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Clothes covered with blood

La habitación era más grande de lo que Giselle se esperaba. Sus ojos estaban abiertos de la impresión y el asombro, además de que no creía que una persona tan pequeña como ella debería tener tal habitación. 

Rápidamente, volvió a sacar el lápiz y la libreta y garabateó lo que quería decir. 

—No, esta habitación no es muy grande. Que te guste el color crema de las paredes no es relevante y sí, mañana te acompañaré a comprar ropa y utensilios que puedas necesitar. 

Giselle le sonrió a agradecida, dejando en la mesilla de noche la libreta y el lápiz. 

—Mañana te levantaré para ir al centro comercial. —Le tendió una camiseta gris, que parecía ser suya, además de unos pantalones cortos oscuros. —Ten. Duerme con esto y dale al sirviente la ropa que llevas. 

Giselle asintió y apretó contra ella la camiseta de Reji. Olía a producto de limpieza y hierbas medicinales.

En cuanto el vampiro salió de la habitación, Giselle se quitó su camiseta llena de polvo, al haber estado tumbada en el suelo, y se cambió a la de Reji.
Luego, se quitó las medias rotas que llevaba puestas a la vez que su falda y se metió los pantalones. Le quedaban algo sueltos, por lo que se le caían por la cadera, pero no le importo.

Un toque en la puerta hizo que se dirigiera a la puerta. Cuando la abrió, una sirvienta se inclinó para saludarla. Entre sus brazos llevaba una bandeja de plata para que Giselle dejase su ropa.
Giselle también inclinó la cabeza, en modo de agradecimiento después de haber dejado su ropa en la bandeja, pero la sirvienta ya había desaparecido.

—Qué extraño. —Pensó Giselle, cerrando la puerta y acostándose en la cama, sin taparse.

Buenas noches. —Fue lo último que escuchó antes de quedarse dormida.

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A la mañana siguiente, Giselle se despertó por culpa de que la ventana de su balcón se abrió de repente. 

Con cuidado y lentitud, se acercó a esta y después de mirar al exterior para ver si había alguien, volvió a cerrar el balcón. 

—Veo que ya estás despierta. —La voz de Reji hizo que Giselle se sobresaltase. 

Al ver al vampiro, se inclinó levemente. 

—Vamos, apúrate. Hay que comprar tu ropa lo más rápido posible. —Diciendo aquello, desapareció. 

Cuando Giselle se volvió a acercar a la cama, pudo observar una nueva muda de ropa. Era una camiseta negra de manga corta y unos pantalones largos del mismo color.
Se vistió con rapidez y mientras bajaba las escaleras, se ató el cabello en una coleta alta.

Al llegar a la puerta del comedor, pudo observar que tan sólo Kanato estaba sentado en la mesa.

—Nee, Teddy, es Gigi-san. —Susurró Kanato a su oso. —¿Crees que nos dejará coser ropa para ella? 

Los ojos de Giselle se abrieron con sorpresa. ¿Ropa para ella? 

—Giselle, toma asiento y desayuna. —Ordenó Reji, llegando al comedor.

La chica obedeció la orden y miró a su alrededor por si algún otro hermano llegaba. Para la sorpresa de Reji y Kanato, llegaron dos hermanos más: Laito y Ayato. 

—¡Oe! Espero que te sientas dichosa de poder sentarte al lado de Ore-sama, Gigi. 

Giselle le observó confundida. ¿Por qué debería sentirse dichosa? 

Craving for Blood - Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora