| Broken | The 100 [2]

017

Crystal caminaba de un lado a otro, habían llegado a la puerta hace un tiempo y se encontraban esperando la señal para poder entrar. La pelirroja estaba orgullosa de Octavia, quien fue que la que lideró el camino. Indra veía a la joven caminar desesperada, por lo que decidió acercarse a ella.

—Hay que ser pacientes.

—Pero, ¿por qué tardan?

—Tardarán lo que tengan que tardar. Nada es fácil cuando se está en la tierra—habla colocando su mano en su hombro. Crystal suspira y asiente, tratando de calmar su interior. Entonces unos minutos después se escucha a lo lejos el sonido del cuerno. —Nos estamos retirando.

Octavia y Crystal se miran al instante. —No puede ser cierto.

—Tenemos que ir. ¡Ahora!

La pelirroja frunce el ceño confundida, estaba empezando a creer que algo había pasado, pero no sabía si era bueno o malo. Y comprendía que Inda estaba bajo órdenes de la comandante y ella no podría desobedecer. No cuando siempre recalcaba que su corazón y su cuerpo era por y para la comandante.

—Indra—llama Octavia acercándose. —No nos podemos ir de aquí. Están ahí dentro todavía.

—Y nuestra comandante está afuera bajo ataque por lo que sabemos.

—No confío en ella, no desde Tondc—menciona Octavia, aún con la herida abierta. —Tampoco deberías confiar tú.

—Octavia...

—Les di una orden directa.

—Por favor. Este era el plan. Si no estamos aquí cuando salgan con los generadores de tonos, los segadores matarán... —intenta persuadir Octavia, pero era claro la posición de Indra.

—Cambio de planes.

Dicho esto, Crystal decidió intervenir.

—Apreciamos que dijeras que éramos parte de ustedes, pero no dejaremos a nuestra gente—dice de la manera más pacífica. —Estás en tu derecho de irte, porque sé que es una orden, pero no nos iremos hasta no ver que están bien.

—Lo siento, Indra, pero no me iré sin mi hermano.

La morena miró a ambas con ira y dolor y sin más sacó su navaja y la colocó en el cuello de Octavia. —Ya no eres mi segunda.

Indra las miró a ambas y se fue con los terrestres, no sin antes rajar un poco el cuello de Octavia. Eric miró al par y se acercó a ellas.

—Chicas por favor, vengan a casa con nosotros.