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Seokjin seguía con su mirada perdida en la playa que estaba justo frente a él, había olvidado lo fabulosa que era la vista hacia el mar, y además de hermosa, escuchar aquel sonido que producían las olas al formarse y dar con la arena, dándole humedad, y dejando a su paso algunas algas y conchas marinas, seguramente hasta pequeños cangrejos estaban presentes allí mismo, la brisa marina sobre sus cabellos, el poco calor que se sentía en el lugar, nada más que mágico.

— Hermosa, ¿verdad? —la pregunta hecha por Hoseok lo saco por completo de sus pensamientos, miró hacia aquel que permanecía con los ojos cerrados e inhalaba el aire disfrutandolo—. Me hacia falta ver esto.

— ¿Te inspira? —pregunto Seokjin casi en un pequeño susurro.

— Más que eso, me agradan este tipo de paisajes, solo imagina... —Seokjin cerró sus ojos esperando las palabras de Hoseok—, un pequeño niño que construye un castillo de arena, y cuando se retira, los cangrejos simplemente llegan para hacerlo su hogar, y entonces empezará una bélica batalla contra las estrellas marinas que quieren ocupar el castillo, para que al final, la marea suba y se lleve todo con ella, dejándolos en tregua y con un final de una posible fiesta marina.

Seokjin volvió a abrir sus ojos después de escuchar aquello, Hoseok podía tener cualquier idea que se le ocurriera en cualquier momento, y eso era lo mejor, visualizar en pocos minutos lo que él estaba viendo, lo hacia sentirse especial.

Pero a Seokjin a pesar de mostrar una sonrisa de aprobación por aquella imagen mental, no podía dejar de pensar en las palabras que había escuchado salir de Hoseok en el hotel, tenía sus dudas con respecto a todo eso, pero no debía negar que le encantaría estar con Hoseok, no podía hacerlo, el escritor es fascinante, y le encanta estar con él, había sentido la misma paz instantánea y perfecta que había sentido siempre que estuvo con él cuando solamente sucedió aquel encuentro casi casual.

Tal vez la gata calicó de Hoseok quería decirle algo, en aquel momento en que volvió a conectar miradas con Hoseok, se había sentido completo, en Seúl eso era complicado para él, quedarse en una ciudad llena de personas que prácticamente lo único que les interesa es el trabajo duro y el poco descanso, la competencia allí es más dura que nunca, y sabía desde un principio que todo tenía que ser perfecto en su totalidad, pero aún así, él quería que por lo menos alguien al igual que Hoseok, dejase el trabajo por escasos minutos solo para preguntarle algo sin sentido, algo que lo animará, platicar, estar con él, sin apartar la mirada, poniéndole total atención.

Pero sabía que algo así, no pasaría y mucho menos en una ciudad como lo es Seúl, había aprendido lo que es la monotonía, de la cual había escapado por completo, y se había mudado a Busan, y allí descubrió a un chico, Jung Hoseok, quien le hizo ver un mundo que a pesar de que pareciera monótono y aburrido, al menos le daba algo de color y alegría a todo, si él se encontraba cansado, Hoseok estaba allí para animarlo, darle una taza de café caliente o de cualquier té cada que lo veía estresado, siempre lo recibía con sonrisas, y ambos lograban compartir experiencias, además de que podía sentirse de gran ayuda para Hoseok cuando se trataba de revisar sus trabajos.

— Hoseok... —el mencionado lo miro—, tal vez suene algo apresurado para ti, pero... —suspiro—, en verdad te extraño.

Hoseok se quedó en silencio al escuchar eso salir de los labios de Seokjin, no podía apartar la mirada de aquel chico de piel nivea, simplemente se negaba a hacerlo.

— Tal vez creas que es una tontería —dejo de mirar a Hoseok—, pero para mí no es así, en verdad siento que me hace falta, Seúl podrá ser un lugar fantástico, pero no lo es cuando sabes que no tienes a alguien con quien compartirlo.

— Seokjin —el nombre de aquel chico había salido tan suave—, también te extraño.

—Lo sé —mencionó Seokjin sonriendo hacia el mar, pero Hoseok sabía que esa sonrisa iba totalmente dirigida hacia él—, ¿por qué no me pediste que me quedase desde un principio?

— Tenía miedo —de nueva cuenta Seokjin lo miro—, miedo a que me dijeras que te estaba impidiendo seguir con tus sueños, y no quería eso, siempre he dejado ir muchas cosas, y a personas importantes, deje ir a mi hermano... aún extraño a mi madre —bajó la mirada—, y a ti... lo que más me arrepiento de haber dejado ir—miro a Seokjin.

El de piel blanca seguía con su mirada puesta en Hoseok, le dedicó una sonrisa algo tímida, sabía que cada una de esas palabras eran más que sinceras, que ambos tenían una conversación que tanto habían ansiado tener entre ambos.

— Me hubiera encantado que me hubieses detenido, Hoseokie —Hoseok sonrió ante eso.

— Puedo detenerte de nuevo, si es lo que quieres —Seokjin soltó una suave risa ante eso.

— Estaría encantado de que lo hicieras.

El silencio se había hecho entre ambos, pero no era para nada incómodo, en realidad se sentía tan cálido, escuchar al mar, mirando el cielo, el sol casi a punto de ocultarse, sintiendo como la temperatura iba bajando cada vez un poco más, sintiendo el frescor en su piel, ambos mirándose sin percatarse del hermoso paisaje frente a sus ojos, nada mejor que aquello.

— Seokjin... ¿te quedarás?

Está vez Seokjin quería decirle que quería hacerlo, pero aún tenía asuntos que debía arreglar en Seúl, aún no era buen tiempo, solo con su despido y el traslado de sus cosas para de nueva cuenta estar en Busan, además de buscar un nuevo departamento en aquel lugar, tal vez en el edificio en donde se encontraba Hoseok, sería aproximadamente casi un mes, no podía asegurar nada.

— Tengo cosas que debo arreglar aún.

— Entonces arreglemoslas juntos, ¿te gustaría?

— Nada me gustaría más que eso —sonrió—, aún así, no creo estar tan listo como para decir que quiero estar de nueva cuenta contigo.

Hoseok podía comprender aquello, habían estado separados por mucho tiempo, volver a congeniar y estar juntos sería solo un poco difícil, se conocen, pero podían descubrir nuevas cosas, cosas que serían nuevas del uno y del otro, y eso es lo que más les fascinaba, conocer al otro más y más, saber nuevos gustos, pasatiempos, era como seguir escribiendo en un libro sin fin.

— Comprendo, pero... cuando te sientas listo, quiero leerte de nuevo.

Seokjin soltó una suave risa, le encantaba aquella expresión que utilizaba Hoseok, la había utilizado cuando se conocieron, y que de nueva cuenta lo hiciera, solo hacia a su corazón latir más y más.

— Estaré encantado de abrir mis paginas para ti, Hoseokie.

Gato Calicó :: HopeJin ׂׂૢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora