De no haber estado montada en el auto aseguraría que hubiera tropezado llevándome mis maletas detrás.
¿En serio? ¿A eso le llamaba casa? La "casa" que siempre había soñado estaba frente a mí, no era una mansión, pero era una construcción lo bastante grande. Esperaba que él no pensara que me había aprovechado de la situación, porque era todo lo contrario. En sus ojos se veía la clara intención de querer ayudarme, nunca en la vida me había topado con una persona como él.
-Estoy segura que no quiero incomodar Hi... -bajé la voz cada vez más hasta quedarme en silencio, preguntándole con la mirada nuevamente su nombre. Ahora me sentía avergonzada, como en todo el transcurso de toda la noche.
-Te he dicho que no incomodarás, y mi nombré es Hiccup -Al decir esto último soltó una risita a lo que sentí un poco más avergonzada-. Ahora entremos.
-Claro, tú primero -dije con una pequeña pizca de inseguridad.
-¿Por qué? -comentó divertido.
-Primero, está oscuro. Segundo, estoy embarazada y tercero, me puedo tropezar con algún objeto... con la suerte que tengo. -Inmediatamente después de esas palabras sentí su mirada en mí abdomen a lo que yo traté de ocultarlo con mis manos sin disimulo.
Él abrió la puerta, segundos después se prendieron todas las luces iluminando todos los muebles. Entré cuando él me hizo un gesto con la cabeza.
-Vamos, te enseñaré tu nueva habitación.
Y me guió por un largo pasillo muy bien iluminado, había infinidades de puertas en tan solo ese pasillo, me preguntaba cómo sería en el resto de la casa. Cada una era de madera, que brillaba con la luz artificial.
Nos detuvimos y él abrió la puerta rápidamente dejándome ver una habitación verdaderamente hermosa y muy bien decorada. No era tan femenina ni tan masculina, tenía un aire incomprendido. Era extrañamente atrayente.
-Tal vez no es mucho pero espero que te sientas cómoda. -Se rascó la nuca inspeccionando toda la habitación, como si hubiera desorden del cual avergonzarse.
-¿Bromeas? ¡Es mucho más hermosa que mi antigua habitación!
-Y eso me hace sentir halagado señorita DunBroch, la dejo para que se pueda poner cómoda.
Vaya, sí que era bueno recordando nombres. Debería de pedirle ese don.
Salió de la habitación dejándome sola. Sonreí como una pequeña niña al lanzarme a la cama para comenzar a brincar. Me entretuve unos minutos boca arriba, admirando el blanco techo. Cogí las maletas y fui acomodando mis pocas pertenencias en algunos cajones de los muebles.
Cuando terminé bajé aquellas interminables escaleras y me encontré a Hiccup mirando hacia ningún punto fijo, cuando notó mi presencia sonrió con amabilidad.
-Te hize un chocolate caliente, espero que te guste.
-Gracias -murmuré agarrando la taza y dándole un sorbo.
-Señorita DunBroch, tengo en cuenta que nos acabamos de conocer y quisiera que nos conociéramos más.
-Claro, ¿qué quiere saber de mi?
-¿Por qué se vino aquí si no tenía donde dormir?
-Mis padres... Ellos tomaron tan mal la noticia de mi embarazo y quisieron deshacerse de mi lo más rápido posible.
-¿Por qué? -otra vez aquella mirada de preocupación tomo lugar en su mirada-. Lo siento, pero tiendo a preocuparme mucho por la gente.
-No lo sé -y le dedique una sonrisa triste mientras daba otro sorbo a la taza.
-¿Cuánto tiene?
-Tres meses -bajé la mirada, acariciando mi vientre en el proceso. Ya me era un gesto normal.
-¿Por qué el padre no tomó la responsabilidad?
-Me utilizó como un juego.
-Lo siento, no quise hacerle preguntas que la incomodaran.
-Tranquilo, está bien.
Y ni uno de los dos hablamos más, de hecho no teníamos tanto que decir hasta que los dos nos subimos para dormir sin decir palabra alguna, pero no era un silencio incómodo.
Ya en la cama, con una trenza y mi pijama, agarré mi confiable amigo, el que sabía todo de mi, mi diario y agarré una pluma y me puse a escribir.
"Querido diario, soy yo otra vez y sí, mis padres al fin se deshicieron de mí, todo el día traté de conseguir un hotel que no costara una millonada, pero fallé.
¿Qué idiota de mi parte? Sí.
Pero por arte de magia apareció un hombre preocupándose por mi y ofreciéndome vivienda y claro acepte por desesperación, no pienso en las consecuencias pero por si acaso acabo de poner el seguro a la puerta.
¿Al menos estaré segura? ¿No?
No sé si fue por arte de magia.
Si fue el destino.
Si fue Dios.
No sé porque apareció mi salvador.
Pero recuerda.
El destino ya esta escrito, no lo olvides.
Atte: Mérida"Y cerré mi diario, que ya contenía solo una página en blanco. Me aseguré que el seguro seguía puesto y así era. ¿Qué? Uno nunca sabe.
Apague la lámpara de noche y me acurruqué entre las cobijas que transmitían calor a mi cuerpo, haciéndome sentir protegida y en han poco tiempo me quedé dormida.
"Estaba peleando con una rubia a la que no conocí bien, no podía escuchar lo que decíamos.
Estábamos cerca de las escaleras y ella cada vez se iba acercando más y más a lo que yo retrocedía hasta tocar el final de una escalera.-Éste es tu fin y el de tu bebé -me dijo la rubia con una voz demasiado grave y diabólica, cosa que hizo que cada parte de mi se pusiera en alerta, pero antes de que pudiera reaccionar ella me dio un empujón para aventarme por la escalera.
Hasta que caí y ella se reía con ya forma maniática, en sus ojos se mostraban llenos de venganza y placer, mi cabeza automáticamente miro abajo para describir un leve tono carmín cubriendo el piso bajo mi cuerpo, que se extendía cada vez más; estaba rodeada de sangre"
Me desperté con la respiración agitadamente y sudando frío, estaba temblando. ¿Qué fue esa pesadilla?
Me quede unos segundos aferrándome a las sabanas, cada vez que cerraba los ojos veía ese placer de aquella desconocida al empujarme. Después de unos minutos mi respiración estaba pesada y entrecortada, y mi temblor no había cesado... automáticamente llevé mi mano hacia mi vientre sintiéndolo igual que antes y eso me logro calmar.
Estuve unos minutos recuperandome hasta que lo logré y para olvidar todo agarre mi celular y mis auriculares y puse todo tipo de canciones hasta que me volví a quedar dormida.
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Vous Apprenez (Mericcup) [#1]
Fiksi Penggemar[FANFIC NON-DISNEY CROSSOVER] "Ella no midió sus actos y posibilidades en el momento; un gran defecto" Embarazada, sola, engañada y rota. Mérida DunBroch, despreciada por sus padres después de enterarse de su grave error deciden despojarla de su la...