CELOS P.1

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    -Nico, ¿verdad o reto?

    -Reto.

    -Te reto a besar a Percy.

    Mientras tanto...

    Will iba sonriente en busca de Di Angelo, con un pequeño paquete en las manos. Llevaba meses buscando el regalo perfecto para Nico por su cumpleaños, y finalmente que lo tenía, no iba a esperar más para dárselo.

    Se movía por el bosque con agilidad, sabiendo que el menor no debía andar muy lejos. En eso no se equivocaba. Escuchó voces unos metros más allá, entre ellas la de su novio. Aceleró el paso para llegar cuanto antes, pues se moría de ganas por ver a Nico.

    Pero lo que vio le quitó toda la alegría del mundo.

    Di Angelo cogió del cuello de la camisa de Percy y lo atrajo hacia sí. Ante la horrorizada y dolida mirada de Will, el menor posó sus labios en los de Jackson con fuerza.

    Rodeándoles, estaban todos sus amigos. Jason, Piper, Leo, Hazel, Frank, Calypso... Se dio cuenta de que Annabeth no estaba. Y entonces, reaccionó. Su mente salió del shock inicial, y el regalo se escapó de entre sus manos, cayendo al suelo con estrépito. Los pedazos de cristal salieron volando en diferentes direcciones, atrayendo la mirada de todos los chicos. Nico se separó de Percy sin quitar la mirada de Will, pero ya era demasiado tarde.

    El rubio notaba como las lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos, y sabía que no sería capaz de aguantarlas durante mucho más. Y no estaba dispuesto a darle el placer de verlas a Nico.

    Entre los gritos de sus amigos, salió corriendo.

    Llegó a su cabaña y se encerró en ella. Se sentó contra la puerta, apoyando todo su peso contra esta para que nadie consiguiese entrar. Por suerte, todos sus hermanos estaban fuera, ya fuese en la enfermería o en el tiro con arco.

    Se encogió en el suelo y enterró su rostro entre las rodillas. Escuchó como golpeaban la puerta e intentaban abrirla, pero él no estaba dispuesto a dejarles pasar. Se incorporó, solo que esta vez sin lágrimas en los ojos, sino con la furia recorriendo sus venas. Alcanzó cómo pudo una de las literas y la empujó hacia él. La apoyó contra la puerta, sabiendo que así serían incapaces de pasar y se derrumbó contra su cama. Ocultó la cara en la almohada y lloró.

   A la hora de la cena

   Will sabía que tenía que ir a cenar. No tenía hambre, más bien quería vomitar sus últimas tres comidas, pero seguía sin querer hablar con nadie. Se limpió la cara con agua, intentando que el rojo de sus ojos por tanto llorar no se notase.

    Cuando llegó al comedor, lo primero que vio fue a Nico. Estaba sentado junto a los mismos que habían visto su beso con Percy. Observó cómo se levantaba, y le dolió en el alma ver lágrimas en esos ojos oscuros que él tanto amaba. Sin embargo, no pudo evitar pensar que se lo merecía. Él mismo había derramado muchas más, y todo por su culpa.

    Calypso le sujetó de la muñeca obligándole a sentarse de nuevo. Tal vez le diese las gracias a la chica otro día.

    -Dale espacio - susurró la ex-diosa.

    Se sentó junto a sus hermanos y centró su vista en el plato.

    Podía notar la mirada de Nico sobre él, y le dolía no poder mirarle de vuelta con una sonrisa en la cara.

    Y de repente, vio a Annie. La chica iba tan feliz como siempre, con su rubio cabello recogido en una coleta. Contempló como Percy rodeaba su cintura con un brazo y le dejaba un beso en la mejilla. Apretó el tenedor que sujetaba, con fuerza, controlando las ganas de darle un puñetazo al chico-pez. ¿Cómo podía ser tan falso?

ONE-SHOTS SOLANGELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora