SAN VALENTÍN P.2

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Durante casi una semana el tema de la carta quedó en el olvido. Entre que Nico seguía autoconvenciéndose de que era una mala idea, Will había decidió dar el tema por zanjado en su mente, prometiéndose que su mejor amigo no volvería a ser la causa de su sufrimiento.

    Pero desgraciadamente, una semana era lo que Nico necesitaba para cambiar de idea.

    -No creo que la carta sea la mejor manera de confesarle mis sentimientos a Percy.

    Will por poco se atraganta con la bebida que estaba tomando. Tragó fuerte, y como si fuese alcohol, la bebida bajó quemándole la garganta.

    -¿Y eso?

    -He estado pensando que dar una carta es de cobardes.

    -¿Es de cobardes confesarle tus sentimientos a alguien? No conozco a mucha gente que lo haya hecho.

    -Me refiero a que cuando le cuente todo quiero tenerle delante. Mirarle a los ojos para que sepa que no miento y que no estoy gastándole ningún tipo de broma.

    -Percy ya debería saber que tú no gastas bromas.

    -Además - continuó Nico haciendo caso omiso del comentario de Will -, quiero asegurarme de que Percy se lo toma bien. Quiero ver su reacción y aclarar cualquier tipo de duda que pueda tener.

    Will asintió y volvió a fijar la mirada en su bebida. Como era de esperar, Nico no tardó en interrumpirle.

    -¿Crees que es una buena idea?

    -Lo mismo me preguntaste la última vez y mira cuánto caso me haces.

    Durante un instante ambos permanecieron en silencio, Will demasiado interesado en su zumo y Nico frunciendo el ceño mientras miraba al techo como si este le estuviese insultando.

    -Está decidido - Will volvió a mirarle -. Se lo diré a la cara. Me tragaré mis miedos y enfrentaré la verdad. Necesito aclarar esto, y la única manera es contarsélo todo, para después olvidarlo.

    Lo haces sonar tan fácil, pensó Will. No sé si mi corazón podrá olvidarlo.

    -¿Y cuándo piensas hacerlo? – preguntó Will.

    Nico le miró un instante e hizo un gesto con la mano, restándole importancia a lo que fuera que fuese a decir.

    -No hay prisa – frunció el ceño, y Will le rezó a todos los Santos –. Tengo una idea.

    Will se pasó la mano por el pelo, exasperado. ¿Por qué seguían hablando de esto? ¿Si se pusiese a llorar, o se hacía el desmayado, Nico dejaría el tema?

    -Debería practicar lo que voy a decir. Si para escribir una simple carta hice mil y un intentos, imagínate lo que pasaría si se lo contase todo de golpe a la cara.

    -Practica con un peluche.

    -No – Will alzó una ceja –. ¿Podría practicar contigo? Tú eres mi mejor amigo, y tienes cara de romántico. Seguro que podrías ayudarme.

    -Lo importante no es ser romántico, sino ser sincero.

    -Que aburrido eres. ¿Puedo contar contigo, o no?

TRES DORITOS DESPUÉS...

    -¿Alguna idea de cómo empezar?

    Nico se paseaba de un lado a otro, aplastando la hierba seca bajo sus pies. Will lo miraba fijamente, sentado a la sombra de un árbol, con cuaderno en mano, apuntando lo que diría.

    -¿Y si sigues el guión de tu carta? – sugirió Will – Era preciosa.

    -Querido, Percy – recitó Nico –. No, no, no. Esto hay que tomárselo en serio – Inhaló, exhaló, inhaló y volvió a exhalar. Borró su sonrisa y se puso serio.

    Will esperó pacientemente a que Nico se relajara. Vio como este cerraba los ojos y suspiraba varias veces. Pero lo que no se esperaba era ver como Nico se acercaba hacia él, mirándole directamente a los ojos, para luego sentarse a escasos centímetros de distancia, con sus rodillas rozando. Will se echó para atrás inconscientemente, nervioso ante la presencia de su amigo.

    Nico le tomó las manos, respiró fuertemente y se le declaró.

    -Necesito contarte algo – esperó unos segundos, y continuó –. Llevo mucho tiempo ocultando lo que siento, pero creo que ya iba siendo hora de que te lo contase todo.

    Will obligó a su corazón a tranquilizarse, repitiéndose lo mismo una y otra vez. No te lo está diciendo a ti, él no te quiere. No de esa forma. Sin embargo, con sus manos entrelazadas, sus ojos conectados por una magia invisible, y sus aceleradas respiraciones chocando, era difícil mantener la calma.

    -Hace mucho tiempo que llevo sintiendo algo por ti. Algo más fuerte que una simple amistad, algo que cruza todos los límites y que siempre pensé que no existía. Algo que veía imposible, algo de lo que la vida me había privado. Pero con solo ver tu sonrisa, con solo ver tus ojos brillar o con solo escuchar tu melódica risa, me doy cuenta de que la vida me ha dado una segunda oportunidad, y me ha concedido el poder de amar de una manera honesta y sincera, como pocos hacen.

    Yo lo hago y no te das cuenta. Tal vez la vida algún día se compadezca de mí y me devuelva este amor. O tal vez, simplemente, yo no merezca ser amado.

    -No pretendo que me correspondas, pero era vital para mí decírtelo. Con tan solo verte feliz con tu novia, yo lo soy también. Espero que me creas y que me sigas considerando tu amigo, porque para mí nuestra amistad siempre ha sido algo muy importante. También te pido por favor que esto permanezca entre nosotros y que cuando esté preparado, tú estarás ahí junto a mí, apoyándome como siempre has hecho, sin importar mis gustos y sentimientos.

    Nico volvió a esperar, y luego le dedicó una leve sonrisa. Will no despegó su mirada de la de su amigo, y respiró profundamente para calmar sus nervios. A pesar de que lo había evitado, finalmente se había dejado llevar por su imaginación a un universo paralelo en el que ese mismo discurso que le hacía derretirse por la ternura y la sinceridad, era dirigido a él.

    -¿Y bien?

    -¿Es qué no te has oído a ti mismo? Estas palabras son hermosas. Estoy seguro que harían enamorarse incluso a un hetero. Además, estoy seguro de que Percy lo entenderá y te apoyará.

    Nico asintió lentamente, y luego se apartó. Will quiso evitarlo, quiso evitar que sus dedos dejasen de tocarse, que sus miradas se distanciasen... pero no hizo nada, y dejó que él se fuese.

    No sabía a dónde iba su amigo, pero no iba a seguirlo. No esta vez. Necesitaba desahogarse, reflexionar sobre sus sentimientos y plantearse la idea de hacer lo mismo que Nico. Puede que si él también le confesase lo que sentía, todo sería más fácil. Desde luego Nico no iba a dejar de ser su amigo. Pero sabía que en el fondo nada sería igual. Apoyó la cabeza contra el árbol. ¿Por qué de todos los chicos que había, había acabado enamorado de su mejor amigo? ¿Es que la vida se divertía viéndole sufrir? Cerró los ojos y se sumergió en un sueño ligero, en el que soñaba con una vida imaginaria, donde Nico era algo más que su amigo.

Wenas, queridos míos. Ya volví, y me he propuesto quedarme. No tengo excusas para mí ausencia, pero a mi memoria le dio por hacerme olvidar que tenía una historia que continuar. Intentaré escribir algunos borradores para ir publicándolos de vez en cuando. 

Bai bai.

🖤✨

ONE-SHOTS SOLANGELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora