Craving for Blood - Diabolik Lovers

11

Change of class

Reji tocó la puerta del director de la academia. Un leve "pase" se escuchó a través de esta. 

—Bienvenido, Sakamaki Reji. Por favor, tome asiento. —Le saludó un señor de mediana edad, pelo castaño y ojos rojos. 

—Muchas gracias, señor. —Habló Reji, mientras tomaba asiento en una de las sillas. 

El directo abrió un cajón de su escritorio y sacó unos cuantos papeles. 

—Seguramente se estará preguntando el por qué lo he llamado, ¿verdad?

Reji asintió sin decir nada, aunque la realidad era que no estaba muy interesado en lo que el director le tenía que decir sobre sus hermanos, ya que se imaginaba que era sobre ellos.

—Bueno, le quería hablar sobre las notas de la señorita Giselle. —Reji se quedó algo sorprendido. No sabía que iban a hablar sobre la chica. —Ya que su tutor legal no ha podido venir, se lo digo a usted al ser una petición de vuestro padre. 

Reji asintió, sintiendo un sentimiento de reconocimiento en el pecho.

—¿Qué hay de las notas de Giselle? ¿Acaso son malas? 

Para la sorpresa del vampiro, el director soltó una carcajada. 

—¡Para nada! La verdad, son tan buenas, que nos estábamos planteado subirla de curso. 

Reji se colocó las gafas sorprendido. No se esperaba aquello. 

—¿Y bien? Usted, ¿qué piensa de ello?

Reji abrió la boca para contestar. Claramente de acuerdo con el cambio.

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Giselle soltó un estornudo mientras limpiaba la jaula de Bruno.

—¿Qué pasa? ¿Acaso te estás enfermando de nuevo? —Le preguntó Shu, que estaba tumbado en su cama. 

Giselle negó con la cabeza, cogiendo un pañuelo y sonándose. 

—De verdad, que para no tener voz, te suenas y estornudas haciendo un montón de ruido. 

Giselle hizo un puchero. Aquello no era su culpa. Por otro lado, Shu sonrió de lado. Le encantaba hacerla rabiar. 

—Nffff, ¿qué estáis haciendo los dos solos? Espero que nada sucio. —Interrumpió Laito, para el disgusto de Shu.

Giselle simplemente le pegó en el brazo al vampiro. 

—¡Auch! ¡Qué dolor, Gigi-chan! —Exageró Laito. 

Giselle rodó los ojos al igual que Shu. Laito nunca cambiaría. 

—Giselle. —La voz de Reji interrumpió el ambiente calmado. —Necesito contarte algo, ven a mi laboratorio, ahora. 

La nombrada asintió con curiosidad. Dejó a Bruno a manos de Laito y abrió la puerta de su habitación.

Reji la esperaba enfrente de su laboratorio, con la puerta abierta y con un gesto, la invitó a pasar. 

—Siéntate. —La chica hizo lo ordenado y se sentó de la manera que Reji le había enseñado. 

Espalda recta, piernas juntas y manos sobre el regazo. Reji la observó con orgullo escondido. Giselle aprendía rápido.

—¿Té? —Le preguntó ya con la taza y tetera lista.

Giselle asintió y recibió el té con una sonrisa. Reji se sentó enfrente de ella. Hace algunas semanas, había añadido otro sillón para las tardes que tomaba el té con Giselle. Eran momentos agradables, en dónde Reji sentía que podía expresar su pasión por las tazas sin ser burlado de ello.