Los verdes ojos de Lexa alcanzaron a ver que el reloj marcaba pasado las 11.00 de la mañana. Se despertó un tanto confundida pensando que se había perdido las clases del viernes hasta que al intentar moverse sintió un suave quejido que reclamaba el seguir durmiendo. Sonrió ampliamente al ver a Clarke completamente aferrada a su cuerpo, con el cabello rubio revuelto y los ojos cerrados de manera suave. Se sintió feliz de sentir su aroma y casi sin pensarlo comenzó a acariciar el rostro de la rubia, decidiendo entonces que esperaría a que ella despertara para prepararle el desayuno. A Lexa se le rompía el alma de solo pensar que Clarke podría despertarse sola, triste y desorientada. Las caricias en el rostro provocaron que la rubia hiciera unos tiernos gestos con la nariz, como si fuera un gatito a punto de estornudar. Lexa no pudo evitar soltar una risa corta y casi inaudible.
— ¿De qué te ríes? — preguntó una tierna y ronca voz que provocó que el la piel morena de la nuca de Lexa se erizara por completo.
— De ti...
— ¿Qué hora es?
— Hora de qué me digas qué prefieres desayunar.
— Mmmh, un café y frutitas. — Lexa se derritió al escuchar "frutitas".
— Un café y frutitas será.
Clarke pretendía levantarse e ir a la cocina para desayunar, pero Lexa salió tan rápido que asumió que no la estaría esperando a la cocina cuando realmente ni si quiera recordaba el camino a ella. Aprovecho de acurrucarse, pues la cama de Lexa parecía decir "por favor jamás te levantes y quédate así por siempre". El olor de Lexa inundaba la habitación y casi vuelve a quedarse dormida ante tal clima, sin embargo, vio la puerta abrirse dando paso a una hermosa morena con el pelo desordenado, un pijama que le tapaba solo hasta los muslos, dejando las piernas descubiertas y con una bandeja que tenía mucho más que solo fruta y café.
Lexa traía en las manos dos tazas humeando, un recipiente lleno de fresas y plátanos cortados prolijamente, tostadas, algunas galletas y un pequeño trozo de chocolate. El estómago de Clarke rugió y esta se incorporó mientras la morena volvía a acomodarse dentro de las sábanas para desayunar con ella.
— Wow.
— A Nya le faltaba solo preparar los café, no pensé que nos tuviera listo casi todo a esta hora.
— ¿Qué hora es exactamente la hora de desayunar, Lexa? No tengo idea de donde dejé mi teléfono.
— Es casi medio día.
— Pondría cara de espanto, pero dormí tan bien que no podría importarme menos.
— Dadas las circunstancias, me parece un día ideal para no ir a la universidad. — Clarke levantó su taza como brindando por ello.
Tuvieron un desayuno extremadamente agradable. Sin saberlo, ambas sentían que aquella no era la primera noche que pasaban juntas, ni la primera vez que despertaban juntas, se sentía ameno, hogareño y acogedor.
Lexa se encargó de que el resto del día fuese igual de agradable, le dio un recorrido a Clarke por toda su casa, almorzaron junto a Nya y las tres congeniaban muy bien, vieron una película en la enorme sala de Lexa y entrada la tarde, la morena llevó a Clarke al jardín. La tomó del brazo y le habló de todas las flores que allí se encontraban. Le contó cuáles había sembrado, cuáles había comprado, la que más le gustaba, la que más le daba trabajo, y con cada palabra la rubia se hundía más y más en ella, pero Lexa aun no lo notaba. Allí, entre medio de las flores, hablaron de la terrible situación del día anterior. Clarke la abrazó y le agradeció por todo, le dijo que sin ella, probablemente estaría al borde del colapso. Le contó de otras veces, le habló de las penas en su corazón y la morena la escuchaba con total serenidad.
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Mi refugio - CLEXA AU
Fiksi PenggemarClarke es una joven con muchos problemas, el dinero no abunda, las calificaciones bajan y su familia está en un hoyo. La soledad le abraza el alma y la desmotivación pinta sus días. Los días pasan y está nublado, Clarke no debe olvidar que siempre h...