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Sin ayuda del equipo de extracción, la Remesa Mala y los hombres de Skywalker tuvieron que escapar solos de la Ciudad de Tambor. Aquella era una misión no autorizada, después de todo.

Echo resultó ser parte fundamental de su plan de huida. Al ser medio máquina, podía acceder a los sistemas con su brazo robótico. Además, parecía tener mucha información Separatista en su cerebro. Riane no se separaba de su lado, ayudándole a avanzar en todo momento, aunque parecía recuperar la estabilidad según avanzaban los minutos.

Tuvieron que subirse a lomos de algunas de esas bestias aladas para salir de allí con vida. A Riane no le gustó la idea, pero acabó saltando como los demás. Era eso, o caer al vacío, o enfrentarse a los droides que les superaban claramente en número. Una vez más, tuvo que agradecerle a Tech su cerebro: había sido él quien había podido llamar a las criaturas tras grabar los gritos de los nativos.

Sin embargo, los droides volaban y no tardaron en perseguirlos. Aprovechando que estaba sola en su bestia, Riane se dio la vuelta y comenzó a disparar.

No tardaron en llegar a la aldea donde los nativos tenían su asentamiento. Las bestias les dejaron sobre el suelo y Riane acarició el lomo de la que la había llevado. No era tan mortífera de cerca. Miró de reojo hacia Rex y Echo. El último parecía estar recuperando la sonrisa, lo cual la calmó un poco.

Aún no podía creerse que estuviera vivo...

Los disparos de los droides acabaron alcanzando su posición, y el equipo de la República se vio en una gran tesitura.

El jefe de la tribu estaba muy enfadado.

—Dice que hemos faltado a nuestra palabra —tradujo Tech—: que hemos traído la guerra a su aldea.

Rex se quitó el casco.

—Tiene razón —dijo, caminando hasta estar frente al jefe—. Dígaselo, Tech. Dígale que no pretendíamos llevar a su pueblo a la guerra. Pero miren lo que han hecho los Separatistas con uno de los nuestros —añadió, señalando hacia Echo—. Le robaron la libertad, la humanidad. Trataron de convertirlo en una máquina. La Tecno Unión afirma ser neutral, pero ya ha elegido bando. Ahora, su pueblo tendrá que elegir.

Riane tuvo un escalofrío ante la pasión con la que Rex hablaba. El general asintió con orgullo, y el jefe de los Poletecs decidió que lucharían junto a ellos. Así, Riane y los demás tomaron posiciones defensivas para luchar contra los droides e impedir que destruyeran el asentamiento. Para su sorpresa, Echo se sentía con las suficientes fuerzas como para disparar un bláster.

Parecía que el combate le recordaba quién era.

Al final de la lucha, los Poletecs parecieron agradecidos. Las fuerzas de la República volvieron a la nave de la Remesa Mala para volver a la base de Anaxes, pero Echo quiso hablar con Riane y con Rex antes de entrar al transporte.

HUNGER ━ Capitán RexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora