Karma x Nagisa, FRENTE A MI.

Capítulo 13. No sé que ponerle.

-¿En serio vas a maquillarte?

-Si Yuuji, recuerda que hoy soy Snake Blue nadie puede reconocerme.

-No habrá nadie que te conozca te lo aseguro, simplemente me acompañas a firmar unos documentos de importantes a una de las compañías más peligrosas de Japón- lo mire y solo rodé los ojos por unos minutos nos quedamos en completo silencio hasta que volvió a hablar.

-Así que ya pasaron 2 meses...

-Sí, a veces sigo sin creer que Karma y yo seamos novios.

-Sabía que lo lograrías- dijo, pero en su voz se notaba una pizca de tristeza.

-Yuuji quería contarte algo- dije nervioso, de pronto detuvo el auto y se orilló.

-Claro dime- me sonrió y me prestó total atención.

-Estaba pensando en contarle a Karma sobre esto- dije señalándome por completo -Ya sabes que soy Snake Blue je je.

Por unos momentos no hubo respuesta -¡¿Por qué?!

-Me ha pedido que vaya a vivir con él de nuevo y para ser sincero me encantaría ir a vivir con él, pero no puedo ponerlo en peligro sabes que hay mucha gente que me busca- dije mientras bajaba la mirada de la nada sentí un golpe en mi cabeza.

-No seas tonto ¿Acaso dudas de Karma? Él ya está en peligro constante por su trabajo, además en algún momento tienes que seguir con tu vida ¿Crees que los asesinos como Mario no tienen familia o algo así?- negué con la cabeza, era verdad dudaba, pero no de Karma, sino de mí ¿Qué pasaría si Karma terminara en una situación peligrosa por mi culpa? ¿Y si no soy capaz de protegerlo? Yuuji volvió a encender el auto y nos fuimos, quedamos en completo silencio durante casi medio camino.

Sentí una mano en mi hombro -Tranquilo ya verás que todo saldrá bien, sabes que te apoyo en cualquier decisión que tomes- se paró frente a un gran edificio «que afán de tener edificios tan grandes»

-Oye Yuuji ¿Cuánto crees que gastarán en cloro?- dije riendo un poco.

-No lose Na... Snake Blue, unos ¿2000 al mes?- reí mientras tomaba el brazo de Yuuji este se sonrojó un poco y caminamos hacia la entrada de aquel edificio.

-Buenas tardes tenemos cita a Nombre de Yuuji Norita- dije a la secretaria.

-Si llegan a tiempo tomen el elevador 3 piso 40 ahí los recibirá la secretaria del señor Arturo.

-Muchas gracias.

Estábamos en la oficina y había muchos guardias al rededor de nosotros parecía como si fuéramos a robar algo.

-Señor Yuuji fue una gran placer hacer negocios con usted sin duda este es el comienzo de una gran alianza- dijo aquel señor sentado frente a nosotros, parecía una película de narcotraficantes mexicana, de la nada la puerta se abrió y yo esperaba que el señor sentado frente a nosotros se parara y gritará “Rosa María Hernández de los Ángeles ¿Qué haces aquí?” pero era algo peor (No se lo tomen a mal, soy mexicana y estaba viendo la Rosa de Guadalupe con mi mamá hace rato)

-Eduardo ¡Que gusto que vinieras!

-Lo sabes Arturo jamás me perdería el cumpleaños de mi hermano menor- sabía que tenía un hermano menor, pero nunca lo conocí, atrás de él entro la secretaria.

-Lo siento le dije que esperara un poco afuera, pero es más terco que usted- se notaba a simple vista que la secretaria estaba estresada.

-No te preocupes es mi hermano después de todo ¡Eduardo que gusto verte! Él es mi hermano mayor, se los presento...

-Tranquilo Arturo ya conozco a ambos, Yuuji Norita- hizo una cara de desagrado y después volteo hacia mí - Y la hermosa señorita Leila, pensé que usted era acompañante de Karma.

-Hola de nuevo señor Eduardo- dije en seco este ser despreciable no se merecía ni una sonrisa.

-Eduardo me sorprende que no la conozcas, ella es Snake Blue una de las asesinas más peligrosas y respetadas en la compañía más nueva, la que se hizo de una gran reputación en poco tiempo- dijo el señor Arturo mientras se ponía a un lado de Eduardo.

-Valla no la conocía, mucho gusto señorita Snake Blue- me extendió su mano y yo tuve que extender la mía, cuando sentí su toque sentí como si una ráfaga helada recorriera mis venas, sus manos nunca fueron cálidas cada vez que me tocaba me congelaba, se acercó a mí quedando de frente yo di dos pasos hacia atrás tropezando con algo en el suelo, de pronto Yuuji me tomo de la cintura y me acerco hacia él.

-Bien Eduardo aléjate un poco de ella- se miraban con odio puro.

-Valla Norita al parecer te importa mucho está asesina.

-Como no me va a importar tengo a mi servicio a una de las mejores, sabes lo difícil que es conseguir sus servicios como asesina- Eduardo volteo a verme está vez me examinaba de pies a cabeza yo solo pude cambiar mi mirada a una fría e indiferente.

-Arturo fue un placer hacer negocios, pero nos tenemos que retirar- dijo Yuuji tome su brazo y me despedí de Arturo.

-Hermano me temo que yo también tengo retirarme- salió detrás de nosotros, Yuuji y yo íbamos platicando sobre cosas no tan personales, pero de lejos se notaba que éramos amigos, Yuuji dijo algo un poco gracioso y yo reí ante ello.

Cuando llegamos al auto Eduardo me detuvo antes de subir -Señorita Snake Blue, espero volver a vernos pronto.

Quiso darme un beso en el cachete como despedida, pero yo rápidamente me negué y le extendí la mano -Valla mi pequeño ahora ni siquiera un beso en el cachete puedo darte- sonrió como lo hacía cada vez que estaba planeando algo y se fue.

Entre al auto temblando un poco -Snake Blue ¿Qué paso? ¿Qué te dijo ese maldito?

-Yuuji él sabe quién soy ¡Sabía que debía maquillarme mejor! Él... ¡Él me reconoció!

-Tranquilo Nagisa, talvez solo fue tu imaginación te preparas demasiado para que nadie pueda reconocerte.

-Está vez no fue suficiente, él me encontró- estaba temblando y Yuuji se percató pies me abrazo y en un susurro me dijo.

-Tranquilo ya no volverá pasar- mentiría si dijera que eso no me tranquilizó, pero no fue suficiente.

El camino de regreso estuve callado incluso cuando llegue a mi departamento, no sabía que debería hacer, esperaba que todo fuera alguna clase de sueño, pero me llegó un mensaje del mismo número desconocido que el último.

“¿Así te escondiste todo este tiempo pequeño?”

Aquel mensaje me dejó temblando, sabía lo que debía hacer ahora de la nada sentía como mis lágrimas caían sin poder controlarlas...