Ay por Dios, se estaba agobiando un poco, solo tenía dos manos y si no usaba una para cogerle el teléfono a Lexa en aquel momento, puede que perdiera alguna cuándo su mujer llegara a casa, a esa chica le daba igual haber salido de casa hacía dos minutos, diez, media hora o tres, cualquier momento era bueno para incordiarla un poco.
Nueve meses atrás el momento más importante de sus vidas llegó en forma de bebé, uno precioso, porque si, al final ella había ganado esa vez, su hijo tenía los ojos verdes y el pelo castaño, un poco más claro que su mujer, pero le valía de todas formas. Benditos genes Woods. Un niño sano y normal en todos los aspectos, por mucho que Lexa dijera que se la soplaba, no era verdad y a las dos se les quitó un enorme peso de encima.
Hacía tres meses que Lexa había tenido que volver a incorporarse al trabajo, uno de los días más dramáticos que guardaría en su memoria, tenían un problema porque ella también tenía que volver un mes antes incluso que su mujer, pero al menos seguiría teniendo las tardes libres y Lexa no quería dejarlo con una desconocida, no es que ella quisiera tampoco pero ¿Qué otras opciones les quedaban? Pues al parecer su madre, la tuvieron metida en casa hasta hacía dos semanas, la quería mucho, pero tres meses en casa les estaba robando un poco de intimidad y la mujer tenía su propia vida, así que convenció a su mujer de que lo mejor era contratar una canguro, tan solo sería por unas horas y después se largaría a su casa o dónde tuviera que irse, después de poner cámaras por toda la casa dio su brazo torcer. Lydia, una mujer de cincuenta y cuatro años con mucha experiencia a sus espaldas fue la elegida, encima les dejaba la comida hecha a ella para cuando llegara a casa, todo un partidazo.
Tenía al niño cogido de un pie, porque le había cogido el gusto a eso de gatear y quería llegar hasta el otro lado de la cama mientras ella intentaba vestirlo y contestarle a Lexa a la vez, decía que solo la llamaba para ver cómo estaba Aden, pero en realidad lo hacía para asegurarse de que ella estuviera a la altura en el cuidado de aquel bebé, su capacidad de control solo se había acentuado un poco con su llegada, así que siempre se deshacía rápido de ella.
Venga Aden por favor - Tiró de su pie y lo arrastró de nuevo a ella - Si tu madre no te ve en media hora me corta los huevos
Para Lexa era bastante duro salir por la mañana de casa y no volver hasta pasada las siete, para ella también lo era estar sin su mujer en aquellos momentos, pero al menos podía estar con el niño y el tiempo se le pasaba relativamente rápido. Por eso cuándo terminaban de comer se daban un paseo hasta las oficinas de su mujer, algunas veces era ella la que se escapaba para comer a casa pero no solía pasar muy a menudo. Tiró de nuevo más fuerte porque era incansable en su intento de huida y lo escucho reírse, automáticamente se de dibujó una sonrisa en la cara, una de las que solo le salían cuando se trataba de él y se tumbó en la cama a su lado, dejándose caer para impedirle más avances con el brazo y el niño se la quedó mirando con esos ojos verdes preciosos y se quedó irremediablemente atontada, a lo mejor debería apuntarle a un concurso de belleza para bebés, un poco injusto para el resto, pero la vida era así. Lo cogió y se lo sentó en la barriga, aprovecharía para abrocharle el pantalón, había sido una dura lucha pero estaba apunto de ganarla.
Ni se te ocurra hacerte caca ahora ¿Entiendes? No tenemos tiempo
El niño dijo algo que no entendió, joder era súper adorable y ella solo por si acaso le sacó la lengua, cosa que apreció interesarle porque se la quiso coger casi dejándose caer sobre ella, le hizo una pedorreta en la mano y volvió a reírse, lo hacía mucho, era exageradamente simpático, en eso habría salido a ella, por mucho que dijera su otra progenitora -
Venga, la mujer de nuestra vida nos está esperando ¿Tienes ganas de verla?
Y quizás ya entendía lo que quería decirle, empezó a saltar con ese pequeño trasero sobre ella, emitir sonidos y darle palmadas en la cara, menos mal que su fuerza no era excesiva, la hizo sonreír, también tenía ese poder de hacerlo constantemente, le cogió las manos y lo abrazó fuerte para levantarse y el "Hijo de Lexa" le intentó morder la cara babeándole toda la mejilla, lo llamaba así cuándo la fastidiaba y "Mi hijo" cuándo era adorable.
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You are my everything (Clexa) (G!P)
FanfictionSe conocieron a los seis. Lexa entró en la vida de Clarke para quedarse y salvarla, Clarke siempre supo que Lexa era la mujer de su vida. Dos almas destinadas a encontrarse y cuidarse frente a cualquier adversidad.