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Riane había vendido su pequeño piso en Naboo.

El Gran Ejército de la República la había aceptado entre sus filas (tras algunos días de papeleo), pero únicamente como voluntaria. Eso significaba que Riane iba a necesitar todo el dinero que pudiera conseguir por si vivía después de la guerra, porque la paga de los soldados, siendo todos clones, era casi inexistente. No necesitaba un piso en el que no iba a vivir más, así que había vendido el inmueble y su querida nave.

Le había costado despedirse de la última, pero por lo menos ahora tenía suficientes créditos como para iniciar un plan de ahorros. Estaba segura de que, si sobrevivía a la Guerra de los Clones, se retiraría tras eso. Y, entonces, iba a necesitar el dinero.

Los Cuerpos Especiales de Naboo le habían agradecido su servicio y le habían proporcionado al Ejército de la República todos los exámenes médicos y todos los archivos que habían solicitado, y, con un empujón de Skywalker, la República la había aceptado como soldado voluntaria en la Legión 501.

Riane tragó saliva en el exterior de su nueva casa, mientras las tropas y las naves se movían a su alrededor.

Supuso, que, ahora, los Cuarteles Generales del Ejército en la Ciudad Galáctica de Coruscant eran lo más parecido a lo que ahora podía llamar su hogar. Había tomado un taxi hasta allí, y tras hacer su juramento la noche anterior ante los generales y otros oficiales en ese mismo edificio, se le había pedido que se presentase frente al capitán de la 501 a las seis de la mañana hora punta.

Coruscant estaba comenzando a despertar, pero Riane tenía los ojos muy abiertos y, contra todo pronóstico, se sentía muy pero que muy ilusionada. Agarró su bolsa y comenzó a subir los escalones hasta la gran entrada del edificio de piedra oscura. A su alrededor había varios grupos de clones, muchos andando de entrada a entrada o formando en el exterior del Cuartel.

Había pasado varios controles de seguridad sólo para entrar en las instalaciones, pero lo había hecho por una de las puertas para personas externas, ya que aún no tenía su propia tarjeta de acceso para hacerlo por la entrada de las tropas. Anduvo a paso firme hasta la entrada, donde dos clones de armadura blanca y roja pidieron ver su identificación. Riane se la enseñó, y la miraron un momento antes de dejarla pasar. No le extrañaba, arriba del todo, habían añadido "SOLDADO VOLUNTARIO DEL G.E.R".

Riane entró en el recibidor del edificio, que tenía más escalones que subir. Varios escuadrones se paseaban por la estancia, bien caminando hacia afuera para maniobras o para volver al frente. Ella suspiró, pero aminoró el paso al ver a Rex cerca de una gran puerta de metal. Ignoró las miradas de otros clones mientras se acercaba a él.

No habían vuelto a hablar o a verse desde que habían desembarcado en Coruscant tras su misión en el planeta de Raser y la 501 se había vuelto a embarcar en una nueva campaña. Ella se recordó que ahora él era oficialmente su superior, y que iba a tener que morderse la lengua más a menudo y ser más cortés (o por lo menos intentarlo).

HUNGER ━ Capitán RexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora