Los días siguientes Lexa vio caminar a Clarke entre sus fantasmas como si fuera uno más de ellos. Pálida, callada, con la mirada perdida, pero aun cálida. Durante el proceso, Lexa llegaba a sentir que la rubia la estaba conteniendo más de lo que se supone, ella debería estar haciendo.
El silencio de la rubia era casi ensordecedor. Comentaba, hablaba o decía solo lo estrictamente necesario, como si estuviera a kilómetros y kilómetros de distancia, al menos mentalmente, pues, cada vez que Lexa se acercaba a abrazarla, e inclusive a besarla, Clarke la recibía como siempre, incluso con más amor y afecto.
Sus profundos ojos verdes reposaron sobre su novia durante todo el proceso de autopsia, velorio, entierro, durante todos los trámites burocráticos y todo lo que veía, además de su evidente belleza, era un oxímoron, una contradicción. El hielo y el fuego peleando en sus ojos.
El día en que encontraron a Jake y justo después de las palabras que Lexa le regaló a Clarke, la ojiazul cesó su llanto, y Lexa no dejó de notar que no lo había vuelto a hacer, le preocupaba un poco. Lexa cumplió su palabra, sus amigos estuvieron con ella cuando recibieron la autopsia de boca de la misma Meredith: sobredosis. Era obvio. Indra corrió con todos los gastos de entierro, funeral, féretro, carroza, flores, cruces, tarjetas de despedida. Todo. Sus amigos nunca dejaron de atenderla y el quinto día, cuando Jake yacía sobre la húmeda tierra del cementerio, y cuando la madera del ataúd ya no recibía el sol, algo en la rubia cambió.
Al llegar a casa, justo después de cruzar la puerta de la habitación de Lexa, la rubia se deshizo de las prendas negras que cargaba encima. Lexa lo tomó como un acto cotidiano, del día a día, desvestirse para entra a la cama o a la ducha luego de un largo día, pero esa no era la intención de Clarke. Sin que la morena se lo esperara, Clarke la arrinconó hacia la cama y se puso a horcadas sobre ella, completamente desnuda.
- Clarke... - dijo Lexa, con unos profundos ojos de confusión.
- Ha sido un largo día, por favor, solo hazme sentir bien.
Lexa no se sentía completamente cómoda con hacer el amor a horas de volver del cementerio por haber enterrado al padre de su novia, pero se sentó quedando levemente bajó la altura de Clarke, y al sentir el calor de su suave piel, sólo cedió, sin incomodidad alguna.
Al principió, parecía un concurso de apretar. Clarke apretaba la piel de Lexa como un gato amasando una manta, y Lexa la sostenía con firmeza aun en la misma posición.
- Siempre estaré contigo.
Aquella noche, tras amarse por horas, la rubia se quedó dormida. En aquel momento, la morena, quien demoró poco más en dormir, notó que las cosas de alguna manera serían diferentes.
Y tenía razón, ya casi a final de año, a 1 mes de egresar de la universidad, Clarke seguía así, no fría con Lexa, pero como con la mente perdida en algún sitio que Lexa era incapaz de alcanzar. No podía reprocharle nada en absoluto, Lexa aun sentía un dolor de estómago cuando recordaba la imagen con la que Jake dejó este mundo, no imaginaba ver a su madre, por ejemplo, de aquella manera y admiraba a Clarke por seguir en pie tras eso. Clarke seguía siendo una ternura con Lexa, pero esa distancia, casi imperceptible inquietaba a Lexa, notó, tras los meses del funeral, que se debía a que la elocuencia de Clarke se había despedido de este mundo, junto con Jake.
Ya no cantaba canciones de Disney con Raven, ni inventaba apodos para Lincoln, ni citaba los memes, incluso había renunciado a su puesto en el café de Bellamy, como queriendo retraerse de cualquier acción que involucrara tener que conversar más de la cuenta.
También notó que, por momento, la rubia se le desaparecía, a salía por media hora y volvía, otras veces por tres y cuatro, y cuando Lexa preguntaba dónde había ido, obtenía la inocente y suave respuesta de Clarke "paseando por ahí".
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Mi refugio - CLEXA AU
FanfictionClarke es una joven con muchos problemas, el dinero no abunda, las calificaciones bajan y su familia está en un hoyo. La soledad le abraza el alma y la desmotivación pinta sus días. Los días pasan y está nublado, Clarke no debe olvidar que siempre h...