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La mañana inició con las manos de Lexa sobre el estómago de Clarke. La morena, totalmente dormida y quizás aun con la situación de la noche anterior en su mente comenzó a acariciar directamente la piel de Clarke de manera suave, pero provocadora. Por su parte, Clarke disfrutaba del cariño a espaldas de Lexa. De pronto, las caricias cesaron, dejando a una muy prendida rubia de pronto, en la nada.

- ¿Por qué te detienes? - dijo con voz seductora.

-... 

- ¿Lex?

- ¿Mmmh? - respondió adormilada. Solo entonces Clarke se dio cuenta de que la morena era capaz de ponerla loca aun sin estar consciente de lo que hacía, pero se aprovechó para molestarla un poco.

- ¿Por qué te detuviste? ¿Por qué detuviste esto? - dijo a la vez que se acomodó para acariciar a Lexa de la misma forma en que ella lo había hecho, y la sonrisa de Lexa no tardó en aparecer. - Creo que tendré que preocuparme si duermes con Raven en alguna pijamada, solo quiero que hagas esto conmigo.

- No sabía que hacía esas cosas, lo siento Clarke. - dijo un tanto preocupada.

- No lo sientas, me gusta. - Y tomó su mano, la acomodó bajo su blusa y la besó. 

Lexa se sentía en el paraíso, había pasado tantas noches fantaseando con despertar exactamente así, soñando con llenar esa gran cama de la más hermosa mujer que alguna vez hubiera visto. Y la besó, la besó con pasión, se acomodó sobre su cuerpo y mordió su labio y la escuchó gemir.  Abrió los ojos y vio sus mejillas rosadas, su boca entreabierta dejando entrar y salir aire de manera acelerada, su cabello rubio revuelto sobre la almohada y su pijama dejando ver su estómago y parte de uno de sus pechos.  Y sus grandes ojos verdes desaparecieron luego de que su pupila se dilatara al ver semejante maravilla, no podía dejar de verla, era hermosa.

Clarke se sintió un poco avergonzada, nunca se había sentido cómoda con su cuerpo, quería que Lexa dejara de mirarla, pero al mismo tiempo, quería que se la comiera con los ojos, quería que no mirara nada más que a ella. Sonrió y decidió jugar a ser segura.

- Mis ojos están aquí arriba. - Lexa se puso completamente roja y hundió la cara en el cuello de Clarke completamente avergonzada.

- Lo siento. -Murmuró apegada aun a su cuello.

Clarke sin decir palabra acurrucó  a Lexa sobre sí, susurrándole en el oído que podía ver cuanto se le antojara, que no había razones para lamentarse. Lexa estaba a punto de tomar la sugerencia cuando los golpes en la puerta se hicieron presentes. Rápidamente, la morena se levantó a abrir y se encontró de bruces con el rostro de su madre.

- Espero no interrumpir. - Paolo está abajo para mostrarte modelos de vestido o modificar alguno que ya tengas. Va para ti también, Clarke. - Dijo alzando el cuello por sobre el hombro de su hija.

- Lo siento Indra. Pero la doctora a cargo del caso de mi padre me espera hoy en la tarde. Me hubiese encantado acompañarlas. - dijo Clarke desde la cama.

- Descuida cielo, esta es solo una cena de negocios, tienes cosas muchísimo más importantes que hacer. Lamento que Lexa no pueda acompañarte, pero es parte de la cara visible de mi empresa.

- No tienes que disculparte, lo entiendo perfectamente. 

- ¡Genial! Haznos saber si necesitas algo. Lexa, por favor, en 15 minutos abajo.

Las tres mujeres junto a Paolo decidieron cómo y cuál vestido se le veía mejor o peor a Lexa. Pasaron gran parte de la mañana en aquello y Clarke casi olvida que el último turno corto en Coffee Blake antes de ir a ver a su padre. La rubia agradecía haber iniciado el día de buena manera, porque aunque quisiera negarlo, el pensar en enfrentar a Jake la ponía nerviosa.

Mi refugio - CLEXA AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora