HUNGER | Riane siempre ha estado lista para dar su vida para salvar las de otros. Se ha entrenado durante dieciséis años como miembro de las Fuerzas de Seguridad Reales de Naboo, y, aunque ha sido galardonada como una de las mejores estrategas de su...
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—Teniente, ¿podemos hablar un momento?
Riane se giró tras darle una última mirada a Kix y a Cody. Rex estaba detrás de ellos, comprobando cómo avanzaba el comandante y ayudándole a seguir sentado. Kix comprobaba el daño recibido, pero Riane ya podía ver que no podían avanzar con él en aquel estado.
Asintió hacia Hunter.
—Claro, sargento.
Miró de reojo hacia Jesse y el resto de la Remesa Mala. La tensión era palpable.
—Quería disculparme por la actitud de Crosshair. No se lo tomes personalmente, es así con todo el mundo.
Riane miró a su alrededor, la cara impasible.
—Créeme, Hunter: si me tomara cada comentario a pecho, no habría llegado a donde estoy.
Intercambiaron una mirada solemne, y el clon acabó asintiendo.
—Por supuesto.
Riane miró hacia los hombres de reojo.
—Debemos irnos —dijo antes de darse la vuelta—. Cody no aguantará mucho más.
Sin esperar respuesta, volvió al círculo. Intercambió una mirada con Rex: veía la preocupación en sus ojos.
—Escuchad —llamó la atención de los soldados, repitiendo lo que pensaba para todos—: tenemos que avanzar.
Crosshair se bajó de un salto de la roca donde estaba.
—El comandante Cody no puede ni moverse —le dijo a Riane con mala cara.
Rex dio un paso al frente.
—Ya he pedido su evacuación —intervino—. Kix se quedará con Cody hasta que lleguen los refuerzos. —Estiró los hombros y sacó pecho, señalándose con un pulgar—. Ahora yo estoy al mando.
Hubo un segundo de silencio. Era Rex, determinación en sus ojos, contra la mirada asesina de Crosshair.
Riane decidió intentar cortar la tensión.
—Rex me pidió que ideara un plan para entrar en el cibercentro —explicó—. Pero necesitamos irnos ya.
Crosshair se giró hacia ella, sacándose el palillo que masticaba de la boca. ¿Era aquella una manía, o qué le pasaba? La miró de arriba abajo con desdén.
—Si tus planes son tan buenos, ¿por qué tuvo el comandante Cody que llamarnos a nosotros?
De repente, Jesse estaba entre los dos.
—¡No puedes hablarle así a la teniente Unmel! —increpó, empujando al francotirador.
