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Exams

Giselle observó revolotear a su nueva mascota, Bruno. Una cacatúa galah a la que le encantaba el hip-hop y su dueña. 

—No me puedo creer te gusta esa cosa. —Habló la voz de Ayato detrás de la chica. 

Giselle sonrió al chico, mientras que Bruno se posaba en su hombro.

—Bueno, deja al pajarraco en su jaula, que nos tenemos que ir. 

Giselle asintió con la cabeza, calzándose el último zapato y volviendo a poner a Bruno en su jaula.

Luego, observó por unos instantes la ventana. Ya había pasado dos meses con ellos. Que rápido pasaba el tiempo. 

El ambiente de la limusina había cambiado. En vez de ser tosco, ahora se había vuelto más relajado, incluso si aún el trayecto era silencioso. 

—Hoy tendrás los exámenes que te saltaste cuando estabas enferma, ¿verdad, Giselle?

La nombrada asintió con la cabeza. Estaba nerviosa. Aunque estaba segura de que lo iba a conseguir. Tan sólo había revisado dos veces las lecciones, muchas cosas ya se le habían quedado en la cabeza. 

—Espero que tus resultados no sean bajos. Vives con los Sakamaki, debes mantener la cabeza alta y el prestigio de la familia. 

Giselle volvió a asentir con la cabeza, observando de reojo a Shu por si le habían afectado aquellas palabras. Al no ver ninguna señal de incomodidad, se colocó en su asiento. No debía estar nerviosa. 

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El profesor dejó el examen de Giselle en su mesa. 

—Tienes tres horas para hacerlo, Giselle. En este examen también probaremos tu nivel, no lo olvides. —Y después de decir aquello, se giró y se sentó en su mesa. 

Giselle leyó el examen y sus ojos se abrieron en grande. ¡Era facilísimo! 
Comenzó a escribir con soltura, bajo la mirada del profesor, que hacía como si leía un libro. 

Cuanto terminó, aún faltaba una hora, pero Giselle ya había completado las doscientas páginas del examen. 

—Gracias, señorita Giselle. Espero ver buenos resultados. 

Giselle observó al hombre enfrente de ella. Cabello blanco, largo hasta la cintura y unos ojos rojos como la sangre. Hizo una leve reverencia. Aquella persona le era bastante familiar. 

Cuando salió por la puerta, el profesor sonrió, sabiendo que todo estaría bien. 

—Creo que es hora de que la pequeña cacatúa abra sus alas. —Diciendo eso, desapareció de allí, dejando caer los papeles del examen al suelo. Estos, nada más tocar la superficie, se desintegraron, como si nunca hubieran existido. 

Giselle suspiró aliviada, ya algo más alejada de la sala de profesores, en dónde había hecho el examen. 

—Nff, ¿cómo te fue, Gigi-chan? —Preguntó la voz de Laito detrás de ella. 

Giselle se giró y sonrió al chico con los pulgares alzados. 

—Me alegra, Reji no te castigará si sacas buenas notas. 

Giselle seguía sonriendo, aunque por dentro, estaba aliviada. Los castigos de Reji eran bastante severos. 

—¡Vamos a celebrarlo, Gigi-chan! —De repente tiró de ella Laito. 

La chica intentó negarse, pero el vampiro, obviamente, era más fuerte que ella.

 —¿A dónde creéis que vais sin Ore-sama? —Les detuvo Ayato con los brazos cruzados. 

Craving for Blood - Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora