Mi refugio - CLEXA AU

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Finalmente había llegado el día de la fiesta de los Blake. Clarke tenía su disfraz listo y muchísimas ganas de que llegaran las nueve de la noche para ver a sus amigos, particularmente a Lexa. Desde hace un par de días, luego de su salida al centro comercial con la morena, por alguna razón no podía dejar de pensar en ella... le parecía fascinante. Tampoco es que tuviese opción, de un día para otro comenzó a ser su chat recurrente, se mensajeaban todo el día, e incluso se daban los buenos días y las buenas noches.

Clarke iba llegando a la universidad y el teléfono sonó avisando un mensaje entrante.

Lex <3

(en línea)

L: Sé que te veré en la noche, pero ¿qué tal si nos tomamos un café antes de la primera clase?

C: Te veo en el comedor!

La rubia sonrió para sus adentros y comenzó a sentirse un tanto extraña... pero en un buen sentido. Y caminó feliz hasta entrar en el comedor y ver a Lexa de espalda comprando probablemente los café que iban a beber, sin quererlo, los ojos de Clarke recorrieron desde el largo de su pelo hasta la punta de sus pies. Guau, a Lex le queda muy bien ese pantalón. Pensó. Y detuvo la mirada más de lo necesario en su trasero. De pronto, la morena de dio vuelta en busca de una mesa con dos vasos en la mano y vio a Clarke parada a lo lejos, saludándola con una sonrisa. Clarke se puso nerviosa y caminó hacia ella. Espero que no haya notado que la estaba mirando... que vergüenza.

Llegó a la mesa junto a Lexa, y esta la envolvió en un cálido abrazo a modo de saludo. Clarke notó que estaba temblando.

— Lo siento, tengo frío, y pensé que tú también lo tendrías, así que pensé en invitarte un café. — dijo sin soltar el abrazo.

— La verdad es que sí está bastante helado. — dijo la rubia, apretando un poco más el abrazo, con lo cual Lexa sintió que se derretía.

Luego de unos largo segundos ambas tomaron asiento y comenzaron a hablar de las clases a las que debían ir en pocos minutos.

— Debería ser ilegal tener clases a las 8.30 con este clima.

— Al menos en la noche estará más templado, y no creo que pasemos frío con nuestros disfraces.

— De pasar frío, pienso que con otro abrazo quizás se me quite. — Clarke se sonrojó al oír eso, pero le agradaba la idea.

Lexa se puso nerviosa, pensó que quizás no debió decir eso, tenía miedo de seguir dándole señales a Clarke, porque descubrió que desfrutaba demasiado con ella, de sus pláticas por chat, de sus chistes sin sentido, de su amistad y le daba terror asustarla, pero por otro lado, quería gritarle que estaba loca por ella, desde el primer día en que la vio. Así que siguió hablando de cualquier cosa para desviar la atención de su comentario.

Por su parte, Clarke quedó pensando en aquel abrazo y sonrió internamente, Lexa le estaba hablando, pero ella solo asentía, estaba demasiado perdida en sus pensamiento como para ponerle atención. Miraba las manos de la morena, sus largos dedos y bonitas uñas con manicure francesa y cómo se aferraban al calor del vaso, miró sus cejas que bailaban con cada expresión, sus labios, la bonita sonrisa, el verde esmeralda que decoraba su mirada, su cabello suelto, el rosa de sus mejillas, todo en cámara lenta y perdida en cada movimiento que Lexa le regalaba al hablar.

— ¿Claaaaaaaarke?

— Lo siento — dijo la rubria despertando de sus pensamientos — ¿decías?

— Quedan cinco minutos para las clases, ¿Nos vemos en la fiesta?

— Claro, Lex. Muchas gracias por el café.