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Mess in the Sakamakis

Ayato lanzó otra silla hacia el lado contrario del que estaba. Esta furioso. Se sentía humillado. Habían raptado a Giselle delante de sus narices. 

—Ayato, sé que la desaparición de Giselle es... preocupante, pero eso no significa que puedas tirar sillas de un lado para otro. —Le regañó Reji, mientras observaba el montón de astillas esparcidas por el suelo. 

—Tsk. "Esa persona" las repondrá en unos minutos. 

Reji se colocó las gafas mientras soltaba un suspiro exasperado en bajo. Hacía dos días de la desaparición de Giselle. Kanato no había salido de su cuarto, Laito desaparecía la mayoría del día a no se sabía dónde, Subaru se la pasaba en el jardín de rosas maldiciendo en alto y Ayato iba rompiendo muebles por dónde iba. Los únicos que parecían "calmados" ante aquella situación eran Shu, que se pasaba la noche durmiendo y Reji, que había mandado unos cuantos familiares en busca de la chica. 

Era claro quiénes la habían raptado. Aquellos "sangre sucia" que su padre había adoptado. Era repugnante pensar que cuando recuperen a Giselle, la chica tendría el olor apestoso de los adoptados.

Un portazo en la puerta hizo que los dos vampiros mirasen en aquella dirección. Era Subaru. Que parecía haber pasado por un huracán por los pelos que traía. 

—Subaru, es de mala educación dar portazos al entrar a una sala. Además, deberías haber-

—Tsk. ¡Cállate! —Le medio gritó el albino, interrumpiendo la frase del pelinegro. —Deberíamos ir a la mansión de aquellos estúpidos y llevarnos lo que es nuestro. 

—¡Exacto! ¡Ore-sama niega compartir a Gigi con esos sangre sucia!

Reji suspiró exasperado. 

—Ya os lo he explicado. Aún no sabemos la localización de la mansión de los Mukamis. "Esa persona" la ha escondido bien para que no la encontremos con facilidad, pero lo haremos. —Hizo una pausa medio dramática. —Después de todo, somos los Sakamakis.

Por primera vez, los tres hermanos estuvieron de acuerdo, aunque claro, nunca lo dirían en voz alta. 

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Lily caminaba por los pasillos con rabia contenida. La gente que pasaba a su lado se apartaba de ella, jurando que podían ver humo salir de su cabeza con intensidad. 

—¿Dónde está? —Demandó, pegando un golpe en la mesa de Kou. 

Su tono era frío y algo perturbador. Un tono que nunca pensarías poder oír salir de Lily. 

—No sé de qué me estás hablando. —Le contestó Kou con una sonrisa amable bien disfrazada. 

—No te burles de mí. Hueles a Gina como si te hubieses echado su perfume esta mañana. —Ladró Lily mientras volvía a golpear la mesa. 

La sonrisa de Kou se volvió algo tensa, pero aquello sólo fue percibido por Derek, que veía todo a lo lejos. 

—Será por que ayer Kitty y yo estuvimos toda la noche juntos. —Le contestó con un tono juguetón. 

La sangre de Lily comenzó a hervir. Aquellas palabras se habían clavado dentro de ella. Aunque sabía que aquello era mentira, de tan sólo imaginarlo, le daba ganas de lanzar la mesa por la ventana y demandar un duelo en contra de Kou, como en la antigüedad, sólo que más violento.

—No lo vuelvo a repetir. ¿En-dónde-está-Gina? —Preguntó palabra por palabra con lentitud. 

Un aura amenazante se alzaba detrás de la loba. Los estudiantes se comenzaron a alejar de la zona. 

—¿Sabes lo que te pasaría por dañar el rostro de un Idol? —Le preguntó finalmente Kou, inclinándose hacia ella. 

Lily al principio, se quedó confundida, pero se le pasó con rapidez. 

—No me importa lo que pase. 

Kou sonrió de manera arrogante. 

—Deberías saberlo, por que si lo haces, quizás no podrás ayudar a tu amiga. —Diciendo aquello, se levantó de su asiento y se fue de la clase, justo cuando la campana sonaba. 

Lily observó a Kou parada en el mismo sitio. Sus uñas se volvieron garras, pero no hizo ningún movimiento. Aún tenía en la mente grabada aquella sonrisa satisfecha del vampiro al pasar por su lado. 

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Llegó el final del día y los Sakamakis estaban listos para volver a su mansión, pero los gritos de una conocida llamándoles les detuvo. 

—Ara, ara, Bitch-chan, ¿qué haces aquÍ? —Preguntó Laito algo intrigado. 

Lily observó al chico de manera feroz, para luego observar a Reji, que parecía el mayor de la familia. 

—Os voy a ayudar. 

—¿Perdone? 

—A encontrar a Gina. Ese estúpido bastardo se ha burlado de mí hoy en clase. No lo voy a tolerar. 

Los vampiros se quedaron algo sorprendidos ante la repentina ayuda de la loba. 

—Señorita Dubois-. —Comenzó a decir Reji, mientras se colocaba las gafas. 

—Gafotas, no lo voy a repetir. Os ayudaré, —Les señaló con el dedo. —pero sólo por Gina. Aunque tengo algunas condiciones. 

—¿Y por qué cree que necesitaríamos vuestra ayuda? 

—Porque los lobos tenemos mejor olfato, además... ese Mukami está en mi clase, será más fácil mantenerlo vigilado sin levantar sospechas. 

Reji pareció pensárselo y para sorpresa de sus hermanos, el vampiro aceptó la ayuda. 

—Entra. Vamos a ver las condiciones que nos das por tu ayuda. 

Lily sonrió satisfecha, mientras se colocaba al lado de Subaru. Pronto encontrarán a Giselle. De aquello estaba segura. 

Al llegar a la mansión, la primera en bajarse fue Lily. La puerta de la limusina abierta, había provocado que una ráfaga de viento entrase dentro de la limusina, limpiando el aire pesado que había dentro. 

Se acomodaron en el salón y uno de los sirvientes le sirvió una taza de té a Lily. La chica hizo una mueca y dejó la taza en la mesilla, sin querer probarla. Ante aquella acción, Reji no pudo evitar pensar la falta de modales de la loba. 

—Ahora. Hablemos en serio. —Comenzó a hablar Lily con una voz que no permitía ninguna interrupción. 

Aquello iba a ser una larga charla. 









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Lily Dubois en multimedia.



EDITADO

Craving for Blood - Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora