida porque estaba mucho más cerca de la facultad. Odiaba los madrugones.

Joder mi amor... - Le jadeó a la morena en el oido y la chica tiró de su nuca para poder besarla -

Mantenía la pierna de Lexa sujeta firme, levantándola por encima de las suyas. Su espalda estaba pegada a su cuerpo y hasta hacía unos segundos ella endurecía su pezón entre sus dedos. Desde que follaban sin condón porque Lexa había empezado a tomarse anticonceptivos, todo lo sentía un poco más intenso, porque rozar su polla directamente con el interior de la morena la ponía extremadamente cachonda. Al principio no sabían si las iban a necesitar, por eso fueron juntas al médico para que les confirmaran si era fértil o no, afortunadamente todo estaba de puta madre, aun así le decía a su novia que podían seguir follando con preservativo si no quería tomarlas, a ella no le importaba, pero Lexa insistió en que quería hacerlo, y ella no iba a objetar nada más. La sentía tan dura que esperaba que su novia pudiera sentirla igual dentro de ella. Al principio le gustaba embestirla despacio porque sentía mucho placer al notar cómo su coño la masturbaba, apretado alrededor de su miembro y escuchar sin prisa los gemidos de la morena. Chocar su bajo vientre contra su culo y presionarse contra él metiéndosela por completo le encantaba.

You are my everything (Clexa) (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora