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Era el día siguiente de aquella jornada de besos que radicó en el profundo, cálido y reconfortante descanso de ambas chicas. Ya era sábado, y a pesar de que Clarke llevaba un par de días bajo el refugio de Lexa, por las tristes circunstancias y por las nuevas y emocionantes, también, ambas habían olvidado completamente que ese día, Raven, Octavia y Lincoln irían a la casa de las Woods para avanzar en los trabajos solemnes de la universidad. Es más. ellos, no tenían idea de cómo a Clarke se le había roto el corazón en una fría sala de espera en el hospital, solo hace un par de días.

Lexa despertó por aquel conocido y suave golpido de Nya en la puerta. Al entrar en razón, recordó los labios de Clarke tal como si aun estuviera viviendo la noche anterior, sus mejillas rojas aumentaron aun más al sentir el cuerpo de la rubia aferrándose en su espalda, abrazándola como un koala a un árbol, y por primera vez en su vida, sintió que odiaba a Nya por querer sacarla de ese momento mágico. 

Se levantó con cuidado de no despertar a Clarke, y abrió la puerta deseando que Nya no notara el color de su rostro. Pero falló, ya que al abrir la puerta, su fiel y querida empleada alzó la ceja más pícara que Lexa hubiera visto nunca.

- Lamento interrumpirla, señorita Woods, pero el trío de Oro está esperándola abajo con un arsenal de café y, pues... bollos. - A Lexa no se le escapó el tono burlesco de Nya, pero no pudo evitar reírse, la quería tanto.

- Dile a la manada rabiosa que bajo en un segundo. Gracias, Nya.

- Me alegro de verte feliz, Lexa. - La morena no pudo responderle pues Nya ya se había dado vuelta y marchado, mas se le llenó el alma de calidez al oír esas palabras.

En el momento en que cerró la puerta, Lexa sintió todo el nerviosismo del mundo, Linc, O y Rav evidentemente sabrían leer su cara de nerviosismo y eso la pondría aun más de los nervios. No sabía qué hacer ¿Cómo debo despertar a Clarke?, desearía despertarla con un beso, pero temo que lo de anoche solo haya sido un episodio de, pues, solo una noche. No tenía tiempo para pensar, así que solo actuaría como le pareciera correcto.

Volvió a la cama y se acostó mirando de frente a Clarke solo para guardar ese momento un segundo más en su corazón. Con cuidado, peino un mechón de Clarke y acarició su rostro. Susurrando "buenos días", y creyó quedar ciega cuando esos brillantes ojos azules la saludaron por la mañana, Clarke le sonrió y la abrazó con fuerza respondiendo a sus palabras. 

- Me encantaría quedarme toda la mañana aquí contigo - dijo Lexa. - Pero están los chicos abajo, había olvidado completamente que hoy trabajaríamos en las tareas. Debemos vestirnos, nos trajeron el desayuno, y especialmente tú debes concentrarte, debes terminar el proyecto de Becca.

En la planta baja, precisamente en la sala de estar Octavia y Lincoln se abrazaban románticamente en el sofá mientras reían y se acariciaban. Desde un sofá cercano voló un cojín que casi provoca que Lincoln botara toda su bebida.

- ME VO MI TO. ¿Pueden por favor dejar de actuar como tórtolas? Me voy a enfermar.

- Puedes no lanzar cosas, Raven, este sillón debe costar millones y no me gustaría mancharlo de café.

- Bueno, es mejor mancharlo de café que de mi vómito... lo cual pasará.. si no se detienen... asquerosos.

- Tranquila bebé, solo está celosa porque ella no está con Shawn. 

- Tienes razón, Linc, el otro día vi como compartían lenguas, no sé con qué cara nos dice asquerosos.

- Sí, si supiera que parecen pulpos cuando se besan.

- DEJEN DE HABLAR COMO SI YO NO ESTUVIERA AQUÍ

- ¿Oíste algo, O?

- No lo sé Linc, ¿qué sonidos hacen los pulpos? - otro cojín voló cerca de la cabeza de Octavia.

Mi refugio - CLEXA AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora