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Pretty nails

Giselle apenas se había despertado, en cuanto Ruki abrió la puerta de su cuarto, con una bola de ropa entre sus brazos. 

—Vístete. Tendremos que ir de compras para que tengas todo lo necesario. Date prisa. —Después de decir aquello, lanzó la ropa al sofá azul oscuro y salió del cuarto. 

Giselle se acercó a la ropa y la alzó para ver como era. Una blusa blanca de botones, mangas puff y un lazo azul; todo aquello conjuntado con una falda grisácea con un estampado de rombos que llegaba hasta los tobillos. De zapatos eran unos mocasines marrón oscuro y de accesorio, una pamela blanca decorada con una cinta azul. 

—No está mal. —Pensó Giselle, mientras comenzaba a vestirse. 

Te queda bien la ropa. —Alagó la voz dentro de ella cuando finalizó de vestirse.

—Gracias. 

Giselle se colocó la pamela y la cintura de la falda, para luego abrir la puerta y salir del cuarto. 

Recorrió los pasillos con lentitud, sin saber muy bien a dónde debía ir. No lo habían dado ninguna indicación de cómo ir a la entrada ni nada parecido.

—Pensé que había dejado claro que no debías salir del cuarto sin compañía. —Habló la voz de Ruki detrás de ella. 

Giselle se giró y sonrió de manera incómoda. ¿Y ahora qué hacía? 

—Parece que en verdad quieres que te castigue, ¿eh? 

Sin que Giselle pudiese actuar, Ruki tiró de su muñeca, provocando la caída de la pamela y apartó el pelo de la chica del lado izquierdo de su cuello. 

Mordió sin reparo y succionó la sangre de la chica con fuerza. Para mayor alcance, Ruki hizo que Giselle retrocediese hasta la pared. La chica apretó la camiseta gris del vampiro con fuerza. No le dolía, pero la posición era incómoda. Sus piernas habían sido separadas por una de las rodillas del vampiro y el chico había soltado su pelo para sujetar sus dos muñecas a cada lado de su cabeza. Estaban demasiado pegados. Si estuvieran en otro lugar, hubiera dado la impresión de que estaba en un momento íntimo.

Después de unos segundos, el chico se separó. Relamiéndose los labios, soltó las muñecas de Giselle, pero no se alejó ni un milímetro. 

—La próxima vez, no podrás caminar. —Amenazó con su mirada fija en la de Giselle. 

Giselle sintió un escalofrío por la espalda y asintió con la cabeza con cuidado. 

—Vamos. —Soltó Ruki a Giselle completamente y comenzó a caminar. 

La chica, con algo de torpeza, se enderezó. Recogió su pamela del suelo y siguió a Ruki con el corazón latiendo como loco.

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Al volver del centro comercial, Giselle volvió a ser guiada a su cuarto. Justo cuando la chica pensó que se iba a quedar encerrada otra vez, Ruki le tendió un neceser blanco con un estampado de ositos. 

—Ten, un regalo.

—¿Un regalo? —Quiso preguntar Giselle. Al no poder hacerlo, simplemente ladeó la cabeza ligeramente. 

—He visto que tienes las uñas bastante mal cuidadas. Ya que te has portado bien, te las puedo hacer, si quieres. 

Giselle abrió ligeramente la boca, sorprendida. No se esperaba aquella "recompensa", sobre todo de parte de Ruki. 

—¿Quieres o no, ganado? 

Giselle asintió con rapidez ante el tono impaciente del chico. Este no parecía estar avergonzado, pero por dentro sabía que si la chica le negaba aquel favor, no se le iba a pasar la vergüenza por mucho tiempo.

Craving for Blood - Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora