Craving for Blood - Diabolik Lovers

30

Miraculous Giselle

Observó el espejo sin ningún tipo de sentimiento. A su lado, había una sirvienta colocándole la falda del vestido.
Ya habían pasado dos días desde que le cortaron el pelo y dijeron que se iba a casar, pero nunca pensó que Carla iba en serio.

Suspiró, observando las flores blancas que adornaban su cabello corto. Este estaba lo más peinado posible, pero seguía viéndose espantoso.

—Nunca me había imaginado que mi boda sería de esta manera. —Pensó Giselle, aunque luego recapacitó. Nunca había pensado en casarse, si decía la verdad.

—Ya estás lista, señorita Greta. —Habló la criada, interrumpiendo los pensamientos de la chica, mientras se alejaba de ella.

Giselle se observó en el espejo. Escote ajustado de corazón con tirantes adornados de volantes y un ramo de flores extremadamente grande.

—¿Lista? —Preguntó Shin, con un brazo extendido para escoltarla.

Giselle se acercó al vampiro, sin levantar la mirada del suelo. El vampiro levanto su barbilla e hizo que observase sus ojos.

—Alegra esa cara. No te casarás con nadie mejor que Nii-san.

Giselle se apartó del agarre del vampiro, provocando que los dos lobos que estaban a su lado gruñesen. La chica tragó saliva e hizo la sonrisa más grande que podía, pero se podía notar a kilómetro que era falsa.

—Vamos. No debemos perder el tiempo.

Giselle entrelazó su brazo con el de Shin, asintiendo con la cabeza.

Era hora de una boda no deseada.

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En la casa de los Sakamakis, los vampiros estaban cada uno en un lugar diferente, cada uno con sus propios pensamientos.

—¿Entonces? ¿Qué hacemos? —Preguntó Kou al aire.

Ruki y Reji levantaron la mirada y observaron al vampiro.

—Debemos/Tenemos. —Hablaron los dos vampiros a la vez.

Se miraron entre ellos, retándose con la mirada. Reji soltó un suspiro y se colocó las gafas.

—Como iba diciendo, debemos de primero encontrar en dónde tienen a Giselle-.

—Para eso, necesitaremos mucha gente. —Continuó Ruki, interrumpiendo al de gafas.

Reji le fulminó con la mirada y se volvió a colocar las gafas.

—Exacto. Cuantos más vampiros, mejor.

—¡Reji! ¡No me digas que debemos colaborar con esos sucios! —Exclamó Ayato enfadado, incorporándose del escalón en el que estaba sentado.

—Tsk.—Chasqueó la lengua Subaru, mientras se rascaba parte de la mejilla en la que tenía un pequeño corte.

—Ara, ara, Ayato. Yo tampoco estoy muy emocionado de colaborar con ellos, pero, es por el bien de Gigi-chan.

El nombrado se cruzó de brazos, mientras que Laito se posicionaba a su lado. Este tenía la ropa desgarrada al igual que la mayoría de los que estaban en la sala, algunos con más heridas que otros.

—¿Entonces? —Habló de repente Subaru, quién se había mantenido calmado, sin romper ninguna pared durante todo aquel momento. —¿Cuando empezamos?

—Ahora mismo. —Hablaron a la vez Ruki y Reji.

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